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La crisis energética dispara la inflación hasta el 9,8% en marzo, máximo desde 1985
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2,2 puntos más que en febrero

La crisis energética dispara la inflación hasta el 9,8% en marzo, máximo desde 1985

El 'shock' energético provocado por la guerra en Ucrania ha roto todas las previsiones de los expertos. Solo en el mes de marzo, los precios subieron un 3%, uno de los peores datos de toda la historia

Foto: El precio de los carburantes tira del IPC. (EFE/Emilio Naranjo)
El precio de los carburantes tira del IPC. (EFE/Emilio Naranjo)

La crisis energética está golpeando con gran dureza al bolsillo de los españoles. Ahora ya está disponible el primer dato, correspondiente con el indicador adelantado del IPC del mes de marzo publicado este miércoles por el INE. La cifra es sorprendente: la inflación en España alcanza ya el 9,8% en tasa interanual. Se trata de la mayor escalada registrada desde el año 1985. Pero hay un dato todavía más preocupante: si se tiene en cuenta solo la subida de precios del mes de marzo, la escalada fue del 3%, lo que supone uno de los peores datos nunca registrados en España. Hay que retrotraerse a los años 60, la última gran crisis inflacionista mundial, para encontrar una escalada mensual de los precios superior a la actual.

Estos datos del INE muestran con total crudeza que la subida de precios es incluso superior a la más pesimista de las que manejaban los economistas. Ya lo advirtió el martes el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos: "El dato de marzo será particularmente negativo". La subida de precios se está generalizando, pero el principal culpable vuelve a ser la energía, que aporta casi el 75% de la contribución a la subida del IPC. Aunque en el dato adelantado de la inflación el INE no desagrega por productos la subida de precios, en la nota publicada sí precisa que la subida se debe, principalmente, a la escalada de los precios de la electricidad y de los combustibles.

Esta alza de la energía se debe al 'shock' de precios provocado por la guerra en Ucrania. Con el coste del litro de gasolina y de diésel al borde de los dos euros, es comprensible que la escalada del IPC sea de tal magnitud. Lo mismo ocurre con la electricidad, ya que el sistema de fijación de precios marginalista provoca que el coste del gas determine el precio de todo el 'pool' energético. Esto provoca que la crisis de la energía se traslade con crudeza al IPC general. Además, el INE solo tiene en cuenta para el cálculo de la factura eléctrica los contratos del mercado regulado, que oscilan diariamente en función del precio en los mercados internacionales, y no contempla los contratos fijos, que son ya mayoritarios en la población. Esto contribuye a elevar aún más el cálculo de la subida de precios.

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En los tres primeros meses del año, la escalada de la inflación ha sido superior a tres puntos. De hecho, en diciembre de 2021 parecía que la situación era insoportable con los precios subiendo a ritmos del 6,5%, una cifra que parece deseable en la actualidad, ya que los hogares están soportando un encarecimiento del coste de la vida del 9,8%. La gran duda ahora es si el IPC llegará a superar el umbral del 10% y entrar en territorio de doble dígito.

Hay argumentos para pensar que este puede haber sido el techo del IPC. Primero, porque los precios de la energía en los mercados internacionales están remitiendo en los últimos días (tanto el petróleo, como el gas o la electricidad). Segundo, porque el efecto base sigue siendo muy potente (en abril de 2021 los precios subieron un 1,2% mensual). Y, el tercero, porque las ayudas públicas a la compra de combustibles y el cambio en el sistema de fijación de precios de la electricidad compensarán una parte de esta subida. Sin embargo, todo dependerá de la evolución de la guerra en Ucrania y de las decisiones de Moscú. Si la contienda se agrava o si el Kremlin decide frenar el suministro de energía a Europa, las tensiones inflacionistas aumentarán y el IPC superará ese nivel del 10% no visto en casi 40 años.

Otro motivo de preocupación es que el IPC subyacente también sigue subiendo y está ya claramente por encima del 2% (objetivo del BCE). Este indicador es el que mide la evolución de los precios descontando la energía y los alimentos frescos, que son los componentes más volátiles de la cesta de la compra. Se construye así un indicador más estable que muestra las tendencias de fondo de los precios en España. Pues bien, el IPC subyacente avanzó cuatro décimas en marzo y marca una subida anual ya del 3,4%, máximo desde 2008, en pleno pico de la burbuja inmobiliaria.

Si bien es cierto que la subida es apenas un tercio de la que registra el IPC general, lo que está mostrando este indicador es que la subida de los precios de la energía se está contagiando al resto de bienes y servicios. Esto es, se está extendiendo la inflación, aumentando los riesgos de generar efectos de segunda ronda. La subida del IPC subyacente puede ser la mayor preocupación para el Banco Central Europeo en estos momentos. Si no remite pronto, la entidad podría verse obligada a subir de forma prematura los tipos de interés para contener la escalada de los precios. Poco puede hacer el BCE para frenar la crisis energética, pero sí puede lastrar la demanda y frenar así la subida del resto de los productos. El problema es que esto implica activar el freno de mano del crecimiento económico.

Con esta escalada de los precios, los sindicatos tienen mayores argumentos para exigir que el pacto de rentas contemple una subida significativa de los salarios para evitar un empobrecimiento generalizado de las clases medias-bajas. Para las empresas, además de soportar los costes de la energía y del resto de suministros, tendrán que aceptar unas subidas salariales muy relevantes, lo que exprimirá sus márgenes y generará grandes incentivos a trasladar a sus clientes los costes de producción con subidas de precios.

La crisis energética está golpeando con gran dureza al bolsillo de los españoles. Ahora ya está disponible el primer dato, correspondiente con el indicador adelantado del IPC del mes de marzo publicado este miércoles por el INE. La cifra es sorprendente: la inflación en España alcanza ya el 9,8% en tasa interanual. Se trata de la mayor escalada registrada desde el año 1985. Pero hay un dato todavía más preocupante: si se tiene en cuenta solo la subida de precios del mes de marzo, la escalada fue del 3%, lo que supone uno de los peores datos nunca registrados en España. Hay que retrotraerse a los años 60, la última gran crisis inflacionista mundial, para encontrar una escalada mensual de los precios superior a la actual.

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