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Cuando tener un hijo te convierte en pobre: "Ser padre es uno de los caprichos más caros"
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LA RENTA SUBE, MENOS PARA LOS NIÑOS

Cuando tener un hijo te convierte en pobre: "Ser padre es uno de los caprichos más caros"

Los niveles de pobreza bajan en toda España, menos en un sector concreto: los menores de edad. Tener hijos cada vez obliga a gastar más (y vivir peor)

Foto: Foto: Reuters/Jon Nazca.
Foto: Reuters/Jon Nazca.
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Antes era pobre, pero ahora más", bromea Tania C. cuando se le pregunta cómo le ha cambiado la vida ser madre de dos hijos en una ciudad como Madrid. Profesional del sector social de 39 años, vive en un piso en Estrecho con su pareja, que trabaja en una cadena de supermercados. Cuando tuvo a su primer hijo hace cinco años, los gastos a los que tenía que enfrentarse eran altos, pero para nada lo que hoy tienen que gastar cada mes solo para sobrevivir.

"En una ciudad como Madrid o Barcelona, un mileurista con estudios superiores ya llega justo", explica. "Ahora imagínate que tienes que sumarle a eso uno o dos hijos: no llegas por muchas ayudas que puedas tener". Un niño "necesita el doble de ropa que un adulto, la cesta de la compra tiene que ser más grande porque necesita una alimentación variada, va a una escuela infantil, etc.". Muchos más gastos. ¿Cuántos? Según el informe El coste de la crianza 2022 de Save the Children, 672 euros de media. 89 euros más que en 2018.

Los datos de la última Encuesta de Estilos Vida publicados por el INE esta semana muestran que las rentas han aumentado en general, menos para los menores de 18, que siguen siendo los más vulnerables. Los padres tienen cada vez menos renta disponible, debido, entre otros factores, a la subida de precios de los últimos años, desde la alimentación hasta la vivienda. Tania saca la calculadora y recuerda que "una habitación en mi barrio vale hoy 500 euros cuando hace cinco años tenías un apartamento".

"La vida ha subido un montón y los sueldos han aumentado poco", desarrolla. "Por mucho que suban el salario mínimo, es poco comparado con lo que han aumentado gastos como la comida, la luz, el agua o el gas". Entre 2018 y 2022, la mayor parte de la subida se ha producido en alimentación, conciliación y educación. Es la pescadilla que se muerde la cola: las familias gastan cada vez más dinero en poder dejar a sus hijos con alguien para poder trabajar y ganar dinero.

El porcentaje de menores de 18 años en situación de pobreza ha aumentado un punto desde el año anterior, del 27,8% al 28,9%. Una de las razones es el efecto umbral. El aumento de la renta media de los hogares españoles eleva el umbral de la pobreza, que ahora se sitúa en unos ingresos inferiores a 23.077 euros al año. Eso significa que, mientras que, en el resto de márgenes de edad, los niveles de pobreza han disminuido, entre los niños han aumentado.

"Pongamos un hogar formado por dos padres y dos niños con ingresos anuales de 21.200, que antes de 2022 habría estado por encima del umbral de la pobreza y ahora está por debajo", explica Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de Save the Children. "Si haces cálculos, tienes que gastar de tus 1.766 euros mensuales más de 1.300 en tus hijos, apenas te quedan 500 disponibles para dos adultos".

"Para poder trabajar, tuve que gastarme 400 euros en una guardería privada"

Los resultados de la última encuesta de fecundidad muestran que la natalidad española se encuentra en su mínimo histórico. España es uno de los pocos países europeos donde sus habitantes tienen menos hijos de los que desearían tener, como recuerda Perazzo. Según la encuesta realizada por el CIS, casi tres de cada cuatro mujeres desearían tener al menos dos hijos, pero la tasa de fecundidad se encuentra en 1,3.

Como sintetiza Tania, "esto es muy de vieja, pero con lo cara que está la vida cualquiera se anima a tener hijos, y los que ya los hemos tenido, pues nada". "Tener hijos es uno de los caprichos más caros que hay, te sale más barato ser jugador o drogadicto", ironiza Alberto G., interino zaragozano de 40 años que tiene dos hijos (uno de un año, otra de tres) y que calcula que gasta más de 1.000 euros al mes en sus retoños.

Peor si estás sola

El peor escenario posible es el de las madres solteras, cuya tasa de pobreza relativa es del 55%, 3,28 puntos porcentuales más que el año anterior (51,7%). Se trata, por una parte, de un sueldo menos, pero también de una única persona para repartir las cargas de conciliación. "Ser madre te empobrece desde el embarazo", dice Maria P., enfermera madrileña de 37 años y madre de una niña de cinco. "Primero porque el mundo laboral no está hecho para las mujeres embarazadas, al menos en mi sector".

María tuvo que dejar de trabajar al quedarse embarazada, y pasó un año en el paro "porque la conciliación era imposible". Ni pudo optar al cheque bebé de 100 euros al mes ni a una guardería pública. Aquí es donde María y su hija entraron en el círculo vicioso de la conciliación: "Para empezar a trabajar tuve que pagar una guardería privada, pagando una media de 400 euros al mes", explica. "Imposible ahorrar nada, al final se tira de lo que se haya ahorrado antes de tener hijos".

"Sí es verdad que podría trabajar en servicios donde cobrase más y librara mejor sin importarme el turno, pero eso me es imposible porque en mi casa no está el otro progenitor", añade. "Al tener yo la custodia completa, durante la semana soy la única progenitora, así que no puedo trabajar donde ni en el turno que sea. Esto es algo que me produce mucha ansiedad porque mi trabajo es muy cambiante y no sé dónde puedo acabar". La maternidad limita enormemente las posibilidades laborales y la flexibilidad en un entorno laboral donde este es una exigencia cada vez más habitual.

