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El envejecimiento y la desigualdad hunden la deuda de los hogares a mínimos
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ENCUESTA FINANCIERA DEL BANCO DE ESPAÑA

El envejecimiento y la desigualdad hunden la deuda de los hogares a mínimos

La deuda privada se desploma. Lo paradójico es que no sólo los hogares con menos recursos renuncian a endeudarse, también los deciles más altos de renta. El envejecimiento tiene mucho que ver con ello

Foto: Tres personas caminando por un parque. (Europa Press/Gabriel Luengas)
Tres personas caminando por un parque. (Europa Press/Gabriel Luengas)
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Un viejo aforismo económico afirma que la deuda pública no existe. El argumento es muy simple: toda la deuda es privada. Al fin y al cabo, sostiene ese razonamiento, las deudas del sector público corren a cargo de los agentes económicos privados, familias y empresas, por lo que no cabe dar carta de naturaleza a la deuda del Estado, salvo por razones de contabilidad pública.

No le falta razón al aforismo. Y tal vez por eso, las familias miran cada vez con más aversión a la posibilidad de endeudarse. Lo hace el Estado por ellas. Un dato lo dice casi todo. El 43% de los hogares no tiene contraído ningún tipo de deuda. Es decir, no debe nada al banco.

La deuda pública, por el contrario, y como se sabe, ha tenido un crecimiento casi exponencial en las dos últimas décadas. En 2005, en pleno boom inmobiliario, representaba el 42,4% del PIB; apenas unos años más tarde, en 2013, rompió la barrera del 100%, pero en 2023, después de haber alcanzado un pico del 120,3% por la pandemia, ha cerrado en el 107,7%, lo que da idea de su explosión.

¿Qué ha sucedido con la deuda privada? Pues todo lo contrario. Un dato lo pone negro sobre blanco. La deuda de los hogares ha caído a niveles de 2005 en relación con sus activos totales y hoy representa, en concreto, el 9,3%. Ahora bien, si la comparación se hace en términos de renta disponible, el endeudamiento de los hogares se sitúa en el 76,6%, el nivel más bajo desde mediados de 2002. Es decir, 12 puntos porcentuales por debajo de la media de la zona euro. Las familias españolas, de estar a la cabeza antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, han pasado a estar a la cola.

Lo paradójico es que no solo los hogares con menos recursos renuncian a endeudarse, lo que sería coherente con su menor capacidad financiera para devolver el préstamo y, por supuesto, por las mayores dificultades para acceder a un crédito, sino que también los deciles más altos de renta (la parte alta de la pirámide) han moderado su mayor propensión a endeudarse. El envejecimiento tiene mucho que ver con ello. Entre otras razones, porque en el actual contexto una situación financiera más holgada es un incentivo para amortizar deuda en lugar de obtener nuevos préstamos.

Renta y riqueza

No se trata de un fenómeno que haya que vincular a una cohorte en concreto. El peso relativo de la deuda sobre los activos totales muestra caídas para todos los grupos de renta y de riqueza neta, como asegura el Banco de España, especialmente entre los hogares de la mitad inferior de la riqueza. En tan sólo dos años, entre 2020 y 2022, según la Encuesta Financiera de las Familias (EFF), un documento que ahora se publicará cada dos años en lugar de tres, ha pasado del 45,1% del total de sus activos al 37,8%.

Foto: La deuda privada de China. (EFE/Wu Hao)

También en términos de volumen, entre finales de 2020 y finales de 2022, se ha producido una reducción notable, un 24% para el total de los hogares endeudados, acelerando la caída observada desde 2014. Si se hace la comparación en relación con el PIB, el resultado es muy parecido. En 2016, la deuda privada representaba el 64,5% del producto interior bruto y hoy se sitúa 17,6 puntos por debajo de ese nivel.

Esto es más significativo, si cabe, si se tiene en cuenta que el descenso ha coincidido en el tiempo con un desplome histórico de los tipos de interés, lo que, en principio, hubiera podido animar a familias y empresas a endeudarse, así como, en paralelo, un aumento del valor de sus activos, algo que, en principio, amplía el espacio para endeudarse. No ha sido así. El importe mediano pendiente de pago ha caído hasta los 28.400 euros, aunque sube hasta los 64.800 euros si solo se tienen en cuenta los préstamos para adquisición de la vivienda principal.

