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Los holandeses que han creado la red de cajeros automáticos del submundo: 29 están en España
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UNA INVESTIGACIÓN PANEUROPEA

Los holandeses que han creado la red de cajeros automáticos del submundo: 29 están en España

La empresa In2Retail desembarcó hace ocho años en España con perfil muy bajo. Desde entonces, ha instalado cajeros donde nadie se atrevía: casinos, burdeles, saunas o 'afters'. Dinamarca les investiga por blanqueo de capitales

Foto: Una mujer saca un billete de 20 y otro de 50 euros de un cajero (Reuters / Thomas Hodel)
Una mujer saca un billete de 20 y otro de 50 euros de un cajero (Reuters / Thomas Hodel)
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¿Qué tienen en común la sauna 'after' donde una madrugada la policía identificó a Froilán en una redada; dos de los puticlubes más grandes de España como el D'Angelo de Alicante o el Vive Madrid; la Sala Bagdad de espectáculos eróticos en Barcelona, los casinos de Orihuela o Benidorm, un salón de juegos en Puente Genil o un modesto bed & breakfast cerca de la Plaza Mayor? Todos estos negocios tienen —o han tenido— un cajero automático de la empresa In2Retail, siempre dispuesto a ofrecer un billete a la perdición.

Esta compañía holandesa llegó a nuestro país hace ocho años, poco después de que la Ley 5/2014 sobre Seguridad Privada permitiera la liberalización del sector de los cajeros automáticos, hasta entonces exclusivamente en manos de bancos y cajas de ahorro.

"Cuando nos presentaron, nos dijeron que en las zonas de vicio es donde más efectivo se mueve y donde más extraño es ver cajeros", explica a El Confidencial un antiguo empleado de la compañía, que les ayudó en su entrada en nuestro país. "Un socio y yo llevábamos un tiempo buscando entrar en el sector, y un vendedor de cajeros nos dijo: 'estos quieren establecerse en España y tienen toda esa parte de procesamiento que a vosotros os falta, ¿por qué no os juntáis?' Y así hicimos, estuvimos juntos desde 2016 hasta finales de 2021".

En este tiempo, In2Retail ha logrado instalar casi una treintena de cajeros en nuestro país. No solo en lugares de vicio, sino también en aquellos con una gran afluencia de turistas extranjeros. Por ejemplo, dentro de un motel cercano a la Puerta del Sol o en una consigna próxima a Atocha. En estas calles hay una gran competencia por disponer de un cajero en la calle, pero mediante el subterfugio de instalarlos en el interior de este tipo de negocios, una empresa pequeña como esta ha logrado colocar algunos de los suyos en las zonas más céntricas de Madrid o Barcelona.

"En las zonas de vicio es donde más efectivo se mueve y donde más extraño es ver cajeros"

"A pesar de que cada vez el medio de pago físico está bajando, hay lugares donde los extranjeros no quieren pagar con tarjeta, por el problema de clonación", algo que ha sido denunciado muchas veces dentro de los prostíbulos. "Entonces, un cajero es un entorno seguro, donde saben que no le van a clonar, cuánto van a pagar de comisiones y donde no van a tener ningún problema: saben cuánto les va a costar la fiesta", indica este extrabajador que pidió no ser identificado.

Sin embargo, fuera de nuestras fronteras, esta misma empresa holandesa se convirtió hace menos de un año en el símbolo de un problema creciente en la Unión Europea: los cajeros automáticos independientes como objetivo de criminales que buscan blanquear dinero.

El misterio de la furgoneta blanca

La lista de 29 ubicaciones de cajeros de In2Retail en España no aparece publicada en ninguna parte, ni siquiera en su página web. Para encontrarla, uno tiene que extraer las localizaciones haciendo scraping (extracción de datos mediante programación) a los directorios globales de VISA o Mastercard. Los resultados muestran que algunos de estos dispositivos están presuntamente ubicados en portales de la Ciudad Condal donde no hay nada más que viviendas o en una estación de servicio de una carretera de Sevilla. Lo mismo sucedió en otros puntos de Europa como Países Bajos o Irlanda. En lugares a priori inhabituales para encontrar un cajero automático, como un aparcamiento, alguien había instalado una sucursal de In2Retail.

Más que una anécdota, es la punta del iceberg de una nueva amenaza: cajeros de marca blanca que florecen por ciudades europeas con un nivel de control muy por debajo de los tradicionales, y a menudo, cercanos al epicentro de alguna actividad ilícita. Solo en los Países Bajos hay 1.200 de estos cajeros independientes, muchos de ellos en locales del Barrio Rojo de Ámsterdam o coffee shops cannábicos, lugares que reúnen los dos principales alicientes para instalar cajeros así: gran flujo de turistas y compraventa en efectivo de drogas blandas.