Un equilibrio imposible de resolver entre empleo, dinero y tiempo. "Yo quiero estar con mi hija el máximo tiempo posible, pero también quiero trabajar", concluye. "Tengo que trabajar, pero no por ello perderme la vida de mi hija. Y eso, en ciertos trabajos, es imposible. A día de hoy, eso de que uno de los progenitores no trabaje fuera de casa es una utopía". Como mostraba una investigación española, el sueldo medio de las mujeres desciende un 11% respecto al de los hombres después de tener el primer hijo.

La industria de la infancia mueve más de 20.000 millones de euros al año

En las últimas décadas, la incorporación de la mujer al mercado laboral ha proporcionado una mayor independencia económica y personal. Pero en ocasiones también genera la sensación de haber caído en una trampa en la que se exige más a las mujeres en todos los terrenos, como protesta Tania: "Hemos pasado de cero a mil, de repente tenemos que ser la hostia siendo esas madres leonas que cuidan de la casa y de sus hijos, pero que también tienen que ser la rehostia en el trabajo y evolucionar y obtener puestos de responsabilidad".

De la economía del ocio a la industria del niño

Lo más normal es que, después de tener el primer hijo, los gastos viren del ocio (y el ahorro) a la crianza, pero no tanta gente que cobra alrededor del SMI se deja más de 600 euros al mes en caprichos. "Como no puedes salir a comer por ahí con los enanos, eso que te quitas", valora Alberto. "Al final, con los críos no puedes hacer más que cosas de niños". Todo un mercado de la necesidad que se basa en la idea de que qué padre no querría lo mejor para sus hijos y que mueve más de 20.000 millones de euros al año, según los cálculos de (EFY&KMS).

Los dos grandes caballos de batalla para la economía del hogar son la alimentación y los cuidados. "El tema de las guarderías es prohibitivo, una guardería más o menos al uso te sale a unos cuatrocientos y pico euros", explica. "Yo sola cubro el 85% de los gastos mensuales de mi hija, y el agobio es importante porque, cuanto más crecen los hijos, más gastos traen", coincide María. "Y solo piensas en el futuro, en que estudien, y eso conlleva que el día de mañana tengas unos ahorros para poder darles formación".

Esa es otra dificultad. Aunque no seas pobre, es probable que tampoco puedas ahorrar demasiado, pero algunos gastos aumentan con el tiempo. Entre los cero y los tres años, las familias destinan 66 euros al mes en alimentación, pero la cantidad asciende a 133 euros a los siete, cuando las ayudas desaparecen. Otros gastos como los de conciliación, higiene o ropa descienden con el tiempo. No así la educación, que es más cara entre los cuatro y los seis años, con 113 euros de media.

¿Y qué hacemos?

España es uno de los países europeos a la cola en políticas de conciliación. Desde Save the Children proponen nuevas medidas de apoyo a la crianza, como una reforma fiscal que permita beneficiarse también a las familias que, "por no estar obligadas a hacer la declaración de la renta, no se benefician del mínimo por descendiente", como explica Perazzo, que recuerda que la respuesta tiene que ser multifactorial, "desde la educación hasta los transportes".

"El Estado no facilita que seamos madres y padres porque no obliga al empresario a realizar acciones que fomenten la conciliación real", se queja Tania, que apuesta por más plazas públicas en escuelas infantiles, teletrabajo, jornada laboral de cuatro días a la semana o facilidades de acceso a la vivienda. "La única ayuda económica que nos dan a las madres trabajadoras son 100 euros hasta los tres años, parece ser que el niño a los tres años deja de suponer gastos".

Entramos en una nueva era en la que la gente con más ingresos tiene más hijos

Las últimas teorías en el estudio de la natalidad señalan que hemos entrado en una nueva era en los países desarrollados donde ya no siempre existe una relación negativa entre ingresos y natalidad, sino en algunos casos positiva: tiene más hijos quien tiene más dinero. La trabajadora social recuerda que, "si miras la diferencia entre un barrio burgués de Madrid y Vallecas o Carabanchel, es evidente que algunas familias tienen ocho hijos porque se lo pueden permitir, y otras no. La paternidad también tiene conciencia de clase".

"Evitar el empobrecimiento de las familias es muy complicado: en las monoparentales te diría que debería ser más fácil que se hicieran revisiones periódicas de la pensión de alimentos", aporta por su parte María. "Deben aumentar cada año con el IPC, pero eso a lo mejor conlleva una subida de 15 euros al año, que es una vergüenza". Comunidades como Cataluña, Aragón, Navarra, Cantabria, Baleares o Valencia disponen de carnés de familias monoparentales, con descuentos y ayudas en transporte o educación, pero en la mayoría no es así.

¿Quién querría tener hijos si te va a salir tan caro? "En un contexto de reto demográfico, el coste de tener hijos y la situación socioeconómica de los padres desincentiva, más en un contexto de precariedad laboral juvenil", concluye Perazzo. "Las personas jóvenes se lo piensan dos veces antes de tener hijos". Porque eso puede suponer el paso de una situación más o menos cómoda, incluso holgada, a caer en la pobreza.

Antes era pobre, pero ahora más", bromea Tania C. cuando se le pregunta cómo le ha cambiado la vida ser madre de dos hijos en una ciudad como Madrid. Profesional del sector social de 39 años, vive en un piso en Estrecho con su pareja, que trabaja en una cadena de supermercados. Cuando tuvo a su primer hijo hace cinco años, los gastos a los que tenía que enfrentarse eran altos, pero para nada lo que hoy tienen que gastar cada mes solo para sobrevivir.

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