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122 días para que Europa se dé una oportunidad a sí misma... y a Grecia
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la prórroga del rescate abre una nueva etapa

122 días para que Europa se dé una oportunidad a sí misma... y a Grecia

Tiene dos opciones: seguir con la espiral autodestructiva vigente desde 2010 o mostrar una voluntad más constructiva. Entre marzo y junio, la Eurozona se jugará mucho más que el tercer rescate griego

Foto: El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (i), junto al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (i), junto al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis

Ya está. Salvo que Atenas cometa un acto de suicidio financiero y el lunes no presente un programa de reformas lo suficientemente convincente, Europa y Grecia ya tienen el acuerdo que les permitirá sentarse a negociar con más tranquilidad durante cuatro meses, los que irán de marzo a junio, que es el periodo que abarca la prórroga pactada.

En total, 122 días.Serán muchos o pocos en función de cómo los gestionen las partes implicadas. Porque, sí, el 1 de marzo se pondrá en marcha de nuevo la maquinaria negociadora con unaronda adicional de conversaciones en busca de un tercer programa de asistencia financiera para la economía helena. Aunque, en realidad, estará en juego mucho más. Lo que se calibrará será la altura de miras de una Eurozona desgastada tras cinco años de crisis continuada. La incógnita, por tanto, es pertinente: habrá que saber si se empecina en esa espiral autodestructiva o si, esta vez, muestra una voluntadmás constructiva yse da una oportunidad...y ya de paso se la ofrece a Grecia.

Y en las circunstancias actuales sería un derroche que no se diera esa oportunidad. ¿Qué hace diferente a la situación actual? La acumulación de elementos favorables que se han conjugado y que están ofreciendo a la Eurozona la ocasión de protagonizar una recuperación más potente y enfilar de una vez por todas la senda del crecimiento.

Demasiado bueno para desaprovecharlo

Porque, aunque sorprenda, se acumulanlos ingredientes que invitan a ello. Principalmente dos: la caídadel petróleo y la depreciación del euro. Desde junio, el barril Brent, de referencia en Europa, ha retrocedido casi un 50%, hasta los 60 dólares. Este descenso se traduce un factor de crecimiento fundamental para la Eurozona. Por un lado,reduce los costes de producción de las empresasy libera por tanto recursos para incrementar las inversiones o aligerar el peso de la deuda. Por otro, mete más dinero en el bolsillo de los hogares al abaratar el precio de los combustibles.

En cuanto al euro, de los casi 1,40 dólares a los que se estiró a comienzos de mayo, ahora se cambia a 1,14 dólares. Por el camino, una depreciación del 18,5% que le sienta muy bien a las exportaciones europeas. Sobre todo, porque esa debilidad también se extiende a divisas como la libra esterlina o el yuan chino.

El caso es que la influencia de ambas variables ya se está reflejando en las estadísticas. En 2014, la Eurozona alcanzó el mayor superávit comercial desde el nacimiento del euro. Entre octubre y diciembre registró un crecimiento intertrimestral del 0,3%, el mayor ritmo del año. Y ya en 2015, los índices de actividad del sector manufacturero y de servicios se han afianzado por encima de los 50 puntos -el índice compuesto ha repuntado en marzo hasta los 53,2 puntos, el nivel más alto en siete meses-y presagia una mayor expansión de la economía. Esta tesis se ve reforzada por una mejora en los índice de confianza.

La economía europea arrastra serios problemas, pero la caída del petróleo, la depreciación del euro y el QE le ofrecen una histórica invitación para reaccionar

Todo ello, a la espera de la lluvia de euros, más conocida como expansión cuantitativa (QE),que empezará a arrojar el Banco Central Europeo (BCE). Desde marzo, y en principio hasta septiembre de 2016, imprimirá 60.000 millones de euros al mes que dedicará a comprar deuda pública y privada con la ayuda de los bancos centrales nacionales de los países del euro.

Pese a que los rendimientos de la deuda pública ya están en mínimos históricos -en términos nominales- en la mayoría de los países de la Eurozona, esas compras servirán para reducirlos, aunque sea residualmente, y para mantenerlos en esos parámetros durante más tiempo. De ese modo, garatizarán costes de financiación ventajosos para los Estados, los bancos y las empresas.

En el panorama económico europeosiguen soplando en contra las altas tasas de paro -superior al 11% en la Eurozona, con España y Grecia como los peores de la lista con un desempleo superior al 20%-, el lento saneamiento del sector financiero, la elevada dependencia de la financiación bancariao la pesada carga de la deuda que soportan el sector público y el sector privado.

