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Por qué ahora Zara te vende su ropa usada: el gran secreto del 'boom' de la segunda mano
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Por qué ahora Zara te vende su ropa usada: el gran secreto del 'boom' de la segunda mano

Cada vez más gente pierde el miedo a comprar y vender moda o muebles usados. La etiqueta de 'verde' e internet han disparado el negocio, pero su verdadera gasolina está en lo que pagas por tu casa

Foto: Una tienda de ropa. (Reuters/Pavlo Palamarchuk)
Una tienda de ropa. (Reuters/Pavlo Palamarchuk)
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Ibai, 34 años, recuerda que se inició en lo de comprar muebles y otros enseres de segunda mano cuando empezó a moverse de piso de alquiler en piso de alquiler, allá por 2015. "Descubrí que era la mejor opción. Te ahorrabas la mudanza y podías encontrar piezas únicas y de buena calidad, que no fueran lo típico de Ikea, por precios razonables", comenta. Hasta 2020 acudió a esta opción de forma intermitente, pero desde entonces se ha convertido en un fan más de los mercados de segunda mano. El suyo es solo un ejemplo de los muchos que han dado la vuelta a la imagen de un mercado antes marginado. Ahora, lo raro es dar con alguien que en los últimos tiempos no haya comprado algo usado.

Durante décadas, los mercados de segunda mano, salvo excepciones (como antigüedades o mundo vintage), se veían como una solución de pura necesidad. En sectores como la moda, incluso las propias organizaciones caritativas aprovechaban esta imagen, pero en los últimos años la idea ha ido cambiado radicalmente. Ahora, incluso los gigantes del sector de nuevo se han abierto al negocio y lo muestran como algo cool. Zara acaba de lanzar su propio servicio por el que te vende su ropa usada y otros, como H&M, Decathlon o Ikea, llevan años con programas similares. ¿La razón de fondo? Intentar aprovechar una tendencia que cada vez mueve más dinero y amenaza sus negocios.

"Es algo que crece entre los jóvenes, pero no solo. Yo creo que, sobre todo, triunfa en nuevas generaciones por cuestiones de precio, pero va a más. Cuando le enseñas a alguien más mayor lo que puede tener en su mano en cuestión de oferta, ya mira antes Wallapop o tiendas de segunda mano que las tradicionales de toda la vida", añade Ibai.

Como él, Rocío y Paloma son otras dos jóvenes que han entrado de lleno en este mercado y no les cuesta para nada hablar de que venden o comprar productos de esta manera. Es más, lo ven como algo de lo que enorgullecerse. "Compro de segunda mano porque no le veo sentido a comprar en una tienda algo que puedo comprar a otra persona y se puede seguir utilizando", detalla la primera de ellas.

placeholder Tienda de segunda mano en Málaga. (EFE)
Tienda de segunda mano en Málaga. (EFE)

El argumento de Rocío es uno de los principales que se usa para justificar la reinvención del sector. La concienciación sobre el reciclaje, la economía circular y la protección del medioambiente refuerzan su surgimiento entre un público joven cada vez más consciente de estos problemas. También se habla del crecimiento de plataformas online que dan fiabilidad, como Vinted o Wallapop, o de la vuelta de lo vintage. Pero hay un motivo final que empuja al resto: el ahorro. Según los datos de consumo de los hogares españoles, dos de las áreas en las que más ha bajado el gasto en las últimas décadas es en ropa y mobiliario. El español medio gastó en 2022 100 euros menos en ropa y 60 menos en muebles que en 1995. De ahí que hayan crecido tanto estos años las cadenas low cost, los descuentos y, ahora, la segunda mano.

Es cierto que no es solo un asunto de España. Un estudio realizado por la empresa Statista con encuestas realizadas a usuarios de todo el mundo muestra que el crecimiento de la segunda mano es algo global y está muy relacionado con la pandemia. España aparece en el séptimo lugar del ránking con un 46% de personas que habían comprado algún objeto de segunda mano desde verano de 2022 a verano de 2023, un 10% más que en 2019. El crecimiento en Alemania y Francia es aún más exagerado, subiendo cerca de un 15% y acercándose al 60%, que es donde se coloca el top de la clasificación, con Reino Unido y Estados Unidos.

Justo Reino Unido, país que lidera la lista, y el que eligió incluso Zara para lanzar su servicio de prendas usadas antes de expandirlo, hizo hace poco otro informe interesante sobre esta tendencia. Realizado por Insider Intelligence en octubre de 2023, el 78% de sus encuestados dijo que había adquirido prendas de segunda mano para ahorrar dinero. Era la razón principal, seguida por la opción de ser más sostenible. En España no hay estudios de este tipo, pero sí investigaciones que hablan de un ahorro que podría acercarse al 44% si se compra en este mercado secundario.

El aumento de los costes fijos, sobre todo el hogar y los servicios, ha hecho que la gente se lo piense más a la hora de desembolsar en estos sectores. El low cost creció en ese contexto, pero el crecimiento de la segunda mano aparece como una muestra de que el público prefiere ropa y muebles de calidad, aunque no tiene dinero para pagarlas nuevas. Una vuelta por redes sociales o por las tiendas que más triunfan en el sector da una idea de que las grandes marcas son las más cotizadas, pero con importantes rebajas. Tanto es así, que se han creado auténticos negocios de compraventa y se han disparado tiendas solidarias como Humana.

