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La guerra comercial entre China y EEUU sube de tono y entra en una fase más agresiva
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PEKÍN VENDE BONOS DEL TESORO DE EEUU

La guerra comercial entre China y EEUU sube de tono y entra en una fase más agresiva

La guerra comercial entre China y EEUU comenzó en 2017, en tiempo de Trump, pero su sucesor, Joe Biden, ha ido más allá. La distancia entre las superpotencias se ensancha. Pekín vende bonos del Tesoro de EEUU

Foto: Joe Biden y Xi Jinping se saludan en 2023. (Reuters)
Joe Biden y Xi Jinping se saludan en 2023. (Reuters)
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La decisión de la aministración Biden de aumentar los aranceles que aplica EEUU a algunos productos chinos desde el 25% hasta el 100%, en el caso de los vehículos eléctricos, ha despertado los viejos fantasmas del auge del proteccionismo, avivados ya desde los tiempos de Trump. Bruegel, uno de los principales centros de pensamientos europeos habla ya, incluso, de un regreso a 1930, cuando el Congreso de EEUU adoptó la Ley Smoot-Hawley, que aumentó sustancialmente los aranceles, lo que en última instancia desencadenó una cadena de proteccionismo mundial que intensificó la Gran Recesión. Aunque aún no se conocen los detalles de la nueva ronda arancelaria, la prensa china da por hecho que las baterías de iones de litio serán las más afectadas.

No hay que olvidar que a pocos meses de las elecciones estadounidenses, Biden y Trump compiten por marcar distancias con China. Se da la circunstancia, además, de que algunos de los estados más disputados por ambos candidatos, Pensilvania, Michigan y Wisconsin son, precisamente, los más afectados por las manufacturas chinas. El propio Biden criticó en su día a Trump por la imposición de aranceles, pero cuatro años más tarde los ha aumentado.

A principios de esta semana, Biden anunció que los aranceles tendrán un valor de 18.000 millones de dólares en sectores estratégicos, incluidos vehículos eléctricos, semiconductores y dispositivos médicos. Justificó la medida como una respuesta a la "injusta política de China", que estaría "amenazando a las empresas y a los trabajadores estadounidenses". La cantidad es pequeña respecto de anteriores incrementos arancelarios, pero tiene un carácter simbólico ante la inminencia de las elecciones presidenciales.

La respuesta de Pekín, por el momento, está siendo muy cautelosa, incluso tibia, lo que se explica porque China —volcada al sector exterior— sería la más perjudicada por un crecimiento descontrolado de las tensiones comerciales. Sobre todo, si EEUU presiona a Europa, que es el principal socio comercial del gigante asiático, para que imponga restricciones a la importación de tecnologías limpias para producir electricidad. Pero hay que tener en cuenta que la industria automovilística europea, sobre todo la alemana, es todavía más dependiente de China que viceversa. Y lo último que quieren los industriales germanos es un incremento de las tensiones.

Movilidad eléctrica

EEUU, el año pasado, fue el principal importador mundial de vehículos eléctricos de batería, híbridos e híbridos enchufables, con unas importaciones por valor de 19.000 millones, 17.800 millones y 6.900 millones de dólares, respectivamente. Esas cifras representan más de la quinta parte del valor total de las importaciones de vehículos de los EEUU e indican la creciente adopción de la movilidad eléctrica.

Las importaciones de vehículos eléctricos también aumentaron considerablemente en algunos países europeos y en Corea. Bélgica, Países Bajos, Suecia y Suiza han alcanzado un punto de inflexión por el cual el valor de las importaciones de vehículos eléctricos ha superado ya el de las importaciones de vehículos tradicionales con motor de combustión interna. Dado que Bélgica y los Países Bajos albergan los dos puertos con mayor tránsito de Europa, estos países pueden funcionar como puntos de tránsito hacia otros países europeos.

Como sostienen los analistas de Bruegel, sin embargo, es probable que la Comisión Europea anuncie pronto la imposición de derechos compensatorios a las importaciones de vehículos eléctricos chinos, después de haber abierto una investigación, pero se espera que el arancel antisubsidios esté muy por debajo del arancel del 100% impuesto por el presidente Biden. Esto significa que el mercado de la UE permanecerá más abierto a las importaciones de vehículos eléctricos chinos que el estadounidense, y también más abierto a la inversión extranjera directa (IED) china.

