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La evolución de los costes laborales aflora una devaluación salarial encubierta
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MEJORA LA COMPETITIVIDAD

La evolución de los costes laborales aflora una devaluación salarial encubierta

La devaluación salarial ha vuelto a la economía española. No es tan intensa como sucedió tras la crisis de 2008, pero como entonces está provocando una significativa mejora de la competitividad

Foto: Foto: Europa Press/David Zorrakino
Foto: Europa Press/David Zorrakino
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La economía española crece por encima de la media de la eurozona y crea más empleo que ninguna en términos absolutos (lo que es compatible con tener la mayor tasa de paro de la región), pero también destaca por un indicador muy relevante. Está ganando competitividad de forma intensa vía salarios. Los sueldos son, de hecho, la principal causa de mejora de la competitividad española. El índice de costes laborales unitarios, en concreto, desciende ya a un ritmo del 4% anual frente a la eurozona.

Los costes laborales unitarios (CLU), como se sabe, miden la relación entre los salarios y la productividad y, por ende, se trata de una variable fundamental en términos macroeconómicos. No es que la productividad crezca de forma acelerada para ganar competitividad, sino que se está produciendo una clara contención de los sueldos. La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo, de hecho, desciende a un ritmo anual del 0,83%, según los datos más recientes de Estadística.

Esa caída contrasta con lo que está sucediendo en los países de la eurozona, donde en el primer trimestre de este año los CLU aumentaron un 3% respecto del mismo periodo de 2022. El incremento fue sustancialmente mayor en algunos de los países con los que compite España dado su tamaño. En Alemania, crecen a un ritmo del 6,3%; en Francia, un 5,6%; en Italia, un 4,8%, y en Países Bajos, un 6,2%.

Foto: Protesta de los trabajadores de Primark el pasado invierno. (EFE/Alejandro López)

Esta evolución es lo que explica que España, al igual que sucediera tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, haya entrado en una especie de devaluación salarial interna, lo que le permite ganar competitividad exterior. Habría que volver a los niveles de 2013 para encontrar una caída tan acusada del índice de tendencia de la competitividad respecto de los costes laborales unitarios (un descenso supone una ganancia). Como consecuencia de ello, entre 2012 y 2021, España es uno de los dos países europeos con mayor crecimiento de sus exportaciones, junto a Países Bajos, con un crecimiento nominal (sin inflación) del 41%.

Una novedad

La mejora de la competitividad, precisamente, es lo que ha permitido mantener en positivo la balanza por cuenta corriente desde hace más de una década, lo que es una auténtica novedad en la reciente historia económica de España, incluso cuando por medio se han cruzado la pandemia y la crisis producida por el aumento de los costes energéticos. En términos acumulados de los últimos cuatro trimestres, la capacidad de financiación de la economía española alcanzó los 42.700 millones de euros, lo que representa un 3% del PIB.

La mejora de la competitividad vía salarios no es solo frente a la eurozona, también respecto al conjunto de la Unión Europea. El índice de tendencia de la competitividad descendió en el primer trimestre del año un 5,3% frente a los países de la Unión Europea que no pertenecen a la zona euro. Esta ganancia de competitividad se debe, igualmente, a que el índice de costes laborales unitarios cayó un 7%, mientras que el índice de tipo de cambio se incrementó un 1,8%. Es decir, una ganancia neta de competitividad.

Diferentes estudios han mostrado que detrás de la mejora de las exportaciones españolas se encuentra, precisamente, la evolución de los costes laborales, que han cedido de forma moderada incluso en periodos de crecimiento económico robusto inmediatamente ante de la pandemia.

A esta mejora vía salarios hay que añadir el comportamiento de los precios, que en España están creciendo menos que en la UE y, particularmente, que en la eurozona. En este caso, y durante el segundo trimestre, el índice de tendencia de la competitividad calculada por el comportamiento de la inflación muestra una caída del 4,3% respecto de la Unión Europea en su conjunto, lo que representó una mejora de la competitividad. Se confirma, de esta manera, un cambio de tendencia iniciado hace tres trimestres, toda vez que durante los primeros meses del actual repunte inflacionista el IPC español creció más. En lo que va de año (hasta agosto), el diferencial de inflación con la eurozona ha sido, de media, 3,2 puntos favorable a España, mientras que en 2022 fue de apenas una décima.

Foto: La directora general de la Agencia Tributaria, Soledad Fernández (i), y la directora del Departamento de Gestión Tributaria, Rosa María Prieto. (EFE/J.J. Guillén)

La contención de los salarios no es solo un fenómeno actual. Ha sido la tónica prácticamente desde la crisis financiera. Con base 100 en 2015, el índice de costes laborales unitarios se sitúa en España en 116,4 puntos porcentuales, por debajo de los 124,1 puntos de Alemania, los 117,5 puntos de Francia o los 119,9 de la eurozona. Solo en Italia, entre los grandes países, se ha visto un menor crecimiento de los salarios.

Aunque el Banco Central Europeo (BCE) no ofrece datos desagregados por países, ha estimado que la moderación salarial no es solo un fenómeno español, aunque en este caso destaca por su importancia. Calcula que los beneficios empresariales representan aproximadamente el 60% del crecimiento total del deflactor del PIB, en última instancia la inflación.

La economía española crece por encima de la media de la eurozona y crea más empleo que ninguna en términos absolutos (lo que es compatible con tener la mayor tasa de paro de la región), pero también destaca por un indicador muy relevante. Está ganando competitividad de forma intensa vía salarios. Los sueldos son, de hecho, la principal causa de mejora de la competitividad española. El índice de costes laborales unitarios, en concreto, desciende ya a un ritmo del 4% anual frente a la eurozona.

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