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España acaba el invierno con las reservas de gas al doble que la UE y supera su media histórica
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ALUMNO AVENTAJADO DE BRUSELAS

España acaba el invierno con las reservas de gas al doble que la UE y supera su media histórica

Los almacenes subterráneos se encuentran al 58% de su capacidad, frente al 25% de los Veintisiete. Solo con ellos, se podría cubrir casi toda la demanda exigida por ley (20 días)

Foto: Terminal de Enagás en el puerto de Barcelona. (Reuters/Nacho Doce)
Terminal de Enagás en el puerto de Barcelona. (Reuters/Nacho Doce)
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España ha hecho los deberes incluso antes de que Bruselas los pusiese. Nuestro país terminará el invierno con las reservas de gas al doble de ocupación que la Unión Europea y por encima de su propia media histórica para esta época, cuando se suelen registrar los mínimos anuales. Mientras algunos vecinos continentales atraviesan una situación muy ajustada que dificultará el cumplimiento de los objetivos establecidos por la Comisión, las provisiones nacionales permiten afrontar los próximos meses con margen suficiente.

Los datos de GIE (Gas Infrastructure Europe), el organismo que reúne a los operadores de infraestructuras de los Veintisiete, sitúan España como el cuarto país del bloque donde las reservas subterráneas alcanzan un mayor nivel: un 58%, solo por detrás de Portugal (76,8%), Suecia (66,6%) y Polonia (62,3%). Es más del doble de la media europea, que apenas está a un cuarto de su capacidad, y seis veces más que países como Austria o Bélgica. De entre los grandes, Francia apenas pasa del 20%, Alemania del 25% e Italia del 30%.

Los datos acercan España al cumplimiento de los objetivos europeos y refuerzan la posición negociadora de Sánchez

Los datos no solo sitúan España más cerca que las principales potencias europeas de alcanzar las metas establecidas por la Comisión, es decir, a solo 22 puntos del 80% con el que el Ejecutivo europeo quiere afrontar el próximo invierno. También refuerzan la posición negociadora del presidente Pedro Sánchez, que este viernes se enfrenta a una prueba de fuego en Bruselas durante el Consejo Europeo para afrontar la crisis energética. Moncloa siempre ha defendido que el problema de España no es de suministro, frente a las prioridades de otros países, como Alemania, que quieren emprender un acopio acelerado para llenar las reservas ante el riesgo de que Rusia corte el abastecimiento. Esto podría disparar los precios del gas y, con ellos, los de la luz, que el mercado ibérico 'sufre' especialmente pese a tratarse de una 'isla energética' dentro del continente.

El Gobierno ha aprovechado las particularidades del modelo español para ir un paso por delante de sus socios. Mientras muchas naciones del centro y el este dependen del gas ruso, al sur de los Pirineos las importaciones del Kremlin no llegan al 10%. En cambio, España cuenta con un tercio de la capacidad de regasificación de Europa, lo que facilita un aprovisionamiento mucho más flexible. A diferencia del gas que llega a través de las infraestructuras fijas, normalmente ligado a contratos a largo plazo con una capacidad de ampliación limitada, los buques de gas natural licuado (GNL) se venden al mejor postor, por lo que permiten adaptarse a la situación del mercado rápidamente.

Foto: Gasoducto Nord Stream 1. (Reuters/Hannibal Hanschke)

Este invierno, Enagás, el operador del sistema español, habilitó 146 'slots' —puntos de descarga— en los puertos nacionales, frente a los 86 del pasado. De hecho, se hacen subastas extraordinarias cada mes desde septiembre. A partir de allí, el GNL es devuelto a su estado natural, y se puede almacenar en los tanques de las plantas regasificadoras o inyectar en el circuito sin necesidad de una gran planificación previa. Este suministro 'extra' ha permitido 'tirar' muy poco de las reservas de gas subterráneas, que son las que el operador europeo tiene en cuenta en los datos que ofrece. Así se explica la gran diferencia con otros países de nuestro entorno.

