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Es más rentable contratar trabajadores que invertir: lo que esconde el 'boom' del empleo
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El mercado laboral sigue brillando

Es más rentable contratar trabajadores que invertir: lo que esconde el 'boom' del empleo

Los salarios han perdido poder adquisitivo, lo que significa que se ha abaratado la mano de obra en términos reales. Por el contrario, el coste del capital se ha disparado por la inflación y los tipos de interés

Foto: Imagen de una oficina del SEPE en Villalba, Madrid. (Europa Press/Marta Fernández)
Imagen de una oficina del SEPE en Villalba, Madrid. (Europa Press/Marta Fernández)
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España vive una época dorada para el empleo como no se recuerda desde los años de la burbuja inmobiliaria. En los últimos tres años se han creado dos millones de empleos y el número de afiliados supera los 21,3 millones. La resistencia del empleo a todas las dificultades económicas ha sido sorprendente. El repunte inflacionista, la subida de los tipos de interés o la crisis europea no han conseguido doblegar la fortaleza del mercado laboral.

La mayor parte del empleo creado ha sido privado, el 91%, lo que ha generado una gran incógnita que muchos expertos han tratado de resolver: ¿Por qué las empresas han contratado tanto en una coyuntura económica tan delicada? ¿Se han vuelto locas? El catedrático Vicente Salas Fumás, uno de los economistas más prestigiosos y laureados de España, tiene la respuesta. Una respuesta que, a su vez, resuelve la otra gran incógnita: ¿Por qué las empresas no están invirtiendo si la economía española está creciendo tanto? ¿Realmente no se habrán vuelto locas?

Las empresas están priorizando la contratación de trabajadores frente a la inversión productiva porque les sale más barato. Así de sencillo. El catedrático ha realizado una comparación del coste de la mano de obra y del capital desde el año 2021 y el resultado es elocuente: las empresas están muy cuerdas.

Aunque los salarios han subido en los últimos años, la inflación ha provocado una pérdida generalizada de poder adquisitivo. Eso significa que los precios de venta de las empresas han subido más rápido que los salarios pagados, lo que ha reducido el coste de la mano de obra en precios reales. Aunque parezca sorprendente, a las empresas les sale más barato contratar que hace cuatro años (en precios reales).

Por el contrario, los costes del capital han subido intensamente. En primer lugar, el precio de los bienes productivos se ha encarecido mucho, ya sean máquinas, herramientas, vehículos, equipos informáticos, software, cultivos biológicos… Desde el año 2019 hasta 2023, la inflación acumulada de la inversión (medido con el deflactor de la formación bruta de capital fijo) fue del 17,5%, mientras que los costes laborales aumentaron un 13%. Esto es, casi cinco puntos de diferencia en el encarecimiento del capital respecto del trabajo.

Pero aún hay más. Al coste del capital hay que sumarle el tipo de interés que tienen que pagar las empresas para financiar sus inversiones. De hecho, las empresas han pagado mucho más que los hogares en intereses desde que los bancos centrales comenzaron a endurecer la política monetaria.

El catedrático también hace un análisis de la rentabilidad del capital para comprobar hasta qué punto sigue siendo atractivo para las empresas invertir. En concreto, compara la rentabilidad bruta del capital (los beneficios que genera después de pagar salarios) con el coste de este capital. Desde el año 2011 hasta 2019 el capital tuvo una rentabilidad de unos cinco puntos porcentuales superior a su coste. Esto es, las inversiones generaban un retorno muy atractivo. Sin embargo, desde el año 2020 el coste del capital ha igualado a su rentabilidad. Esto es, no está generando beneficio, lo que explica que las empresas no estén invirtiendo.

Cuarto y mitad de trabajadores

El coste del capital (incluyendo los intereses) ha subido más del doble que el coste del empleo. En concreto, desde 2019 se ha encarecido cerca de un 30% por el 13% del trabajo. "Esto significa un encarecimiento relativo del recurso de capital", escribe el catedrático. Ante esta situación, las empresas están optando por contratar en lugar de invertir. "De acuerdo con las condiciones de maximización del beneficio [de las empresas], el cambio en los precios relativos de los inputs debería derivar en más trabajo y menos capital en la mezcla de producción".

¿Quién va a querer máquinas si tiene posibilidad de encontrar trabajadores a mejor precio? Esto es exactamente lo que ha ocurrido en España durante estos años. No significa que los salarios no hayan subido, lo han hecho, pero los precios se han incrementado más. Las empresas han trasladado todos sus costes laborales a los precios finales, por lo que han neutralizado este coste. Por el contrario, el coste del capital ha subido intensamente, recortando su rentabilidad hasta cero.

"El cambio en los precios relativos debería derivar en más trabajo y menos capital"

La respuesta de las empresas ha sido la más lógica: han dejado de invertir y han preferido aumentar su producción contratando a más trabajadores. Sencillamente, les salía más barato.

Esto explica que se haya producido un gran crecimiento de la ocupación y una caída de la productividad. No es que los trabajadores sean menos productivos (es posible que algunos sí lo sean, pero no en el agregado), sino que tienen menos capital para desarrollar sus tareas. El stock de capital real de España llegó a caer en 2023, una situación inédita en la última década. En concreto, en 2023 se redujo el volumen de capital un 1% en euros corrientes.

Aunque parezca paradójico, el episodio inflacionista ha contribuido al boom del empleo que ha vivido España en estos años. Las empresas no volverán a invertir hasta que "la rentabilidad supere con cierta holgura el coste por uso del capital", explica Salas Fumás. Es posible que la reducción de los tipos de interés, que comenzará este jueves, contribuya a reducir el coste del uso del capital.

Además, los salarios siguen subiendo a tasas similares o superiores a la inflación, lo que encarece la mano de obra. Los precios relativos del capital y el empleo parece que empiezan a cambiar, aunque está por ver cuál es la reacción de las empresas. Por lo pronto, el crecimiento del empleo sigue siendo una gran noticia con un pero.

España vive una época dorada para el empleo como no se recuerda desde los años de la burbuja inmobiliaria. En los últimos tres años se han creado dos millones de empleos y el número de afiliados supera los 21,3 millones. La resistencia del empleo a todas las dificultades económicas ha sido sorprendente. El repunte inflacionista, la subida de los tipos de interés o la crisis europea no han conseguido doblegar la fortaleza del mercado laboral.

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