Pocos lugares tan extraños para encontrar un cajero de esta compañía como una furgoneta blanca en mitad de Christiania, el barrio hippy de Copenhague y también uno de los puntos calientes de la venta de hachís en Dinamarca, situada en la calle Pusher. A diferencia del resto del barrio, esta parte no está controlada por ecologistas pacíficos, sino por bandas bastante peligrosas.

placeholder Agentes de policía limpian los puestos usados para vender cannabis en Christiania. (Reuters/Tom Little)
Agentes de policía limpian los puestos usados para vender cannabis en Christiania. (Reuters/Tom Little)

Aquel cajero incrustado en la furgoneta blanca podría haber pasado más tiempo desapercibido si no fuera porque el 27 de agosto de 2023, 48 horas después de su instalación, se produjo un asesinato en sus inmediaciones.

Aquel día, dos hombres que habían llegado hasta la zona a bordo de bicis eléctricas se encaminaron al motel Starship, sacaron tres armas y abrieron fuego 23 veces, matando en el acto a un varón de 30 años asociado con Los Ángeles del Infierno e hiriendo gravemente a varios testigos. Sus asesinos —uno de los cuales, Entesham Younis, huyó y permanece en busca y captura internacional— pertenecen a la banda LTF.

El crimen dio paso al debate. En los días posteriores al tiroteo, la policía presionó a los bancos Nordea y Danske Bank, cuyos cajeros automáticos a las afueras de Christiania ayudaban a abastecer con efectivo el mercado de hachís. La presión de la policía y lo mediático del caso hizo que ambos bancos decidieran retirar las máquinas. Sin embargo, la empresa británica Euronet, otra de las que ha crecido en los últimos años instalando cajeros independientes —habitualmente con cuantiosas comisiones— hizo caso omiso y continuó operando en el barrio.

La policía no pudo quitar el cajero porque era legal. O para ser más precisos: no era ilegal

La reunión conjunta de la Fundación Fristaden Christiania, propietaria de la zona, con la policía para que retiraran el cajero automático rodante resultó infructuosa. La policía no pudo quitarla porque la máquina era legal. O para ser más precisos: la máquina no era ilegal.

Ninguna autoridad en Dinamarca recopila información sobre los cajeros automáticos independientes o dónde están ubicados. Nadie vigila de dónde viene el dinero que sale de las máquinas. En teoría, podrían haber sido las propias bandas quienes hubieran colocado la máquina allí. O incluso quienes hubieran llevado el dinero en efectivo de la venta de hachís en Pusher Street directamente a la máquina sin que las autoridades interfirieran.

Cada vez que un cliente retiraba dinero de ese cajero para comprar marihuana, una cantidad en su cuenta bancaria era transferida a la cuenta asociada a la máquina, cuenta que podía estar ubicada en cualquier parte del mundo. El dinero negro del cajero automático se podría blanquear, poco a poco, con todas esas pequeñas cantidades que se retiraban de la máquina a diario. La Unidad Nacional de Delitos Especiales danesa (NSK) explica en un correo electrónico que se considera "muy probable" que los delincuentes utilicen depósitos y retiradas de efectivo en cajeros de marca blanca para blanquear fondos derivados del delito.

En España no se sabe nada

En España, este tipo de cajeros independientes deben cumplir las mismas reglas que el resto, por tanto, están más regulados. "El problema de un cajero es que es como una orquídea, la pones en un punto de tu casa y crece, pero la cambias diez metros más allá y se muere", explica a El Confidencial Iker Latxaga, un gestor de fondos bilbaino que recientemente ha creado su propia empresa de cajeros, JetCash. Latxaga niega que el tipo de prácticas que se han visto al norte de Europa sean posibles aquí, al menos para cajeros asociados a empresas legalmente establecidas como la suya. "Si tú tienes un cajero legal, la policía viene a revisar el cajero, certifica que estás cumpliendo con todas las leyes de seguridad y te da la aprobación para operar".

Fuentes en la policía española contactadas por este periódico aseguran no tener indicios de criminalidad con cajeros de marca blanca en nuestro territorio. Aquí ha habido precedentes de blanqueos de capital en lupanares, pero empleaban los datáfonos como herramienta delictiva. En la llamada Operación Pompeya, un juicio que comenzó en 2017 y aún está en fase oral, 16 dueños de grandes burdeles fueron enviados al banquillo acusados de 119 delitos fiscales que les sirvieron para no declarar más de 111 millones de euros en concepto de IVA e IRPF.

