Es noticia
Queridos líderes europeos, esto no funciona: el gráfico que debería centrar la cumbre de Granada
  1. Economía
La brecha del PIB con EEUU

Queridos líderes europeos, esto no funciona: el gráfico que debería centrar la cumbre de Granada

Europa se queda atrás en el crecimiento económico, incapaz de competir con EEUU y China. Y la política, lejos de ayudar, pone trabas a la actividad

Foto: Pedro Sánchez y Emmanuel Macron en la cumbre de Granada. (EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)
Pedro Sánchez y Emmanuel Macron en la cumbre de Granada. (EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Los líderes europeos debaten estos días en Granada sobre la ampliación de la UE hacia el este, la gestión de los flujos migratorios, el cambio climático, la transición energética o la vuelta a las reglas fiscales. La cumbre tiene mucho de celebración y poco de autocrítica, a pesar de que la eurozona se encamina hacia una nueva recesión. La economía del Viejo Continente vive estancada desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. Han pasado más de 15 años y Europa no ha sabido encontrar su modelo de crecimiento. La economía europea no funciona y cada vez es más difícil ignorarlo.

En 2008 la economía europea era ligeramente más grande que la estadounidense: 16 billones de dólares frente a 15 billones. Sin embargo, en el año 2022 el PIB de EEUU fue casi un 30% superior al de la UE (sumando también al Reino Unido) tras superar los 25 billones de dólares. No solo eso, en el año 2008 la economía europea era 3,5 veces mayor que la china, en la actualidad son casi iguales.

Europa se ha quedado atrás. No ha sido capaz de competir en un mundo globalizado en el que la inversión y la diferenciación han sido claves para mantener cuota de crecimiento. El sector energético es, probablemente, el que mejor refleja la parálisis europea, incapaz de buscar soluciones a sus propios problemas. El fracking fue la técnica de extracción que salvó a EEUU de convertirse en el mayor importador mundial de energía. De hecho, le permitió recuperar un papel preponderante como exportador de gas. Europa, en cambio, optó por prohibir esta técnica ya desde mediados de los 2000 por ser muy contaminante con el subsuelo.

Lo que no hizo Europa es dejar de quemar gas y petróleo. No lo producía, pero lo importaba de terceros países, incluyendo EEUU. Y lo sigue haciendo. Hasta que el flujo de gas ruso no se ha bloqueado, el continente no ha apostado por sustituir los hidrocarburos por energías limpias. La importación de energía ha supuesto una fuga permanente de PIB para la Unión Europea que ha impedido invertir dentro de la región.

Foto: La capital de Estonia, Tallin.

Este es solo un ejemplo concreto, pero concentra la esencia del proyecto europeo, con una hiperregulación que, en muchas ocasiones, boicotea el crecimiento. Si se excluye el efecto precios y el tipo de cambio con el dólar, la eurozona ha crecido un 26% en las dos últimas décadas, menos de la mitad que Estados Unidos, que acumula un avance del 54%. El conjunto de países de la OCDE (club de las economías desarrolladas) también ha crecido mucho más que Europa, con un avance del 46%.

Esta brecha, lejos de estrecharse se sigue ampliando, como se observa en el gráfico anterior. La eurozona está totalmente estancada. Cuando se publiquen los datos del PIB del tercer trimestre del año, previsiblemente la eurozona habrá sufrido una nueva contracción de la actividad. Y las previsiones para el final de año no descartan una recesión, ya que la coyuntura se complica a medida que cae el euro, sube el petróleo y se deteriora la renta disponible real de familias y empresas. Por el contrario, Estados Unidos va camino de avanzar más de un 0,5%. Las últimas previsiones de la OCDE anticipan un crecimiento del PIB en Europa en 2022 del 0,6% frente al 2,2% de Estados Unidos.

Todo es tan difícil

La UE dio un gran paso adelante con la puesta en marcha de los fondos Next Generation EU. Por primera vez lanzaba un gran plan común de inversiones públicas financiadas con deuda comunitaria para reactivar el crecimiento y transformar la economía. Sin embargo, se está topando con grandes problemas de despliegue, en especial en países que tienen asignados muchos recursos, como es España, Italia o Portugal. Los expertos ya asumen que ninguno de los tres llegará a tiempo para ejecutar todos los recursos que les corresponden. Estados Unidos también ha puesto en marcha su proyecto de inversiones, la ley antiinflación (IRA, por sus siglas en inglés).

Se espera que su despliegue sea mucho más rápido, ya que muchas de las ayudas se canalizan a través de créditos fiscales. Las empresas tendrán una bajada de impuestos si invierten en reducir la contaminación que producen, las energéticas tendrán ayudas fiscales si aumentan la producción de electricidad limpia y los hogares tendrán una bajada de impuestos si reducen el consumo de energía en el hogar, ya sea produciendo energía limpia, mejorando la eficiencia de las viviendas o cambiando electrodomésticos por otros de bajo consumo. Este sistema de ayudas fiscales permite que las ayudas lleguen más rápido, porque los agentes privados deciden cómo prefieren aprovechar este dinero (mejora la asignación del dinero público) y no es necesario que el Estado se endeude para conceder una subvención.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto al presidente de EEUU, Joe Biden. (Reuters/Lukas Barth)

El despliegue de las ayudas públicas es otro ejemplo de la diferencia de EEUU y Europa en la eficacia del sector público. La Unión Europea se mueve en un laberinto de leyes y burocracia que entorpece el crecimiento. Por el contrario, la economía estadounidense es muy flexible y tiene una gran capacidad de adaptación a entornos cambiantes. De esta forma, es capaz de maximizar las oportunidades de negocio. Una economía dinámica también genera incentivos a la inversión. Europa, por el contrario, ha vivido inmersa en la austeridad en la última década, tanto privada como pública.