Fuentes del sector alaban la previsión del Ejecutivo y la atribuyen a dos factores: por un lado, la inestabilidad del mercado energético, que se empezó a notar en España con más gravedad que en el resto de Europa a finales del verano pasado, y, por el otro, la expectativa de cierre del gasoducto Magreb-Europa, que hacía presagiar un descenso de las llegadas procedentes de Argelia. Finalmente, ha sido así, y el país vecino ya 'solo' aportó en febrero el 23% del suministro de España, 10 puntos por debajo de los buques de GNL procedentes de Estados Unidos, que vende mucho más caro y ya es el principal exportador. "Nadie pensaba en una guerra, pero el Gobierno tuvo visión y tomó medidas preventivas extraordinarias que otros no podían tomar", celebran las mismas fuentes.

España afronta la 'cuesta abajo' con una inercia muy superior a la media de los últimos años

Efectivamente, otros países no solo estaban a merced de Rusia para garantizar su suministro, sino que esa dependencia ha acabado por esquilmar sus reservas en un doble sentido. En primer lugar, la Comisión Europea denuncia que Gazprom redujo a la mitad su flujo el pasado otoño, lo que obligó a usar las reservas antes de lo habitual. Pero, además, algunos países han puesto el zorro a cuidar de las gallinas. Según una respuesta parlamentaria de la comisaria de Energía, Kadri Simson, del pasado 9 de febrero, el 5% de los almacenes comunitarios está —directa o indirectamente— controlado por Gazprom, y presenta unos niveles "significativamente menores" que la media. En Alemania, esta cifra llega al 20%. Como parte de su propuesta legislativa presentada este miércoles, Bruselas también pide a los Estados que certifiquen a los gestores de sus reservas. Pero ya es tarde.

Mientras los almacenes europeos cuentan con apenas ocho puntos de margen sobre sus mínimos históricos (17,7%, el 20 de marzo de 2018), España no solo acaba el invierno muy por encima de los suyos (31,4%, el 30 de marzo de 2011), sino que afronta la 'cuesta abajo' con una inercia muy superior a la media de los últimos años. La temporada de llenado, que empieza el 1 de abril y acaba el 31 de octubre, está a punto de inaugurarse en unas condiciones muy favorables para la nación, que desde que hay datos (2011) muestra unas oscilaciones a lo largo del año mucho menores que la media europea. En otras palabras: mientras que los Veintisiete llenan más las reservas en invierno y las vacían más en verano, nuestro país las 'toca' mucho menos, gracias a la mayor flexibilidad que otorga el GNL para afrontar los picos de demanda. En esta ocasión, el tiempo inusualmente suave de los últimos meses también ha podido ayudar, al reducir el consumo.

Foto: Cartel del gasoducto Nord Stream 2. (EFE/Clemens Bilan)

El reto que el conjunto de los Estados miembros tiene por delante para llegar al 80% exigido por Bruselas antes del próximo invierno se antoja titánico si se compara con el de los peninsulares, por tres razones: el nivel del que parten es más bajo, la reducción de las importaciones rusas —en dos tercios antes de que acabe el año, según dicta la Comisión— les afecta mucho más y, por si fuera poco, su potencial de almacenamiento subterráneo es superior. Gracias a la capacidad adicional que le otorgan los almacenes de las plantas de regasificación, España se puede permitir contar con una reserva subterránea más reducida que la de los países europeos: 34,25 teravatios hora (TWh), lo que supone siete veces menos que Alemania, seis veces menos que Italia y cuatro menos que Francia.

Actualmente, las infraestructuras de Enagás albergan 19,85 TWh, un 5,2% de la demanda anual en 2021. El sistema podría aguantar 19 días de consumo solo con los almacenes subterráneos. Es casi lo exigido por ley para las reservas totales (20 días), a las que habría que añadir las de gas natural licuado que se acumulan en los tanques de las regasificadoras. Esta vez, España se ha anticipado a las circunstancias y, a diferencia de la mayoría de los países europeos, puede respirar tranquila ante el primer invierno sin gas ruso.

España ha hecho los deberes incluso antes de que Bruselas los pusiese. Nuestro país terminará el invierno con las reservas de gas al doble de ocupación que la Unión Europea y por encima de su propia media histórica para esta época, cuando se suelen registrar los mínimos anuales. Mientras algunos vecinos continentales atraviesan una situación muy ajustada que dificultará el cumplimiento de los objetivos establecidos por la Comisión, las provisiones nacionales permiten afrontar los próximos meses con margen suficiente.

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