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El drama de la vivienda no solo es social, también económico: ya amenaza al crecimiento
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El drama de la vivienda no solo es social, también económico: ya amenaza al crecimiento

Primero fue el Banco de España y ahora el Consejo Económico y Social: los altos precios de la vivienda dificultan el crecimiento económico en las zonas más dinámicas del país

Foto: Un bloque de viviendas de nueva construcción en Valencia. (EFE/Biel Aliño)
Un bloque de viviendas de nueva construcción en Valencia. (EFE/Biel Aliño)
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Un trabajador de la construcción que vive en Andalucía tiene un riesgo bastante alto de estar en el paro, ya que está en un sector con una tasa de paro del 11%. Sin embargo, en Madrid tendría el trabajo casi asegurado, con un paro de apenas el 6%. En Cataluña el paro de la construcción es del 5,7% y en Baleares, de apenas el 5%. ¿Por qué no se mudan a donde tendrían trabajo asegurado?

Una parte de la sociedad española ha tenido históricamente aversión a moverse por trabajo, a pesar de que otra parte no ha dudado en mudarse. Pero ahora hay un problema más que frena el desplazamiento hacia las regiones más dinámicas: la vivienda. Vivir en Madrid, Barcelona o Baleares implica pagar precios muy altos o vivir en las afueras, donde el ahorro en dinero se cobra en tiempo.

La escasez de stock de vivienda en las regiones más dinámicas del país complica el crecimiento de la oferta de mano de obra. Esto explicaría que un desempleado de la construcción en Andalucía prefiera esperar unas semanas, o meses, a encontrar un trabajo en su localidad, que desplazarse a las ciudades más caras donde el coste de la vida no compense la diferencia de ingresos.

El Banco de España ya alertó sobre este fenómeno hace unas semanas y ahora es el Consejo Económico y Social (CES) quien se une a las advertencias. "El problema de la vivienda puede acabar estrangulando el crecimiento económico", advirtió el martes el presidente del CES, Antón Costas, en la presentación de la memoria socioeconómica y laboral anual.

Foto: La construcción no ha recuperado los niveles prepandemia. (EFE/Kai Försterling)

El alto precio de la vivienda ya no es sólo un problema social para el país, también es un problema económico de primera magnitud. Esto significa que no urge encontrar soluciones para mejorar la vida de los afectados, también para conseguir mayor eficiencia económica. Costas apunta tres vías por las cuales la vivienda amenaza el crecimiento económico. La primera es la señalada: los precios altos frenan la llegada de mano de obra allí donde más se necesita. En especial mano de obra menos cualificada, que ocupa puestos peor retribuidos.

Si el problema se enquista y surgen problemas permanentes de mano de obra, las empresas tendrán que buscar otras regiones en las que sea posible encontrar trabajadores, aunque ello sea a costa de perder los beneficios que ofrecen las grandes ciudades en términos de economías de escala y de aglomeración. "Si las empresas se ven forzadas a situarse en regiones en las que no pueden maximizar sus eficiencias, el país perderá potencial de crecimiento", explicó también Ignacio Conde-Ruiz, presidente de la comisión de trabajo de la memoria anual del CES.

"La escasez de vivienda genera "efectos inflacionistas que debemos tener presentes"

La segunda vía es la inflación: la escasez de trabajadores y el alto coste de la vida provoca que aumenten las demandas salariales. La escasez de vivienda genera "efectos inflacionistas que debemos tener presentes", advierte Costas. La tercera es el malestar social que genera el problema de la vivienda y que supone "un elemento perturbador de la dinámica social y política".

La advertencia del CES se une a la que hizo el Banco de España. "Los problemas de acceso a la vivienda tienen implicaciones adversas tanto desde el punto de vista social como económico", alertó en su informe anual. En su caso, la preocupación se centraba en otra derivada del alto precio de la vivienda: la merma de la capacidad de ahorro y consumo de los hogares que tienen que hacer frente a hipotecas o alquileres muy elevados. "Como resultado, los problemas de acceso a la vivienda podrían dar lugar a pérdidas de productividad agregadas y a un menor crecimiento económico", señaló el BdE.

"Los problemas de la vivienda podrían dar lugar a un menor crecimiento económico"

La vivienda supone ya el 32,4% del gasto de las familias, superando los 10.000 euros anuales por hogar. Pero en los hogares con menores ingresos (el 20% con menor renta), el coste de la vivienda y sus gastos asociados se lleva más del 42% de sus ingresos. En el caso de los jóvenes, el precio de la vivienda retrasa gravemente su emancipación, que llega cuatro años más tarde que en Europa. En concreto, los jóvenes se independizan a los 26,4 años, pero en España no lo hacen hasta superados los 30.

Para el CES, la única solución posible a la situación actual es el aumento del stock de vivienda en alquiler asequible. "No resolveremos el problema hasta solucionar el problema de la escasez de vivienda social", señaló Costas. En España, el parque de vivienda social no supera el 2,5% del total, mientras que en la Unión Europea alcanza el 15%. Con este porcentaje tan bajo, España realmente no tiene margen para ofrecer una solución a los jóvenes o las familias que no pueden permitirse pagar el precio de mercado. Pero, lo que es más grave, tampoco tiene capacidad para modelar la escalada de precios aumentando la oferta.

Un trabajador de la construcción que vive en Andalucía tiene un riesgo bastante alto de estar en el paro, ya que está en un sector con una tasa de paro del 11%. Sin embargo, en Madrid tendría el trabajo casi asegurado, con un paro de apenas el 6%. En Cataluña el paro de la construcción es del 5,7% y en Baleares, de apenas el 5%. ¿Por qué no se mudan a donde tendrían trabajo asegurado?

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