Pero esa concatenación de elementos -petróleo, euro y QE- cuenta con la envergadura suficiente como para dar el empujón que vuelva a poner en marcha el motor del crecimiento en la región. La mayor actividad económica reducirá el paro;la inversión empresarial y el consumo privado respaldarán el crecimiento;la baja inflación -sin que de momento sea deflación de la mala- aporta competitividad e impulso al consumo;el volumen de crédito continuará bajando -por el necesario proceso de desapalancamiento-, pero flujo de nuevo crédito crecerá; y los Estados y las empresas se están refinanciando a unos costes inferiores a los anteriores, con lo que abaratan la factura de la deuda.

Como ya calculaba a finales de 2014 Ignacio de la Torre, socio de Arcano, esos ingredientes y la contribución de una política fiscal menos contractiva permitirán queEuropa sea"la gran sorpresa económica de 2015"."Salvado el asunto de Grecia, 2015 debe ser el año de la consolidación del euro", pronostica José Ramón Iturriaga, gestor de Abante Asesores. Por el momento, la Comisión Europea ya maneja una previsiónde crecimiento para este año del 1,3%, que en el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI) se sitúa en el 1,2%. No son cifras extraordinarias, pero serían las más altas desde 2011, tras las contracciones de 2012 y 2013 y el débil crecimiento del 0,8% que los datos provisionales atribuyen para 2014.

Pero 2015 no solo ofrece un punto de inflexión al conjunto de la Eurozona. Un vistazo a las previsiones de Grecia revela que algo puede estar a punto de cambiar. Tanto la Comisión como el FMI pronostican un crecimiento comprendido entre el 2,5 y el 3% para el país heleno, el mayor desde 2007, y un descenso de unos dos puntos puntos porcentuales en el paro, que aun así permanecerá en torno al 25%. Es más, tras seis años en recesión, el crecimiento regresó en el segundo y tercer trimestre de 2014, para evaporarse en el cuarto, en parte por el parónque generó la contienda politica que derivó en las elecciones de enero de este año.

Ganar el partido

Lo ocurrido en el cuarto trimestre en la economía griega -algo que posiblemente se repetirá en el primero de 2015- ilustrala amenaza a la que se enfrenta la Eurozona. El peligro proviene de la incertidumbre y la parálisis que generan las tensiones y las negociaciones como las vistas en las últimas semanas. Un atisbo de esa amenaza ya se dejó ver este sábado por mediación del primer ministro griego, Alexis Tsipras, que mantuvo un sorprendente tono desafiante. "Hemos ganado una batalla, no la guerra. Lo difícil empieza ahora", aseguró en un tono que encaja más con la espiral autodestructiva que con una voluntad constructiva.

Y así síse corre el riesgo de dejar pasar las oportunidades existentes.No saber si el euro es irreversible o si un pais permanecerá en la UniónEconómica y Monetaria resta confianza a los agentes económicos y retrasa -o descarta- las decisiones de inversión. Tampoco ayuda no ofrecer un futuro tanto al conjunto de la Eurozona como a los países que la forman, porque genera la sensación de que estar dentro del euroes un castigo. Ni negar el papel fundamental que las reformas estructurales pueden desempeñar en el futuro de cada nación y de la región.Ni poner el euro en discusión cada dos, cuatro o seis meses con periódicas rondas de negociaciones que suenan siempre iguales que las anteriores. Ni seguir adelante con los procesos de integración bancaria, fiscal y política con los que sellar las costuras de la moneda única.

Con el acuerdo alcanzado el viernes, la Eurozona ha defendido con éxitola irrevocabilidad del euro. Ha evitado un colapso financiero casi inmediato en Grecia.Ha lanzado un claro mensaje a quienes pretender romper unilateralmente los compromisos ya suscritos. Ha ganado más tiempo para negociar.Y sobre todoha salvado una bola de partido. Otra más. Pero ya son demasiadas. En algún momento deberíapensarno ya en evitar la derrota, sino en lograrla victoria. Tiene 122 días para empezar a hacerlo.

Ya está. Salvo que Atenas cometa un acto de suicidio financiero y el lunes no presente un programa de reformas lo suficientemente convincente, Europa y Grecia ya tienen el acuerdo que les permitirá sentarse a negociar con más tranquilidad durante cuatro meses, los que irán de marzo a junio, que es el periodo que abarca la prórroga pactada.

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