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Lo de Milei es solo el principio: lo que España (y Europa) se juegan en Argentina
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CRISIS ESPAÑA-ARGENTINA

Lo de Milei es solo el principio: lo que España (y Europa) se juegan en Argentina

Lo que está en juego no es solo un enfrentamiento entre dos gobiernos. Lo relevante es un movimiento subterráneo que tiene que ver con la mayor presencia de EEUU en Argentina y el consiguiente desplazamiento de España

Foto: El presidente de Argentina, Javier Milei. (Europa Press/Pérez Meca)
El presidente de Argentina, Javier Milei. (Europa Press/Pérez Meca)
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Está todo inventado. Hace ahora cinco años, Bolsonaro, el expresidente brasileño, se burló de la mujer de Macron por su aspecto físico. Un seguidor suyo, como publicó este periódico, subió a Facebook un montaje fotográfico de las dos parejas presidenciales junto a la pregunta: "¿Ahora entiendes por qué Macron persigue a Bolsonaro?". El mensaje podría no haber trascendido más allá de entre sus seguidores de no ser porque entre sus comentarios figuraba uno del propio presidente brasileño en el que apostilló la broma pesada con la siguiente frase: "No le humilles, hombre. Kkkkkkk".

La vulgaridad de Bolsonaro, como es lógico, sentó muy mal en el Elíseo, y Macron le respondió de la manera más diplomática que pudo: Espero, dijo, que los brasileños "tengan pronto un presidente a la altura del cargo, las mujeres brasileñas sin duda sienten vergüenza al leer esas declaraciones por parte de su presidente", insistió Macron. El choque no fue más allá, pero lo cierto es que durante el tiempo de Bolsonaro las relaciones económicas entre Francia y Brasil pasaron por un mal momento.

El enfrentamiento entre Milei y el Gobierno español tiene algunas semejanzas. Unas declaraciones inoportunas y fuera de lugar del ministro Óscar Puente han provocado una escalada de la tensión desconocida. Ni siquiera durante la dictadura argentina y su brutal represión, España retiró a su embajador, lo que da idea de la importancia de la decisión tomada por Moncloa.

La pregunta que cabe hacerse, por lo tanto, es por qué se ha llegado a esta situación, más allá que por un choque verbal, sin duda relevante. Y la respuesta hay que encontrarla, precisamente, en un movimiento subterráneo, pero cada vez más visible, y que une a Bolsonaro y al propio Milei, y no es otro que el progresivo acercamiento de algunas repúblicas americanas a EEUU y el consiguiente alejamiento de Europa.

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Si hay algo que une a los populismos latinoamericanos de derechas –los de izquierdas miran hacia otro lado– es su relación de sumisión a EEUU, desde luego en el plano económico. Otra cosa es en el plano de la propaganda política, pero esto tiene más que ver con la retórica que con la política concreta. López Obrador, el presidente mexicano, es el caso más claro. Desde su mandato, sólo ha estrechado sus relaciones económicas con EEUU.

Influencia ideológica

No en vano, Washington no sólo es el primer inversor en la región, sino que proyecta su influencia ideológica sobre el conjunto del subcontinente. Entre otras razones, porque también su influencia sobre los bancos multilaterales que operan allí es grande. En el caso del FMI, y en relación a Argentina, habría que decir, incluso que omnímoda. Y la supervivencia de Milei, cabe recordar, depende mucho del Fondo, que es quien abre o cierra el grifo en función del cumplimiento de determinados objetivos macroeconómicos.

Milei, de hecho, volverá los próximos días a EEUU para visitar Silicon Valley y reunirse con los jefes de las plataformas tecnológicas, entre ellos Mark Zuckerberg, y ya es conocida sus buenas relaciones con Elon Musk. Será el séptimo viaje a EEUU en cinco meses de gestión. El acercamiento incluye una reciente entrevista con la jefa del comando sur de EEUU, la general Laura Richardson.