Los dueños de estos prostíbulos crearon una sociedad llamada Larratruk que proveía a los clubes de datáfonos. De este modo, si el cliente no pagaba los servicios en efectivo, se le cargaba un recibo que reflejaba el nombre de Larratruk, y no del local en sí, por lo que este quedaba oculto en los registros bancarios. A cambio, le cobraban un 10% extra del dinero extraído.

"Un cajero es como una orquídea, la pones en un punto de tu casa y crece, pero la cambias diez metros más allá y se muere"

Algunos de los puticlubs que están siendo investigados en la Audiencia Nacional fueron más tarde clientes de In2Retail, como demuestran los documentos examinados por El Confidencial, que realiza esta investigación sobre los riesgos de fraude asociados a la industria de los cajeros de marca blanca, junto a un consorcio formado por los periódicos Information (Dinamarca) y el programa de documentales Zembla, de la televisión pública de Países Bajos.

En otros países, existe la opción de instalar un cajero en tu negocio, por ejemplo un bar o un bazar, y alimentarlo con fondos propios para sacarle dinero a través de las comisiones. Es lo que se conoce como merchant fills, rellenados por el comerciante. En España, este tipo de cajeros no pueden abrirse legalmente. "La carga del cajero no la podemos hacer nosotros, porque por normativa tiene que hacerlo una empresa de medios de transporte", explica Latxaga. Se externaliza esta labor a compañías como Loomis o Prosegur, que también está dando pasos para configurar su propia red de cajeros.

No obstante, algunas fuentes consultadas aseguran también que existen máquinas de este tipo, más bien llamadas dispensadores de dinero, ubicadas en salones de juego —especialmente desde que muchas regiones del país prohíben la instalación de cajeros en este tipo de locales para dificultar la ludopatía— pero nunca de cara al público general y mucho menos con acceso a la calle.

Foto: Persona retirando dinero del cajero. (EFE/Peter Hudec)

Al flotar en ese espacio alegal, este tipo de máquinas no precisan de revisión por parte de las autoridades ni ser atornilladas al suelo por la policía. Pero también pierden la oportunidad de estar expuestas a un flujo considerable de clientes, como sí lo hacen In2Retail, Euronet o JetCash, que ya ha instalado medio centenar de cajeros por toda España. Para Latxaga, más allá de las zonas de vicio o turísticas, su gran oportunidad está en la España rural: "Los bancos están cada vez retirando más cajeros, retirando más sucursales y dejando un hueco para que los independientes, que tenemos una visión distinta sobre qué debe ser un cajero, podamos cubrir este hueco".

Nuestro país parece haber hecho bastantes deberes en ese sentido, aunque el elefante sigue en la habitación: el dinero y el cajero son legales, ¿pero qué sucede con el uso que se da cuando es obtenido en un lupanar? En este aspecto, Latxaga reflexiona que "todos estos sitios tienen una licencia de apertura: algunos como bar, otros como hotel... todos tienen una licencia administrativa con la que están trabajando", expone.

"Todos tienen una cuenta corriente con la que están trabajando y, por último, todos tienen datáfonos de bancos con los que están trabajando, distribuidores de bebidas, de electricidad... entonces cuando me dicen “¿cómo vas a poner ahí un cajero?”, me pregunto... ¿en qué se diferencia de todos los demás? A mí no me gusta, pero siendo asépticos, ¿por qué el cajero no pero la luz o la electricidad, o el datáfono del banco sí? ¿La cuenta corriente del banco? Sí. ¿El datáfono del banco? Sí. Las cocacolas, el ron. Todo esto sí".

Europa está atenta

Cuando "las empresas que utilizan mucho efectivo alientan a sus clientes a utilizar efectivo para servicios que no se facturan ni registran", los cajeros automáticos privados pueden estar utilizándose para la evasión y el fraude fiscal. Son palabras de la Comisión Europea, más concretamente en un informe sobre "la evaluación de riesgos de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo que afectan al mercado interior y se relacionan con actividades transfronterizas", de 2019.