¿Puede una ONG rivalizar con Primark?

La ONG internacional que ha hecho de la ropa de segunda mano uno de sus estandartes (aprovecha esta compraventa para sacar fondos para sus proyectos) está viviendo el crecimiento de este sector como pocos. En 2015 tenía 36 tiendas en toda España. Ahora cierra 2023 con 51 (Primark tiene 56) y su idea, explican desde esta organización, es crecer en puntos físicos un 10% anual. Justifican esta expansión con el aumento del número de clientes, que en 2022 superó por primera vez el millón y supuso un alza de un 22% respecto al año anterior. En 2020 vendía unos cuatro millones de prendas, ahora supera ya los seis.

"Creemos que la clave del crecimiento pasa por un cambio de valores impulsado por la mayor conciencia ambiental, el gradual redescubrimiento de otras maneras de consumir y los buenos precios. Todo ello en un contexto de inflación. Cabe destacar que el 70% de los clientes de las tiendas de Humana declaran que al comprar un artículo de segunda mano, dejan de comprar uno nuevo. Reutilizar la ropa es la mejor manera de evitar que se convierta en residuo. Y evita el gasto económico, energético y ambiental que comporta la producción de una pieza nueva que sustituya a la anterior", explica a El Confidencial Rafael Mas, director de Proyectos y Relaciones Externas de Humana Fundación Pueblo para Pueblo.

placeholder Tienda de Humana en Alcalá de Henares. (Cedida por Humana)
Tienda de Humana en Alcalá de Henares. (Cedida por Humana)

El directivo asegura que sus clientes tienen un perfil bastante diverso, pero vuelve a mencionar la importancia del dinero y de la marca. "En general, el perfil del comprador en las tiendas Humana es el de una persona con un alto grado de fidelización, interesada en la moda sostenible. Pero también puede ser alguien que busca prendas de calidad a precios económicos o gente que busca prendas y artículos de marca a precios asequibles: Dolce & Gabbana, Armani... Todas proceden del mismo origen: las donaciones en los puntos de recogida. Por último, hay un número creciente de jóvenes que buscan prendas especiales, así como amantes de la moda y el vintage", explica Mas.

Fuera de las tiendas y la guerra del comercio clásico, ha surgido todo un mundo relacionado con los productos de segunda mano en internet. Un mercado que ha llevado incluso a generar pequeños negocios que ya han hecho de estos enseres su sustento. Incluso es fácil dar con canales en redes como YouTube o TikTok en los que muchos jóvenes muestran sus tácticas para comprar y vender prendas. Y es que más allá de la compra, el secreto de la segunda mano también está en la venta. Cada vez más gente se lanza a colgar sus productos en webs como Vinted o Wallapop con la idea de renovar armarios o adquirir nuevo mobiliario con un dinero extra.

"Yo empecé en Vinted para limpiar mi armario de ropa y complementos que no uso y llevo años sin usar. Obviamente, si las prendas están muy mal, las tiro, y hay ropa que también dono a Madre Coraje, pero en general hay muchas cosas que están en perfectas condiciones y se puede dar una segunda vida", explica Paloma, una joven con experiencia en esta web de compraventa con sede en Lituania y que no para de ganar adeptos en España. "Siempre la he usado para vender, nunca he comprado, y por ahí he colocado zapatos, chaquetas, jerséis, abrigos, bolsos, camisas, pantalones... Un poco de todo. Los precios van de lo más barato, 4 euros, y lo más caro, 45. Aunque lo habitual puede rondar de los 8 a los 15 euros", añade.

Esta joven malagueña es un ejemplo de cómo ha virado el mundo de la segunda mano. Al contrario que Wallapop, en Vinted se vende por toda Europa y todo se basa en envíos, no hay compraventa en persona, lo que muestra que se trata de un movimiento que va más allá de España. "Se venden muy bien las marcas de moda que evidentemente no son de lujo, pero sí superan en calidad y diseño a cadenas tipo Inditex. Y que también son algo más caras, por lo que la gente acude a estas webs para encontrarlas con algo de descuento", añade.

Rocío, una treintañera con bastantes años probando esto de los productos de segunda mano, también tiene bien pateadas estas aplicaciones, pero lo ve con naturalidad. "Mi padre me llevaba al Mercat de Sant Antoni, en Barcelona, cuando era muy pequeña, a intercambiar mis juegos de la Game Boy. No sé si eso cuenta como compra de segunda mano, pero creo que eso me marcó de alguna manera y me descubrió que no era necesario comprarse algo en una tienda para tener algo nuevo".

Ibai, 34 años, recuerda que se inició en lo de comprar muebles y otros enseres de segunda mano cuando empezó a moverse de piso de alquiler en piso de alquiler, allá por 2015. "Descubrí que era la mejor opción. Te ahorrabas la mudanza y podías encontrar piezas únicas y de buena calidad, que no fueran lo típico de Ikea, por precios razonables", comenta. Hasta 2020 acudió a esta opción de forma intermitente, pero desde entonces se ha convertido en un fan más de los mercados de segunda mano. El suyo es solo un ejemplo de los muchos que han dado la vuelta a la imagen de un mercado antes marginado. Ahora, lo raro es dar con alguien que en los últimos tiempos no haya comprado algo usado.

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