Washington no solo es el primer inversor en la región, sino que proyecta su influencia ideológica sobre el conjunto del subcontinente

El responsable de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, visitó recientemente Buenos Aires y se reunió con Milei, a quien elogió por sus esfuerzos para estabilizar la economía argentina (lo mismo que le pide el FMI). Y en particular, mencionó las oportunidades de negocios que se abrían para los dos países para explotar minerales críticos, especialmente el litio. “Queremos que las empresas de EEUU sigan siendo los socios preferidos de Argentina”, dijo Blinken, quien de esta manera aleja al país de China, cuyas incursiones en busca de minerales y materias primas no han dejado de crecer en los últimos años. Pero también de Europa, que aún tiene pendiente de firmar el Acuerdo Mercosur, que tras dos décadas de negociaciones, y cinco a la espera de ratificación, sigue en el sueño de los justos, cuando se trata de un pacto vital para Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Como ha escrito Carlos Malamud, analista del Real Instituto Elcano, desde su llegada al poder, Milei "ha apostado por un claro alineamiento con EEUU e Israel, lo que al mismo tiempo implica el relegamiento de China". Y el horizonte puede ser más halagüeño para Milei si gana Trump, con quien el presidente argentino comparte su forma de hacer política. En particular, contra lo que llama la casta. Ambos se abrazaron de forma efusiva pocas semanas después de llegar Milei al poder.

Recuperar el terreno perdido

La deferencia de Blinken es un ejercicio de realpolitik, ya que la distancia entre Milei y Joe Biden es sideral, pero EEUU se ha olvidado durante demasiado tiempo de su patio trasero y ahora intenta, a duras penas, recuperar el terreno perdido, y por eso necesita al presidente argentino. Entre otras razones, porque Lula, desde Brasil, está haciendo justo lo contrario que su antecesor, Bolsonaro, que cuando fue perseguido por la justicia por su implicación en el asalto a las instituciones de Brasilia se refugió durante algún tiempo en Florida.

Brasil acaba de firmar un acuerdo con China en yuanes, en lugar de dólares, lo que irrita especialmente a EEUU. Pekín, desde 2009, es el principal socio comercial de Brasil, y desde que comenzó el nuevo mandato de Lula las relaciones se han estrechado, lo que preocupa especialmente en Washington. No fue casualidad que uno de los primeros viajes de Lula al extranjero tras estrenar mandato fuera a Pekín "para equilibrar la geopolítica mundial".

Foto: Albares en la rueda de prensa. (EFE/J. J. Guillén)

Estos movimientos entre las grandes superpotencias son los que amenazan con dejar a Europa fuera de juego, cuando históricamente ha sido un gran inversor en la región. En el caso de España, por ejemplo, el segundo inversor tras EEUU, y según un informe del Ceapi (Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica) presentado ayer mismo, hay alrededor de 2.300 empresas españolas que generan cerca de 820.000 puestos de trabajo. Latinoamérica, de hecho, concentra casi el 30% del stock de capital total que mantiene España en el exterior (600.800 millones de dólares en 2021 según datos de UNCTAD).

Ese mercado es tan relevante que Latinoamérica representa el 25% de los ingresos de las empresas españolas del Ibex, habiendo llegado a superar el 40% en los casos de Santander, BBVA o Telefónica. Mucho que perder y poco que ganar.

Está todo inventado. Hace ahora cinco años, Bolsonaro, el expresidente brasileño, se burló de la mujer de Macron por su aspecto físico. Un seguidor suyo, como publicó este periódico, subió a Facebook un montaje fotográfico de las dos parejas presidenciales junto a la pregunta: "¿Ahora entiendes por qué Macron persigue a Bolsonaro?". El mensaje podría no haber trascendido más allá de entre sus seguidores de no ser porque entre sus comentarios figuraba uno del propio presidente brasileño en el que apostilló la broma pesada con la siguiente frase: "No le humilles, hombre. Kkkkkkk".

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