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La nueva vida de Pomatta: “Me vengo al despacho porque en casa me echan”
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LAMENTA LA ACTUAL GESTIÓN DE MUTUA MADRILEÑA

La nueva vida de Pomatta: “Me vengo al despacho porque en casa me echan”

Hay heridas que no cura el tiempo. Han pasado los años y José María Ramírez Pomatta sigue defendiendo a capa y espada su gestión al frente de Mutua

Foto: La nueva vida de Pomatta: “Me vengo al despacho porque en casa me echan”
La nueva vida de Pomatta: “Me vengo al despacho porque en casa me echan”

Hay heridas que no cura el tiempo. Han pasado los años y José María Ramírez Pomatta sigue defendiendo a capa y espada su gestión al frente de Mutua Madrileña hasta 2008. Está “muy satisfecho” de lo que consiguió y le da “rabia la actual dirección”. Siente que se ha truncado su "gran proyecto". Hombre de negocios, tan atrevido como excéntrico, ha dejado atrás esa etapa y ahora se dedica a su despacho de abogados, donde hace lo que le gusta, y a su familia. Y confía en que, al final, conseguirá que le den la pensión de 21 millones que reclama a la aseguradora.

Mientras el recurso por su pensión millonaria sigue su curso, el abogado, que en un mes cumplirá los 70 años, se mantiene en activo. Va todos los días a su despacho, ubicado en un edificio clásico del barrio Salamanca, en Madrid. Pasa allí siete u ocho horas y se le puede ver con frecuencia en la pastelería Mallorca. “Está a gusto, hace lo que le apetece y se divierte”, señala un conocido.

En casa, cuenta Ramírez Pomatta, “en cuanto te ven sentado leyendo un libro, te mandan que te quites para poder limpiar”. Y añade: “Del despacho todavía no se han atrevido a echarme”. Eso sí, afirma: “No voy a eternizarme en mi sillón, hay que dejar paso a los que vienen detrás”. Licenciado en Derecho en la Universidad San Pablo CEU, su carrera como abogado comenzó en 1964 y un par de décadas después montó su propio despacho. Casado y padre de cuatro hijos, entró en la aseguradora como consejero en 1995. 

El hombre que llevó a cabo un cambio radical en la política de inversiones de la Mutua –entrando en empresas como Sacyr y Repsol– lleva ahora “una vida muy hogareña y casi hasta aburrida”, según sus conocidos. En el despacho aporta su experiencia y coge solo los casos que le interesan. “Ejerce, pero no litiga, y no tiene la presión de cuando era más joven, ahora el despacho lo lleva su hijo”, comenta una de las fuentes consultadas. Atrás quedan excentricidades como hacer subir un sofá que no cabía en el ascensor hasta un despacho en lo alto de un rascacielos.

“Tiene una mala salud de hierro. Y tras el trasplante de hígado debe tomarse, como es normal, un cóctel de pastillas. Pero está bien y hace una vida muy familiar”, dicen sus conocidos. Ramírez Pomatta coincide: “Ahora disfruto mucho más de mis nietos”. “Estoy muy contento y estoy bien. Tuve problemas de salud muy serios, pero me he recuperado”, añade.  

Ramírez Pomatta consiguió en febrero que la justicia le diera parte de razón en su reclamación contra Mutua Madrileña, empresa que presidió entre 2002 y 2008. El abogado pedía una pensión de 21,2 millones y la Audiencia Provincial de Madrid falló en febrero que le corresponden 14 millones brutos, más los intereses generados durante el proceso judicial. 

El conflicto se remonta a 2008, cuando estando de baja por enfermedad hepática el consejo decidió su destitución y, además, cambió el sistema de pensiones para los máximos responsables de la aseguradora, que se había aprobado en 2005 y 2007. Ramírez Pomatta cree que conseguirá “ganar el recurso que ha presentado” y critica cómo actuó el consejo con él.

Cuando se le pregunta, se manifiesta “muy satisfecho con su labor” y destaca que durante su presidencia la compañía pasó de ser una empresa más del sector a convertirse en una referencia. Mutua ganó 3.200 millones en cinco años, cinco o seis veces el total que había ganado la aseguradora en los 75 años anteriores.

Le da “rabia” el rumbo actual de la compañía. En estos cinco años “Mutua en realidad ha perdido dinero, es una compañía diferente a la que yo dejé”, asegura. Desde 2008 “lo único que ha hecho la empresa es comprar Adeslas y lo ha hecho con el dinero que yo gané”, dice. “Ahora Mutua ya no hace nada”.

Le da pena, porque “había un proyecto bonito de cosas que hacer y se ha truncado”. Tras la salida de Ramírez Pomatta y bajo la presidencia de Ignacio Garralda, Mutua ha llevado a cabo un cambio radical de estrategia. De hecho, lo primero que hizo Garralda fue parar el macroproyecto de ciudad sanitaria en Boadilla del Monte que tanto ilusionaba a Pomatta.

Hay heridas que no cura el tiempo. Han pasado los años y José María Ramírez Pomatta sigue defendiendo a capa y espada su gestión al frente de Mutua Madrileña hasta 2008. Está “muy satisfecho” de lo que consiguió y le da “rabia la actual dirección”. Siente que se ha truncado su "gran proyecto". Hombre de negocios, tan atrevido como excéntrico, ha dejado atrás esa etapa y ahora se dedica a su despacho de abogados, donde hace lo que le gusta, y a su familia. Y confía en que, al final, conseguirá que le den la pensión de 21 millones que reclama a la aseguradora.