La entrada en vigor de la reforma laboral reduce la tasa de temporalidad un 21%

En abril entró en vigor definitivamente la reforma laboral con la activación de las nuevas modalidades de contratación y la supresión definitiva del abanico de empleos temporales que tenían las empresas. Si bien muchos empleadores ya se venían preparando para este cambio durante los tres primeros meses del año, los registros de la Seguridad Social muestran una aceleración del empleo indefinido en abril como consecuencia de las nuevas contrataciones así como la conversión de temporales en indefinidos. El resultado es que la tasa de temporalidad (porcentaje de contratos temporales sobre el total de afiliados a la Seguridad Social) que tradicionalmente se situaba cerca del 30% en los tres primeros meses del año se redujo en 4 puntos porcentuales y en abril se redujo en 3 puntos adicionales.

El resultado es que el porcentaje de contratos indefinidos ha subido hasta alcanzar el 77% del total de afiliados. Estos datos, que ha presentado el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, muestran cómo la desaparición de una buena parte del menú de empleos temporales está consiguiendo atajar el abuso de la temporalidad. De hecho, la mejora es más evidente en sectores en los que tradicionalmente la temporalidad es más elevada. Es el caso, por ejemplo, de la hostelería, donde el empleo indefinido ha aumentado en 14 puntos porcentuales respecto a la media de los años 2017 a 2019, lo que ha permitido bajar la temporalidad de más del 30% a situarse por debajo del 20%. Una situación similar ocurre en la construcción (sector para el que se ha creado un contrato especial de obra), que registra un descenso de la temporalidad de 19 puntos porcentuales, o en el sector de actividades administrativas, en el que la temporalidad se ha redudido en 23 puntos porcentuales.

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Una parte de la caída de la temporalidad se debe al incremento de los contratos fijos discontinuos, que son aquellos pensados para los sectores con cargas de trabajo estacional con el que el trabajador combina unos meses trabajando y otros cobrando una prestación por desempleo pero sin la ruptura del contrato. Este tipo de contratos ya existía antes de la reforma laboral, pero se han visto potenciados como alternativa para actividades de temporada, como es el caso de la hostelería. En abril se ha disparado esta modalidad de contratación, lo que indica que los alojamientos, bares y restaurantes están utilizando esta modalidad contractual de cara a la temporada alta (que suele comenzar en la semana santa).

Sólo en las dos primeras semanas de abril se habrían firmado unos 150.000 contratos fijos discontinuos y en lo que va de año serían ya cerca de 300.000 nuevos empleados, más del triple de lo habitual. Y es previsible que esta cifra siga creciendo rápidamente a medida que se acerque el verano. Esto significa que en torno a un tercio del crecimiento del empleo indefinido se debe a estos empleos fijos discontinuos que igualmente mantienen una parte de la precariedad porque no le garantizan al trabajador un empleo durante todo el año.

La reforma laboral también penaliza los contratos de muy corta duración con el objetivo de evitar los empleos de un día o de menos de una semana, para que los contratos precarios lo sean un poco menos. Según los datos publicados por Escrivá, el porcentaje de contratos que tienen una duración superior a 10 días se sitúa en el entorno del 60% en el inicio del mes de abril, mientras que la media de abril de los años 2017 a 2019 era inferior al 20%. Esto es, se habrían multiplicado por tres. Este incremento es igualmente generalizado en todos los sectores, pero es más intenso en aquellos que abusaban más de los contratos de muy corta duración.

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Por ejemplo, en la hostelería los nuevos contratos con una duración superior a 10 días en el inicio del año tradicionalmente eran menos del 25% y este año son más del 55%, lo que supone un incremento de 34 puntos porcentuales. Pero este efecto llega a otros sectores con unas tasas de temporalidad más reducidas, como es el sector financiero, en el que la contratación indefinida se ha incrementado en 7 puntos porcentuales y ya supera el 90%.

En definitiva, los datos de afiliaciones muestran un gran incremento de la contratación indefinida tras la aprobación de la reforma laboral. Este proceso se está compaginando con la creación de empleo. Los datos adelantados por Escrivá anticipan una creación de empleo en abril en términos desestacionalizados de 36.000 nuevos cotizantes (188.000 más en términos absolutos). De confirmarse este dato supondría una aceleración del empleo respecto al dato de marzo, cuando se crearon 24.000 empleos. Sin embargo, se trata de un dato muy pobre si se compara con el promedio de los años 2017 a 2019 en los que se crearon casi 60.000 empleos.

En definitiva, estos datos mostrarían que el frenazo del empleo en la segunda mitad de marzo fue sólo un susto provocado por el paro de los transportistas, pero también que el crecimiento se ha ralentizado notablemente respecto al existente a finales de 2021. Esto anticipa una nueva ralentización económica en el segundo trimestre del año en medio de una coyuntura económica muy complicada por la crisis energética.

Este avance de la afiliación permitirá a España superar los 20 millones de afiliados este mes de abril. No lo hará si se corrige de estacionalidad, pero este hito se conseguirá previsiblemente en mayo. Escrivá ha apuntado que durante el verano, en pleno pico de la temporada alta turística, la afiliación superará en "varios cientos de miles" esa cota histórica de los 20 millones de afiliados.