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Portugal demanda que el BCE compre deuda lusa, mientras Weidmann insiste en vetar la OMT
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DIVERGENCIAS MONETARIAS EN LA ZONA EURO

Portugal demanda que el BCE compre deuda lusa, mientras Weidmann insiste en vetar la OMT

El proceloso mundo de la zona euro ha quedado retratado a la perfección en los dos últimos días. El mundo ha podido ver cómo dos de

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Portugal demanda que el BCE compre deuda lusa, mientras Weidmann insiste en vetar la OMT

El proceloso mundo de la zona euro ha quedado retratado a la perfección en los dos últimos días. El mundo ha podido ver cómo dos de los miembros del Banco Central Europeo (BCE), ambos alemanes para más señas, han defendido posturas contrarias ante el Tribunal Constiticional germano con respecto al programa de compras de deuda (OMT) lanzado por la entidad monetaria en septiembre de 2012 para sellar las grietas del euro. Ese mismo mundo también ha presenciado que Angela Merkel y Wolfgang Schäuble han abierto una brecha histórica con el Bundesbank desautorizar a su presidente, Jens Weidmann, y reforzar la posición del presidente del BCE, Mario Draghi. Pero aún hay más: Portugal añadió ayer más picante a la situación.

En concreto, lo hizo su presidente, Anibal Cavaco Silva, quien demandó que el BCE ponga en marcha ya mismo la OMT para comprar deuda portuguesa. "Creo que Portugal reúne las condiciones para que el BCE compre deuda lusa en el mercado secundario como dijo en su momento que iba a hacer", reclamó. Se postuló, asi, para ser el primer europaís en activar la OMT. Y lo hizo coincidiendo con la segunda jornada de deliberaciones en Karlsruhe a propósito de si este programa de compras de deuda se ajusta a las leyes alemanas. Como en la primera sesión, Weidmann puso en duda que la OMT esté "dentro del mandato del BCE". Es decir, atacó la principal línea de defensa esgrimida en su momento por Draghi y respaldado por Schäuble anteayer. Por tanto, mientras el presidente del Bundesbank reiteraba su posición contra la OMT ante el Constitucional germano, Cavaco Silva pedía su activación inmediata. Así es Europa.

Como Portugal ya es un país rescatado, para someterse al programa de compras no tiene que pedir otro programa de asistencia financiera; en el caso de los ya rescatados, el requisito pedido por el BCE consiste en que acrediten que han recuperado su acceso a los mercados financieros. Lo que defendió ayer Cavaco Silva es que Portugal cumple esa exigencia tras las dos colocaciones sindicadas que deuda a medio y largo plazo que ha realizado en 2013.

A su juicio, por tanto, ha llegado el momento de que la OMT sea estrenado tras su lanzamiento oficial en septiembre de 2012 y que esas compras abaraten los costes de financiación de la deuda pública portuguesa para, a partir de ahí, reducir los costes del sector privado luso. Actualmente, la rentabilidad de los bonos portugueses a 10 años se acerca de nuevo al 6,5% y su prima con respecto al bund germano se sitúa en los 485 puntos básicos.

A la espera del veredicto

Con aquella maniobra, el presidente del BCE concretó la promesa que había lanzado en julio de "hacer lo que sea necesario" para salvar el euro y, sobre todo, plantó un dique para contener las tensiones que estaba sufriendo la deuda pública periférica. Y lo ha conseguido por la capacidad intimidatoria que posee, puesto que ha reducido esas presiones sin necesidad de que la OMT haya sido empleada. Su principal fortaleza reside en el carácter "ilimitado" que podrían tener las compras de deuda del BCE.

Weidmann es contrario a la OMT porque entiende que se trata de una intromisión en una misión que no le corresponde: le saca de la política monetaria y le mete en la política fiscal, una competencia que es ajena al banco central. Eso mismo es lo que ha defendido ante el Tribunal Constitucional. Escuchados sus argumentos, y los de los defensores del programa, sus miembros deben emitir su fallo. La duda reside en cuándo lo hará. Existe la posibilidad de que lo retrase hasta la celebración de las elecciones alemanas en septiembre o de que, incluso, traslade el veredicto a los tribunales europeos.

El proceloso mundo de la zona euro ha quedado retratado a la perfección en los dos últimos días. El mundo ha podido ver cómo dos de los miembros del Banco Central Europeo (BCE), ambos alemanes para más señas, han defendido posturas contrarias ante el Tribunal Constiticional germano con respecto al programa de compras de deuda (OMT) lanzado por la entidad monetaria en septiembre de 2012 para sellar las grietas del euro. Ese mismo mundo también ha presenciado que Angela Merkel y Wolfgang Schäuble han abierto una brecha histórica con el Bundesbank desautorizar a su presidente, Jens Weidmann, y reforzar la posición del presidente del BCE, Mario Draghi. Pero aún hay más: Portugal añadió ayer más picante a la situación.