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Europa deja atrás la crisis y encara un periodo de expansión económica
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EXPECTATIVAS DE CRECIMIENTO

Europa deja atrás la crisis y encara un periodo de expansión económica

La economía europea ha dejado atrás el bache. Tiene por delante todavía crecimientos muy modestos, pero a medio plazo las últimas crisis han dejado cambios estructurales. En particular, en la diversificación energética

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (EFE)
Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (EFE)
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La economía europea sale del letargo. Los datos son todavía preliminares, pero muestran una señal inequívoca de que el bache económico que comenzó con la pandemia, y agravado posteriormente por la alta inflación tras la invasión de Ucrania, ha quedado atrás. Aunque las previsiones de la Comisión Europea son todavía modestas –estima un avance del PIB del 1% este año y un 1,6% el próximo– hay una diferencia cualitativa más que cuantitativa. Los fundamentos que sostendrán el crecimiento son ahora más sólidos que en el pasado. Obviamente, salvo que nuevos cisnes negros aparezcan con luz propia durante el horizonte de previsión.

La política monetaria, por un lado, tenderá a ser más laxa (este jueves el BCE bajará los tipos de interés), mientras que la inflación, paradójicamente, ha reducido el endeudamiento en relación al PIB, lo que permite a los gobiernos tener más margen para incentivar la economía sin ser penalizados por los mercados.

Igualmente, las nuevas reglas fiscales, suavizada tras la última reforma, se aplicarán con un horizonte más largo, lo que también incrementarán el margen de maniobra de los gobiernos para alimentar el consumo público. Sobre todo, en un contexto como el actual, en el que las dos superpotencias, EEUU y China, se han volcado en su política de estímulos. Las nuevas reglas fiscales entraron en vigor el pasado 29 de abril y priorizan el medio plazo en lugar de un ajuste inmediato. El consumo público, precisamente, es lo que puede compensar los niveles de ingreso per cápita de Europa, que aún están muy por debajo de máximos, y no se espera que esta brecha se reduzca de forma inmediata.

De la misma manera, el empleo, en un contexto muy difícil, ha resistido con tasas de paro históricamente bajas. De hecho, y pese al estancamiento de la actividad productiva, lo cierto es que la economía de la UE generó más de dos millones de puestos de trabajo en 2023 gracias a un crecimiento generalizado del empleo en toda la UE. Esta evolución no parece ser ajena al hecho de que los salarios reales medios hayan iniciado una recuperación de los niveles de 2021. En paralelo, uno de los canales de las últimas crisis, la quiebra de las cadenas globales de suministro, se ha normalizado, tal y como refleja el índice que elabora la Reserva Federal de Nueva York, y que muestra que ya se encuentra por debajo de la media de su valor histórico.

Expectativas de beneficios

El gigante Maersk, la segunda empresa de logística del transporte del mundo, acaba de revisar de nuevo al alza sus expectativas de beneficios. Maersk espera ahora ganar entre 7.000 y 9.000 millones de dólares, frente a unas previsiones iniciales situadas entre 1.000 millones y 6.000 millones de dólares. Lugares calientes como el Mar Rojo o el estrecho de Ormuz se han normalizado.

Otro de los factores que avalan la solidez de la recuperación tiene que ver con los costes de la energía, que no sólo se han moderado, sino que a la vez se ha producido un cambio estructural. Como sostiene un reciente trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI), la seguridad energética de Europa se deterioró, paradójicamente, durante las décadas previas a la invasión rusa de Ucrania, ya que los países fueron aumentando su dependencia de las importaciones de un número de proveedores cada vez menor. Ahora, sin embargo, estaría sucediendo todo lo contrario.

El aumento de los precios del carbono, el refuerzo de la regulación en materia de eficiencia energética en sectores específicos y un proceso acelerado de concesión de permisos a energías renovables han contribuido a la seguridad energética de Europa. A esto hay que añadir que las fuentes de aprovisionamiento se han diversificado, lo que en definitiva hace a las economías europeas menos vulnerables.

El aumento de la seguridad en el suministro es, de hecho, el factor clave que explica la mejora de las expectativas. Y esto se manifiesta, aunque se trata todavía de una mejora prudente, en la mejora del Índice de Sentimiento Económico (ISE) en el conjunto de la UE. En particular, en España e Italia (ya por encima del 100), pero también en Alemania y Francia. Lo que refleja el índice es el sentimiento de los agentes económicos sobre su futuro inmediato, y el 100 es la media entre el año 2000 y el 2022. Se trata de una media ponderada de los saldos de las respuestas a preguntas seleccionadas dirigidas a las empresas de cinco sectores, la industria (40%), los servicios (30%), los consumidores (20%), el comercio minorista (5%) y la construcción (5%).

Los servicios tiran del PIB

Otro indicador clave muestra algunas mejoras. El PMI compuesto (por sus siglas en inglés), que mide el nivel de actividad a partir de la información que suministran los gestores de compras refleja que las cuatro mayores economías de la Unión Europea (Alemania, Francia, Italia y España) están ya en zona de expansión (por encima de los 50 puntos). La causa de este avance tiene que ver, fundamentalmente, con el comportamiento de los servicios, ya que las manufacturas continúan retrasadas, algo que explica, precisamente, que España (cuya economía está más volcada al turismo y a la hostelería) esté creciendo claramente por encima de la media.

La evolución de la inflación abunda en la misma idea. El Índice de Precios de Consumo (IPC) todavía se sitúa por encima del objetivo del BCE, un 2,6% frente al 2% a medio plazo, pero con una tendencia claramente descendente en el conjunto de la Unión Europea, lo que habilita al BCE para que empiece a bajar los tipos de interés a partir de este jueves.

Este movimiento favorecerá la recuperación del poder adquisitivo y, especialmente, afectará positivamente a las familias hipotecadas, pero también beneficiará la recuperación de la inversión, que desde que irrumpió la pandemia ha sido la gran sacrificada. Sobre todo, en lo relacionado con la construcción residencial. También los estados podrán beneficiarse del impacto que tendrá sobre el coste de la financiación de la deuda pública. Los futuros del Euríbor a 3 meses sugieren que los tipos de interés nominales a corto plazo de la zona del euro disminuirán del 4% al 3,2% a finales de año y al 2,6% a finales de 2025. La actividad económica, por lo tanto, tendrá más oxígeno para respirar.

La economía europea sale del letargo. Los datos son todavía preliminares, pero muestran una señal inequívoca de que el bache económico que comenzó con la pandemia, y agravado posteriormente por la alta inflación tras la invasión de Ucrania, ha quedado atrás. Aunque las previsiones de la Comisión Europea son todavía modestas –estima un avance del PIB del 1% este año y un 1,6% el próximo– hay una diferencia cualitativa más que cuantitativa. Los fundamentos que sostendrán el crecimiento son ahora más sólidos que en el pasado. Obviamente, salvo que nuevos cisnes negros aparezcan con luz propia durante el horizonte de previsión.

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