Aunque el comercio mundial se rige por el principio de la reciprocidad, las autoridades chinas son conscientes de que el ojo por ojo sería contraproducente para sus intereses. China, de hecho, ha dejado pasar sin una respuesta contundente decisiones de EEUU como las restricciones a las ventas de exportaciones tecnológicas críticas, incluidos chips de alta gama, o la imposición de sanciones a cientos de empresas chinas, además de nuevos controles o, incluso, la prohibición a TikTok.

Competencia desleal

China, sin embargo, podría responder dejando depreciar su moneda, algo que históricamente ha preocupado mucho a Washington, que, en repetidas ocasiones, ha acusado a las autoridades de Pekín de competencia desleal actuando sobre el tipo de cambio. Esa medida, en todo caso, sería más sutil que la imposición de aranceles, vigilados por la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Cálculos del Banco Mundial estiman que la guerra comercial entre EEUU y China ha afectado ya a alrededor de 450.000 millones de dólares en comercio anual. La propia Yanet Yellen, la secretaria del Tesoro de EEUU, aprovechó su última visita a Pekín para clamar contra lo que denominó “inundación de productos artificialmente baratos”, en clara alusión a la depreciación del tipo de cambio. El Congreso de EEUU, incluso, está estudiando una legislación específica para limitar las importaciones procedentes de China.

Esta beligerancia estadounidense explica que el representante chino en la OMC protestara recientemente ante el Comité de Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC por lo que considera "medidas discriminatorias". China acusa a EEUU de abusar de la excepción por razones de seguridad nacional, aprobando "medidas unilaterales inconsistentes con las reglas de la OMC, así como el mal uso o abuso de las medidas existentes que han dañado gravemente el orden comercial internacional libre y abierto basado en reglas".

Tiranteces

Se ha estimado que la producción manufacturera del gigante asiático, en concreto, representa ya algo más de un tercio (el 35%) de la del conjunto del planeta. Por lo tanto, el triple de EEUU, lo que da idea de la potencia de Pekín a la hora de fabricar bienes. Según datos de las autoridades chinas, el año pasado China representó el 14% de las exportaciones de bienes, lo que representa 1,3 puntos porcentuales más que en 2017 [ver gráfico], antes de que comenzaran las tiranteces en la época de Trump).

Es más, su superávit comercial, unos 823.000 millones de dólares, es casi el doble que en aquel año. Una reciente investigación ha estimado que el renminbi estaría infravalorado un 16% respecto del dólar. Parte de esa subestimación estaría relacionada con la salida de capitales que se ha producido en los últimos años, no con una estrategia definida de las autoridades chinas.

Es en este contexto en el que se ha conocido que China ha vendido una cantidad récord de bonos del Tesoro y de agencias estadounidenses durante el primer trimestre de este año. El objetivo de Pekín es diversificar sus activos extranjeros coincidiendo, precisamente, con el aumento en las tensiones comerciales con Washington y en pleno estrechamiento de las relaciones con Rusia tras la visita oficial de Putin, con quien Xi Jinping ha firmado un acuerdo de entendimiento.

China, en concreto, se ha desprendido de 53.300 millones de dólares, según cálculos basados ​​en los últimos datos del Departamento del Tesoro de EEUU. Bélgica, que a menudo actúa como custodio de las tenencias de China, se deshizo de bonos del Tesoro por valor de 22.000 millones durante ese periodo. La explicación de estas ventas tiene que ver con la nueva polítca económica de Pekín para impulsar la economía, lo que explica que el Estado necesita recursos. Por un lado, vende parte de sus voluminosos activos exteriores y, por otro, ha anunciado una emisión de 130.000 millones de euros en bono a medio y largo plazo.

La decisión de la aministración Biden de aumentar los aranceles que aplica EEUU a algunos productos chinos desde el 25% hasta el 100%, en el caso de los vehículos eléctricos, ha despertado los viejos fantasmas del auge del proteccionismo, avivados ya desde los tiempos de Trump. Bruegel, uno de los principales centros de pensamientos europeos habla ya, incluso, de un regreso a 1930, cuando el Congreso de EEUU adoptó la Ley Smoot-Hawley, que aumentó sustancialmente los aranceles, lo que en última instancia desencadenó una cadena de proteccionismo mundial que intensificó la Gran Recesión. Aunque aún no se conocen los detalles de la nueva ronda arancelaria, la prensa china da por hecho que las baterías de iones de litio serán las más afectadas.

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