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Sin margen para la decepción: Draghi debe ser 'Super Mario' en Eslovaquia
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REUNIÓN DEL BANCO CENTRAL EUROPEO

Sin margen para la decepción: Draghi debe ser 'Super Mario' en Eslovaquia

Llegó el día. Ya es 2 de mayo, la fecha más esperada por los inversores europeos en las dos últimas semanas. Esta jornada estaba marcada en

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Sin margen para la decepción: Draghi debe ser 'Super Mario' en Eslovaquia

Llegó el día. Ya es 2 de mayo, la fecha más esperada por los inversores europeos en las dos últimas semanas. Esta jornada estaba marcada en la agenda de forma destacada por un motivo concreto: la reunión del Banco Central Europeo (BCE). O lo que es lo mismo, la cita que ha alimentado las compras en las bolsas y la deuda pública de la zona euro durante la recta final de abril ante la expectativa de que la entidad presidida por Mario Draghi despliegue una mayor munición monetaria contra la crisis

Para reforzar el tono especial de la reunión, esta no tendrá lugar en Fráncfort, donde la institución tiene su cuartel general, sino en Bratislava (Eslovaquia). Por norma, el BCE se desplaza dos veces al año fuera de Alemania para acercarse más al resto de los integrantes del euro. Este hecho, reunirse fuera de suelo germano, puede dotar de mayor simbolismo a las actuaciones de la entidad, porque se espera que Draghi haga honor a su apelativo y sea Super Mario

Las expectativas, desde luego, son máximas. Y caminan en dos direcciones. Por un lado, por cauces convencionales; esto es, los tipos de interés. El mercado descuenta una rebaja de un cuarto de punto en el precio del dinero, hasta el 0,5%. Lo situaría más barato de lo que nunca ha estado desde el nacimiento del euro. Al menos, es la decisión que contemplan 44 de los 70 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg. 

Financiación para las pymes

Pero en esta ocasión no bastaría con reducir los intereses. De algún modo, sería lo mínimo que se le pide a Draghi, sobre todo en un contexto en el que los problemas que aún atraviesan los bancos obstaculiza que unos tipos bajos se traduzcan en más crédito hacia la economía real. Para responder a las expectativas, para ser Super, el presidente del BCE debe sacarse algo más de su chistera monetaria. Y es ahí, en los cauces menos convencionales, donde se centrará también la atención. 

En particular, lo que se espera es que la institución active un programa que canalice financiación a las pequeñas y medianas empresas (pymes). En la cita de abril, Draghi admitió que el BCE estaba estudiando esta alternativa. Ahora, el mercado espera que la concrete. Para ello, podría recurrir a varias posibilidades. La primera, suavizar los criterios que el Banco Central Europeo exige a la hora de financiar a los bancos. Si el BCE permite que las entidades financieras puedan usar como garantía los préstamos a las pymes -o, al menos, obtener más financiación con esos préstamos como depósito- estaría incentivando que los bancos dieran más créditos a estas empresas. 

La segunda, poner en marcha un programa de compras de deuda respaldada por los préstamos a las pymes. O lo que es lo mismo, una iniciativa similar a la que ya ha recurrido en dos ocasiones durante la crisis con las cédulas hipotecarias. Y los expertos aún manejan dos opciones más: activar un programa mediante el que premiara -en forma de una financiación ventajosa del BCE- a los bancos que dieran préstamos a las pymes y abrir líneas de crédito al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que sea este organismo el que financie directamente a las pequeñas y medianas empresas. 

En caso de activar alguna de estas medidas, Draghi no sólo estaría enviando un estímulo para un segmento, el de las pymes, que resulta crucial para la reactivación económica, sino que también estaría plantando cara a un viejo enemigo del que él mismo ha hablado mucho en los últimos meses: la fragmentación financiera. Los mayores costes que deben afrontar las empresas periféricas con respecto a las del núcleo de la región son una traba más que dificulta la recuperación de países como España o Italia. "El BCE puede desempeñar un papel clave para estimular la actividad nacional con medidas diseñadas para volver a a hacer fluir el crédito donde es más necesario", reclama Marie Diron, de Ernst & Young Eurozone Forecast. 

El precio de la decepción

El riesgo reside en que el BCE se limite a reducir los tipos. "Draghi debe hacerse cargo del Consejo de Gobierno e impulsar nuevos estímulos para la economía. Pero dudamos de que el BCE esté preparado para ofrecer mucho más que una rebaja de los intereses en esta reunión", advierte Azad Zangana, economista europeo de Schroders. 

En ese caso, la decepción de los inversores podría ser mayúscula. ¿En qué se traduciría? En una vuelta atrás, con ventas, sobre todo, en la renta variable y la deuda pública periférica. "Se espera algo más que una rebaja de los tipos y es ahí donde vemos el problema, ya que en los últimos años hemos entrado en una dinámica muy peligrosa en la que siempre se espera algo más de los bancos centrales", avisa igualmente Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio. Y añade de forma aún más explícita: "Tenemos a unos mercados adictos a la liquidez de los bancos centrales y nunca parece el momento adecuado para ir retirando las dosis. Es lo que tiene crear dependencia: nunca es suficiente".

Llegó el día. Ya es 2 de mayo, la fecha más esperada por los inversores europeos en las dos últimas semanas. Esta jornada estaba marcada en la agenda de forma destacada por un motivo concreto: la reunión del Banco Central Europeo (BCE). O lo que es lo mismo, la cita que ha alimentado las compras en las bolsas y la deuda pública de la zona euro durante la recta final de abril ante la expectativa de que la entidad presidida por Mario Draghi despliegue una mayor munición monetaria contra la crisis