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La industria acumula ya 'stocks' al mayor ritmo desde que hay series históricas
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ANTE EL DETERIORO DE LA DEMANDA

La industria acumula ya 'stocks' al mayor ritmo desde que hay series históricas

El deterioro de la actividad industrial se acelera. Y, en coherencia con ello, el nivel de 'stocks' se ha acelerado. En paralelo, la utilización de la capacidad productiva se ha debilitado, lo que significa que aumenta el capital ocioso

Foto: Ensamblaje de baterías en una fábrica de Audi. (Audi)
Ensamblaje de baterías en una fábrica de Audi. (Audi)
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El deterioro de la actividad industrial se acelera. Y la primera consecuencia supone un aumento de los stocks, es decir, de las mercancías sin vender, nunca visto desde que hay series históricas. En concreto, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de existencias del comercio general, sin atender las distintas particularidades, crece ya a un ritmo anual del 17,3%, pero es que, en el caso del comercio al por mayor, descontando automóviles y motocicletas, el incremento es ya del 21,8%.

Lo más significativo, sin embargo, es que incluso el subsector de vehículos a motor ha vuelto a tasas positivas, rompiendo así una tendencia negativa iniciada a raíz de la pandemia, cuando los cuellos de botella en las cadenas globales de suministros y la falta de semiconductores vaciaron los almacenes de la industria automovilística, que fue la más afectada por el desabastecimiento. Las empresas de motor, en muchas ocasiones, han tardado meses en atender la demanda de vehículos de los compradores por falta de piezas.

Hoy, por el contrario, los stocks han regresado al sector. En el tercer trimestre de este año, respecto al mismo periodo del año anterior, el crecimiento de los stocks ha sido del 5,4%, lo que supone acabar con ocho trimestres consecutivos en que el almacenamiento de vehículos no había dejado de disminuir.

Hoy ocurre todo lo contrario, lo que tiene que ver con el deterioro de las expectativas económicas derivadas del alza de la inflación y de la posterior subida de los tipos de interés, factores que minan el poder adquisitivo de familias y empresas, pese a que el empleo apenas se ha resentido. En el segundo trimestre de 2021, que es cuando los problemas de aprovisionamiento fueron más acusados, el índice anual de existencias llegó a descender un 2,9%, mientras que ahora, como se ha dicho, el incremento es del 17,3%, lo que da idea del cambio que se ha producido en el nivel de stocks de las empresas.

La consecuencia que tiene esto sobre la economía es grande, toda vez que las empresas, si acumulan fuertes stocks, frenan su política de inversiones a la espera de que se reduzca el número de mercancías almacenadas, sin contar los costes financieros que incorpora un volumen de existencias por encima de lo que se considera normal. El último índice PMI manufacturero para España, que revela la opinión de los gestores de compras, ya advirtió de que las empresas tuvieron “pocas necesidades de comprar nuevos insumos”, toda vez que pudieron utilizar sus respectivos stocks.

Exceso de capacidad industrial

Este proceso se manifiesta con precisión en el grado de utilización de la capacidad productiva instalada por parte de la industria española, que en el cuarto trimestre ha bajado hasta el 77,2%, lo que significa el menor registro desde el primer trimestre de 2021, después de haber alcanzado un pico del 80% entre abril y junio de este año. Este indicador, en última instancia, lo que refleja son las menores necesidades de producción por parte de las empresas y un exceso de capacidad instalada que contrasta con la reducción de los pedidos. Algo que, en definitiva, afecta al nivel de plantillas y, por ende, al crecimiento económico.

El subsector de los bienes de equipo es, con diferencia, el que tiene un mejor comportamiento, mientras que, por el contrario, los bienes intermedios, que son los que sirven para producir mercancías, son los que registran la peor evolución. En este caso, muy afectados por el encarecimiento de las materias primas, en particular de las energéticas. Lo peor, con todo, es que la tendencia es ya claramente negativa, tanto en la cartera de pedidos nacional como extranjera. En particular, en esta última, toda vez que registra ya una tasa negativa del 19,9%. Habría que retroceder a 2020, el año de la pandemia, para encontrar niveles similares.

Desbloqueados los cuellos de botella, el problema ahora es que las empresas industriales no encuentran compradores

El aumento del nivel de stocks es coherente con la normalización progresiva de la cadena de suministro global, muy afectada tras la irrupción del covid. En particular, después de la recuperación de la actividad económica a consecuencia de las restricciones a la movilidad.

El Índice de Presión de la Cadena de Suministro Global (GSCPI), un indicador mensual que publica la Reserva Federal de Nueva York, en concreto, se encuentra ya muy lejos del nivel de febrero de 2022, que marca el punto máximo de tensiones en el comercio internacional. Aquel mes se situó en 4,78 puntos, frente a los 1,2 puntos en noviembre de este año. Las anotaciones reflejan la desviación respecto de las medias históricas. Esto significa que, desbloqueados los cuellos de botella, el problema ahora es que las empresas industriales no encuentran compradores, de ahí el incremento de los almacenamientos.

El deterioro de la actividad industrial se acelera. Y la primera consecuencia supone un aumento de los stocks, es decir, de las mercancías sin vender, nunca visto desde que hay series históricas. En concreto, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de existencias del comercio general, sin atender las distintas particularidades, crece ya a un ritmo anual del 17,3%, pero es que, en el caso del comercio al por mayor, descontando automóviles y motocicletas, el incremento es ya del 21,8%.

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