La otra singularidad es el destino de las deudas. Las familias piden préstamos, fundamentalmente, para comprar una vivienda. Nada menos que el 82,9% va a parar a la adquisición de la vivienda principal u otras propiedades inmobiliarias, lo que pone de relieve una realidad incontestable: pedir préstamos tiene que ver, fundamentalmente, con la vivienda, aunque también con la edad.

El peso relativo de la deuda sobre los activos totales muestran caídas para todos los grupos de renta y de riqueza neta, como asegura el BdE

La encuesta revela que la probabilidad de estar endeudado aumenta hasta el grupo de edad de entre 35 y 44 años (76,5%), pero cae después de forma pronunciada, hasta alcanzar el nivel inferior en los hogares cuyo cabeza de familia es mayor de 74 años (16%). Esto es importante porque al cruzar estos datos con la composición de la riqueza por edades, resulta que las cohortes con mayor capacidad económica son, precisamente, las más mayores. Y se da la circunstancia que a partir de una determinada edad las necesidades de endeudamiento son menores, porque los grandes gastos, en particular la vivienda, ya están satisfechos.

Impacto negativo

Esta sería una de las razones que explican la evolución del endeudamiento de los hogares. El envejecimiento frena el crecimiento de las deudas, lo que tiene importantes consecuencias macroeconómicas. El Banco de España, por ejemplo, ha estimado en un reciente estudio que el envejecimiento poblacional experimentado durante la última década habría tenido un impacto negativo de unos 3,4 puntos porcentuales sobre el nivel de la tasa de actividad en 2022.

Es más. La literatura económica ha encontrado evidencias de que menos deuda para financiar inversión, ya sea pública o privada, afecta al crecimiento del PIB. Aunque también tiene implicaciones sobre los beneficios de los bancos. Como asegura el Banco de España en su último informe anual, la reducción del volumen de préstamos al sector privado residente ha contribuido a moderar, en 2023, el crecimiento del margen por intereses de los negocios en España en relación con el activo total de las entidades bancarias.

El importe pendiente de pago ha caído hasta los 28.400 €, aunque sube a 64.800 si solo se tienen en cuenta los préstamos para compra vivienda

Esto explica que el fuerte aumento de los negocios bancarios no venga de sus resultados en el interior del país, sino de su posición de inversión extranjera. La parte positiva para las entidades financieras es que el bajo nivel de endeudamiento es una de las causas de las reducidas tasas de morosidad actuales, ya que quienes adquieren préstamos se sitúan en los niveles de riqueza más elevados y, por lo tanto, tienen mayor capacidad de devolver los préstamos. Los jóvenes, por ejemplo, ante la imposibilidad de acceder a una vivienda en propiedad, optan por el alquiler, lo que no afecta a los balances bancarios.

Aun así, los mayores volúmenes de deuda pendiente se observan entre los hogares cuyo cabeza de familia tenía entre 35 y 44 años (56.100 euros), los del decil superior de la distribución de la renta (80.100 euros) y los que tienen dos miembros trabajando (57.400 euros). De hecho, estas cantidades crecen con la renta, si bien lo hacen de forma menos apreciable con la riqueza neta. Y los mayores niveles de renta se concentran, precisamente, como acredita la Encuesta Financiera de las Familias, en las familias cuyo cabeza de familia tiene entre 65 y 74 años. Su patrimonio total, una vez descontadas las deudas, alcanza los 226.000 euros por hogar. Su riqueza es casi el triple de la que tienen los hogares situados entre 35 y 44 años y es 11 veces superior a la que tienen los menores de 30 años.

Un viejo aforismo económico afirma que la deuda pública no existe. El argumento es muy simple: toda la deuda es privada. Al fin y al cabo, sostiene ese razonamiento, las deudas del sector público corren a cargo de los agentes económicos privados, familias y empresas, por lo que no cabe dar carta de naturaleza a la deuda del Estado, salvo por razones de contabilidad pública.

Deuda Renta per cápita Desigualdad Banco de España Distribución de la riqueza
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