La evaluación fue alarmante. El riesgo en relación con los cajeros fue calificado como "muy significativo", el nivel más alto posible en los estándares europeos. La opción de que actores privados compren o alquilen cajeros automáticos, decían, "crea un vacío legal que los delincuentes aprovechan". En la siguiente edición del informe, 2022, se evaluó que el riesgo seguía siendo "muy alto", escrito con letras mayúsculas y fondo rojo.

placeholder Los cajeros independientes están surgiendo por toda Europa. (Reuters/Hannah McKay)
Los cajeros independientes están surgiendo por toda Europa. (Reuters/Hannah McKay)

El informe describía también varias formas en las que los cajeros automáticos de propiedad privada podrían utilizarse para cometer fraude, evasión fiscal y blanqueo de capitales. La más alarmante era que los cajeros automáticos estuvieran cargados de dinero procedente de actividades ilícitas. Otra variante era que el dinero —procedente del narcotráfico, inmigración ilegal, trata de personas, trabajo ilegal, explotación sexual, venta de productos falsificados, hurtos o robos— se entregara al propietario de los cajeros automáticos.

Hasta muy recientemente, todo este informe se consideraba en Bruselas como una amenaza seria, pero todavía potencial. Sin embargo, el caso de la furgoneta-cajero de In2Retail en el barrio de Christiania hizo saltar todas las alarmas. ¿Podía estar explotando este asunto donde los expertos europeos menos lo esperaban, en la encantadora ciudad de Copenhague?

¿Quién puso el cajero en la furgoneta?

La bruma en torno a aquel suceso sigue siendo espesa. Hendrik Entrop, director holandés de In2Retail y también representante legal de la filial española de la empresa, explica que fue él quien tuvo la idea de montar ese cajero automático en Christiania. En sus declaraciones a periodistas de este consorcio, explica que la empresa ya tenía varias máquinas en Dinamarca y pudieron comprobar que funcionaban bien: les reportaron mucho dinero.

"Siempre quise estar en Christiania, a cualquier precio. Es un lugar maravilloso", explica este ejecutivo, que llama a Copenhague "la Ámsterdam de los nórdicos", allí donde noruegos, suecos y finlandeses viajan para divertirse. Durante la pandemia de coronavirus, In2Retail había adquirido un par de furgonetas con cajeros automáticos integrados a una empresa que había quebrado. Aún no está claro si fue en Irlanda o en Inglaterra, pero tenía el volante a la derecha.

Según detalló Entrop, el representante danés de In2Retail, Ekrem Karakurt, estaba igualmente entusiasmado ante la idea, pero quiso dejar claro que todo el dinero en efectivo para la máquina debía ser entregado por un transportista legítimo. El ejecutivo holandés explica además que se informó a la policía danesa que querían colocar este cajero automático en Christiania.

La versión de la empresa y de las autoridades sobre el cajero de Christiania difieren totalmente

Sin embargo, desde Dinamarca, Karakurt ofrecía una explicación ligeramente diferente: dice que fue a él a quien se le ocurrió la idea de colocar la máquina en Christiania y que se puso en contacto tanto con In2Retail en los Países Bajos para conseguir la furgoneta con el cajero automático incorporado como con las autoridades locales de Christiania, que son quienes conceden el permiso para instalar el cajero.

Ninguna de estas dos explicaciones cuadran del todo. El vicepresidente de la Fundación Christiania, Knud Foldschack, rechaza categóricamente que In2Retail hubiera recibido permiso para instalar la máquina: "Ni la Asamblea General ni la Fundación lo concedieron: la posición de ambos es que no". Hulda Mader, portavoz de prensa de Christiania, también niega que In2Retail tuviera permiso para colocar la máquina en Pusher Street: "Ciertamente no lo tenían".

En respuesta a estas declaraciones, el representante danés de In2Retail aseguró tener en su poder mensajes de texto que muestran que estuvo en diálogo con Christiania sobre la configuración de la máquina. Un periodista del consorcio ha visto de primera mano esta correspondencia SMS. La primera consulta de Karakurt es de octubre de 2022. La única respuesta de la representante de Christiania es un SMS de noviembre de 2022, en el que cancela una reunión con el director. No volvió a contestarles y, en verano de 2023, se encontraron con el cajero-furgoneta. Para Nicole Voorhuis, antiguo fiscal especializado en grandes delitos de fraude y miembro del Banco Central de Países Bajos, todo esto resulta "una oportunidad perdida", y abunda: "Debería haber un registro, y estas compañías, así como sus miembros o la localización de estos cajeros debería ser revisada".

¿Qué tienen en común la sauna 'after' donde una madrugada la policía identificó a Froilán en una redada; dos de los puticlubes más grandes de España como el D'Angelo de Alicante o el Vive Madrid; la Sala Bagdad de espectáculos eróticos en Barcelona, los casinos de Orihuela o Benidorm, un salón de juegos en Puente Genil o un modesto bed & breakfast cerca de la Plaza Mayor? Todos estos negocios tienen —o han tenido— un cajero automático de la empresa In2Retail, siempre dispuesto a ofrecer un billete a la perdición.

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