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Si tienes miedo hoy a perder el trabajo, el paro crecerá en 2024: una teoría sobre el futuro
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PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS

Si tienes miedo hoy a perder el trabajo, el paro crecerá en 2024: una teoría sobre el futuro

Una nueva investigación muestra que se puede anticipar cuándo se va a producir un 'crack' económico escuchando las opiniones de la gente común sobre su futuro laboral

Foto: España cerró 2022 con 20,4 millones de ocupados. (EFE/Javier Belver)
España cerró 2022 con 20,4 millones de ocupados. (EFE/Javier Belver)
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Hasta Isabel II se lo preguntó en voz alta durante la inauguración del nuevo edificio de la London School of Economics el 6 de noviembre de 2008, poco después del estallido de la crisis que años después recibiría el nombre de Gran Recesión. “Si esto iba a ser tan grande, ¿cómo es que nadie lo pudo predecir?” La respuesta ha resonado en las mentes y agendas de economistas y matemáticos durante la última década y media. ¿Dónde habría que haber mirado para descubrir lo que estaba a punto de ocurrir, qué factores había que atender?

La respuesta, en retrospectiva, parecía sencilla (mira estos activos tóxicos, atiende a estas deudas impagables), pero en ese momento nadie fue capaz de proponerla. Desde luego, no había modelos que hiciesen saltar la alarma antes de que fuese demasiado tarde. Quizá bastaba con escuchar a la gente de a pie, y si hubiésemos oído susurrar su miedo al desempleo, nos habríamos dado cuenta de que algo que iba a estallar menos de un año después ya se estaba cociendo.

Cuando aumenta el miedo a perder el trabajo, 12 meses después el desempleo se dispara

Esa es la teoría que defienden David Graham Blanchflower, veterano profesor de Economía de la Escuela de Negocios Adam Smith de la Universidad de Glasgow, y Alex Bryson, profesor de Ciencias Sociales Cuantitativas en el Instituto de Investigación Social del University College de Londres, en un nuevo work in progress que defiende que se puede predecir una crisis económica a partir de la percepción que tienen los individuos sobre su situación económica, sobre las finanzas del hogar y sobre las intuiciones de los empresarios. Cada vez que el miedo a perder el trabajo ha aumentado, 12 meses después el desempleo se disparaba.

“Los individuos son actores económicos de una forma u otra, son consumidores o trabajadores, algunos de ellos pueden incluso ser inversores, y tienen intuiciones y expectativas sobre las cosas que pueden ocurrir basadas en lo que oyen y en su propia experiencia”, explica a El Confidencial Bryson. “Si agregas el conocimiento de toda esa gente, descubres señales, significados”. Los autores han utilizado grandes sets de datos de 29 países europeos distintos recogidos entre enero de 1985 y octubre de 2022 y han visto cómo el temor en la economía cotidiana anticipa incluso las crisis más imprevistas.

placeholder El profesor Alex Bryson. (Economics Observatory)
El profesor Alex Bryson. (Economics Observatory)

“Tanto trabajadores como empresarios coinciden en sus apreciaciones”, desarrolla el profesor. “El modelo es altamente predictivo”. No se trata de atender a las medidas macro, sino que es el análisis de los paneles de opinión sociológica lo que permite descubrir cuándo las tendencias empiezan a cambiar. Ocurrió en la crisis de 2008 y ocurrió en 2020, junto antes de la crisis del covid, no porque la gente presintiese que algo así iba a ocurrir, sino porque ya se estaba gestando una crisis económica.

Blanchflower defiende la importancia de la economía de a pie (traducción aproximada de economics of walking about), que afirma que los actores económicos con los pies en la tierra, como los trabajadores y los empresarios, poseen información valiosa acerca de lo que va a ocurrir a partir de sus propias experiencias y las de la gente que los rodea. La barra del bar sabe de macroeconomía. Una información cualitativa que provoca que “las predicciones agregadas de los no expertos a menudo producen evaluaciones más acertadas de una situación que las ofrecidas por los propios expertos”.

Todos somos expertos a pequeña escala, especialmente en lo que respecta al empleo

Hace 15 años, en el estallido de la crisis, Blenchflower empezó a defender que es útil complementar los análisis cuantitativos de la economía tomando el pulso a lo que se dice y piensa en la calle. Su teoría fue recibida con escepticismo por los economistas (pero aceptada por los científicos sociales) porque la mayoría de modelos económicos suelen funcionar a nivel macro. Pero como recuerda su colega Bryson, “las expectativas de los individuos van bien encaminadas con lo que ocurrirá 12 meses después en el mercado laboral”.