Estados Unidos ha apostado por los grandes campeones nacionales, en especial en la tecnología, que actúan como tractores de otras empresas de menor tamaño. Europa ha sido incapaz de impulsar una sola empresa capaz de competir con Apple, Google, Amazon, Facebook y un largo etcétera. De hecho, cada vez se ha hecho más dependiente de la tecnología estadounidense.

Foto: Conferencia sobre internet en Pekín, China. (Reuters)

No solo eso, la inversión en alta tecnología que se produce en Europa tiene como actores principales algunas de estas multinacionales americanas. La UE solo tiene dos empresas entre las 20 mayores tecnológicas del mundo, ASML y SAP. Por el camino ha perdido algunas grandes apuestas europeas que han sido compradas por el capital estadounidense, como son Skype o DeepMind. El último gran salto tecnológico del mundo, la inteligencia artificial, también está dominado por empresas estadounidenses y chinas.

La Unión Europea siempre ha visto con recelo a los campeones nacionales, ya sea por la lucha entre países (todos quieren mantener la nacionalidad de sus empresas) como por el temor a una pérdida de competencia. Pero estos campeones nacionales estadounidenses son los que lideran el crecimiento. El caso más sonado en Europa es la gran fusión que pensaban protagonizar Siemens y Alstom para crear un gigante ferroviario, que descarriló por el veto de la Comisión Europea.

Foto: Un tren TGV de alta velocidad, en una fábrica de Alstom. (Reuters)

La normativa de ayudas de Estado también ha dificultado el desarrollo del tejido productivo en Europa. Los límites estrictos a las ayudas públicas han permitido mejorar la competencia en el continente, pero han frenado drásticamente la inversión.

Capitales y universidades

Ferrovial es la empresa española que más titulares y tertulias ha ocupado en el último año con su decisión de migrar la sede a Países Bajos. El objetivo último de la compañía era cotizar en Estados Unidos, algo que buscan cada vez más empresas europeas, dada la profundidad del mercado de capitales a uno y otro lado del Atlántico. Europa tiene todavía el reto pendiente de unificar el mercado europeo para aumentar la liquidez a disposición de las empresas, pero los países se resisten a perder su cuota de mercado.

Recientemente publicaba en el Financial Times una tribuna el CEO de Deutsche Börse, Theodor Weimer, en la que alertaba que "los mercados de capitales de Europa son vitales para su futuro, pero, a pesar de años de esfuerzos para fortalecerlos, la UE se está quedando atrás". Esto explica que muchas empresas europeas y de terceros países elijan cotizar en EEUU para aprovechar la profundidad del mercado americano. Sin capital ni liquidez es difícil impulsar economías inversoras.

Foto: Imagen del euro en Fráncfort. (Reuters)

Otro de los problemas que arrastra Europa es el de las universidades. Según la clasificación que elabora Times Higher Education, solo una universidad de la UE se cuela entre las 30 mejores del mundo, y es la que ocupa el puesto 30, la Universidad Técnica de Múnich. La primera española del ranking ocupa el puesto 182, la Universidad de Barcelona.

Europa tiene muchos frentes abiertos, el problema es su incapacidad para abordar los problemas. Las soluciones son escasas, tardan mucho en ponerse en marcha y lo hacen de forma desigual entre países. Una frase de los investigadores Fredrik Erixon, Oscar Guinea y Oscar du Roy en un estudio reciente publicado por ECIPE resume la situación: "Si los países de la Unión Europea fuesen estados de EEUU, la mayoría pertenecerían al grupo de los más pobres".

En ese artículo, comparan la evolución del PIB de la eurozona y de EEUU en función de la contribución del capital humano, el capital físico y la productividad total de los factores. Es este último el que ha permitido a Estados Unidos separarse de Europa con un crecimiento muy superior, al menos desde el año 1995. La PTF es como los economistas llaman a la producción extra que se obtiene cuando se mejoran los procesos para obtener mayor retorno del capital físico y humano. Esto es, el crecimiento que no viene explicado por el crecimiento de los factores productivos, sino por su mejor aprovechamiento.

Estados Unidos ha sido capaz de sacar más partido a sus recursos que Europa. Esto explica la gran distancia que se ha abierto entre los dos territorios y también cómo Europa ha aumentado su dependencia de EEUU. Así se entiende que el PIB per cápita de los dos territorios se haya distanciado tanto. Por cierto, España tiene un PIB per cápita más bajo que todos y cada uno de los estados de EEUU según los cálculos de los tres investigadores.

Con la tendencia actual del crecimiento, el PIB per cápita de EEUU se duplicará en 20 años mientras que el de la Unión Europea tardará 43 años. Más del doble. En 20 años el PIB per cápita de EEUU duplicará el de la Unión Europea. "Europa no está condenada a tasas de crecimiento bajas", concluyen los autores, “pero necesita sostener pequeñas mejoras del PIB a lo largo del tiempo". Para ello, queridos líderes europeos, es necesario poner el crecimiento económico en el centro de la acción.

Los líderes europeos debaten estos días en Granada sobre la ampliación de la UE hacia el este, la gestión de los flujos migratorios, el cambio climático, la transición energética o la vuelta a las reglas fiscales. La cumbre tiene mucho de celebración y poco de autocrítica, a pesar de que la eurozona se encamina hacia una nueva recesión. La economía del Viejo Continente vive estancada desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. Han pasado más de 15 años y Europa no ha sabido encontrar su modelo de crecimiento. La economía europea no funciona y cada vez es más difícil ignorarlo.

PIB
El redactor recomienda