Lo que tú sabes crea la realidad

Los autores tienen dos hipótesis. La primera es la de la información, que señala que “la gente descubre cosas sobre el funcionamiento del mundo simplemente estando en él, y eso provoca que obtengan información veraz”. Todos somos expertos a pequeña escala, sobre todo en lo que se refiere al empleo, porque nos preocupa perder nuestro trabajo, cuánto podemos aspirar a cobrar o qué será de nosotros dentro de un año. Aunque es posible que algunos individuos estén totalmente equivocados, la media de todas esas opiniones es altamente predictiva. Como en aquel disco de Elvis, 50 millones de fans no pueden estar equivocados.

placeholder Pequeños expertos. (EFE/Manuel Bruque)
Pequeños expertos. (EFE/Manuel Bruque)

La segunda hipótesis es aún más interesante, y sugiere que son estas opiniones las que terminan dando forma a la realidad. Es decir, pensar que dentro de un año va a haber altos niveles de paro provoca que la gente (los trabajadores y los empresarios) comiencen a comportarse como si fuese a haber una crisis. Casi una profecía autocumplida.

Es un ejemplo claro en el caso de las inversiones económicas, porque “si no te sientes seguro sobre el futuro, invertirás menos”, pero que no está tan claro cómo funciona con el empleo de los individuos. Los autores se lo están preguntando: “Si la gente piensa que su futuro va a ser oscuro, es posible que se vea una reducción en el abandono laboral porque el valor de tu trabajo actual aumenta”, explica. “No te dedicarás a buscar otro trabajo porque consideras que el mercado no puede darte lo que necesitas y el retorno de esa inversión va a ser pequeño”.

Ha ocurrido y volverá a ocurrir

Cuando los autores revisaron los resultados de los años que precedieron la crisis, se dieron cuenta de que ya en 2007 la confianza de los consumidores en el mercado inmobiliario había descendido. En 2008 era aún más evidente, lo que llevó a Blanchflower a predecir en la primavera de aquel año que Reino Unido y EEUU ya estaban en recesión, como explicó en abril de ese mismo año, algo que solo se demostró después del ajuste posterior del PIB.

"Antes de la pandemia, ya había signos de una crisis económica"

Algo semejante ocurrió a principios de 2020, antes del cierre de las regiones italianas que dio el pistoletazo de salida a la expansión del virus en Europa. “Por supuesto que había gente diciendo que era cuestión de tiempo que ocurriese una pandemia así, pero nadie sabía que fuese a ocurrir en ese momento”, recuerda Bryson. “A pesar de ello, ya había un par de signos de un bajón en la economía antes de la pandemia, que puede estar ligado a algunas tendencias subyacentes que operaban de forma independiente a la pandemia y que no eran tan distintas de lo que ocurrió antes de la Gran Recesión”.

Los autores recuerdan que hoy estamos mucho más preparados que en el pasado para predecir el futuro económico, especialmente esas crisis económicas que, como la Gran Recesión, parecieron explotar de la noche a la mañana. Los grandes conjuntos de datos de los que disponen y modelos como el suyo pueden ayudar a los Bancos Centrales a anticipar las crisis económicas o los cambios de tendencia, introduciendo sistemas de detección temprana con datos disponibles en la Unión Europea (pero ya no en Reino Unido).

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Soplan malos tiempos en la City. (EFE/EPA/Neil Hall)

La gran pregunta, por lo tanto, es qué ven los autores en esta bola de cristal que han diseñado. La respuesta no es positiva, al menos en Reino Unido y en EEUU, los países que analizan. “Hemos predicho una recesión en ambos países”, responde. “Incluso en Reino Unido, donde hemos esquivado dos meses de crecimiento negativo, la revisión a posteriori del PIB probablemente mostrará que estamos en recesión. Nuestros datos de expectativas para EEUU también son bastante pobres”.

Tampoco consideran que los sueldos vayan a aumentar en relación con la inflación, aunque aumenten nominalmente. A pesar de que los datos de paro de Estados Unidos suelen parecer positivos sobre el papel (su dato de desempleo se encuentra ahora en el 3,4%), Bryson considera que nos fijamos en la métrica equivocada a la hora de evaluar qué va a ocurrir con los sueldos: no son los niveles de desempleo, sino la población no ocupada.

Ahora es más fácil que nunca anticipar una crisis como la de 2008

Los autores se encuentran trabajando en un modelo semejante, pero relacionado con el aumento de la inflación, que en principio debería ser más difícil de anticipar que los niveles de paro, y con la felicidad de los encuestados. ¿Son capaces los individuos de predecir la inflación 12 meses antes? ¿Es la gente demasiado optimista cuando se siente feliz respecto a lo que va a pasar en el futuro? Lo que Bryson tiene claro es que ahora es mucho más fácil anticipar una crisis como la de 2008. Otra cosa es que no le importe a nadie.

Hasta Isabel II se lo preguntó en voz alta durante la inauguración del nuevo edificio de la London School of Economics el 6 de noviembre de 2008, poco después del estallido de la crisis que años después recibiría el nombre de Gran Recesión. “Si esto iba a ser tan grande, ¿cómo es que nadie lo pudo predecir?” La respuesta ha resonado en las mentes y agendas de economistas y matemáticos durante la última década y media. ¿Dónde habría que haber mirado para descubrir lo que estaba a punto de ocurrir, qué factores había que atender?

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