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Lo que la experiencia de Grecia cuenta de tener pocos bancos y grandes
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Concentración bancaria

Lo que la experiencia de Grecia cuenta de tener pocos bancos y grandes

El índice de concentración bancaria española se ha triplicado en 16 años y ya se sitúa por encima de la de Alemania, Italia y Francia

Foto: Una mujer junto a un cajero cerrado en Atenas. (Reuters/Djurica)
Una mujer junto a un cajero cerrado en Atenas. (Reuters/Djurica)

La historia de Sofía es la de una generación de empleados de banca en España. Tras una vida profesional en una sucursal en el sur de España, fue invitada a prejubilarse: "En mi mente no estaba irme del banco con 57 años", recuerda. Sofía había sobrevivido a una primera fusión en 2018, sin apenas notar cambios. Cuatro años después, en 2022, no superó la segunda.

El área comercial exigía cada vez más objetivos; había una falta de atención al público y los procesos de digitalización dificultaban la adaptación de los usuarios de toda la vida. Esta vez, tenía todas las papeletas: a su edad no podía asumir un posible traslado ante la reorganización de oficinas y podía jubilarse a los 63. "Hay una sensación de haberte ido de forma voluntaria porque acabas aceptando unas condiciones óptimas, pero todos tenemos presente que nos han echado", dice. Sofía es una de las múltiples caras de la concentración bancaria.

A comienzos de mayo, el Consejo de Administración de BBVA presentó una oferta de compra a los accionistas de Banco Sabadell. Si la opa hostil sale adelante, la concentración bancaria en España aumentará. Se sumaría a las últimas fusiones, de CaixaBank con Bankia y Unicaja con Liberbank, intensificando una dinámica que empezó en 2008, con la Gran Crisis Financiera.

El estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis europea de deuda pusieron contra las cuerdas al sistema bancario español y muchas cajas de ahorros ya no pudieron seguir en solitario. Apenas quedan entidades especializadas en nichos de mercado o cajas rurales que no se hayan integrado en un gran banco.

Con un rescate de por medio, la reestructuración financiera ha reducido el número de entidades drásticamente. Como consecuencia, solo hay 10 entidades significativas a efectos de supervisión del Banco Central Europeo (BCE), que podrían ser nueve si hay fusión entre BBVA y Sabadell, porque más de 60 entidades se han ido integrando en estos bancos. La concentración se ha disparado y no solo en España.

El índice Herfindahl, que mide la concentración de un mercado según cuotas de mercado (suma cada cuota al cuadrado) se ha triplicado en 16 años. Ya se acerca a los 1.500 puntos, en situación de concentración moderada. Y en Cataluña, si se fusionan BBVA y Sabadell, superaría los 2.000 puntos, que ya supone un nivel elevado si se compara con los estándares europeos.

BBVA y Sabadell han sido dos de los bancos más activos, precisamente, integrando entidades. BBVA se quedó con Unnim y Catalunya Caixa, que agrupaban a varias entidades catalanas, y Sabadell integró a la caja de ahorros valenciana CAM. También destaca CaixaBank, al fusionarse con Bankia, que surgió de la unión de varias cajas de ahorros, o Santander, que se quedó con Popular por un euro en 2017, tras su resolución.

"Pueden ser demasiado grandes para dejarlos caer"

Para Joaquín Maudos Villarroya, catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, el mercado bancario español, "aún se puede calificar de moderadamente concentrado", con un índice de concentración de Herfindahl por debajo del umbral de los 1.800 puntos. Sin embargo, su concentración ya se sitúa "por encima de los principales sectores europeos, como Alemania, Italia, Francia", añade.

Maudos Villarroya considera que la reestructuración tras la crisis económica de 2008 "fue necesaria", dado los "desequilibrios acumulados" en los años anteriores de expansión y "de excesos que hincharon una burbuja de crédito que alimentó la inmobiliaria". Sin embargo, el riesgo de tener pocos bancos y muy grandes, continúa Maudos, es que "pueden ser demasiado grandes para dejarlos caer" (too big to fail), en caso de que tengan problemas. Además, “si hay pocos bancos grandes, aumenta la concentración del mercado, lo que exige analizar con mucho cuidado el impacto sobre la competencia”.

Los economistas alertan de la estructura oligopólica

En la década de 2000, "se podía caminar una corta distancia alrededor de la plaza Syntagma, en el centro de Atenas y, "en un radio de 1 km, cada banco tenía cinco sucursales", rememora el economista griego Dimitris Liakos, asesor de gestión sénior de Eurobank. Eso ha cambiado "radicalmente desde la crisis". Dice que, cuando comenzó a trabajar en el sector bancario, en 2002, había entre 17 y 18 bancos en Grecia. Ahora, “Agrotiki ya no existe, Egnatia no existe, ni HSBC, BNB, Nova, lo que era antes Interbank, Laiki, Marfin y tantos otros…", enumera, en entrevista para este reportaje. A esto se suma la digitalización, que requiere más inversión, lo que tiende a que haya menos bancos y más grandes.

Ya en 2014, el sistema bancario griego contaba con el mayor grado de concentración en la zona del euro tras la ola de adquisiciones de entidades de crédito nacionales y salida de actores extranjeros que se produjo desde la crisis de 2008. En Grecia, la crisis borró del mapa desde bancos con historia centenaria, como el Commercial Bank y el Postal Savings Bank, o los nuevos creados en los 2000, cuando el optimismo económico estaba en su punto álgido.

"El mercado griego después de la crisis muestra características oligopólicas", lamenta Liakos, quien explica que no es el único sector de la economía que manifiesta este fenómeno en Grecia: "Lo mismo está sucediendo en el sector de la telefonía móvil". "Hay sectores que tienen claramente una estructura oligopólica", afirma en una entrevista Yiannis Stournaras, gobernador del Banco de Grecia y exministro de Finanzas griego. "Tenemos oligopolios en alimentos, combustible, bancos y atención hospitalaria privada", asevera.

"Tenemos oligopolios en alimentos, combustible, bancos y atención hospitalaria privada"

La reforma del sistema bancario fue diseñada por el Banco de Grecia (BoG) para evitar que la gran recesión provocada por el descarrilamiento fiscal de 2010 y que el posterior gran aumento de los préstamos morosos se convirtiera en una crisis de solvencia para los bancos. En este contexto, el BCE procedió a calcular las necesidades de capital de todos los bancos. La tarea fue realizada por la firma estadounidense BlackRock. Después, el BCE evaluó qué bancos comerciales cumplían las condiciones para ser recapitalizados.

Según el análisis de BlackRock, en marzo de 2012, las necesidades de capital de todos los bancos comerciales griegos ascendían a 40.500 millones de euros. El BCE seleccionó cuatro bancos (National Bank, Alpha Bank, Eurobank y Piraeus Bank) como viables. En la actualidad, estos cuatro siguen siendo los principales del país. Existe un quinto banco emergente, Optima, y planes de crear uno más mediante fusiones. "Construir un banco desde cero significa que hay que tener capital para invertir, no es un deporte fácil", afirma Liakos.

Otro problema, dice el economista Liakos, "el ahorro negativo, debido a la crisis, a la inflación, a la avaricia, etc". "Si no tienes ahorro nacional, no puedes aumentar la inversión interna, por eso seguimos diciendo que sólo queremos inversión extranjera directa".

En Europa del Este la banca también concentra

En Europa Central y del Este, la crisis hipotecaria de 2008 no hizo tantos estragos y la concentración se ha producido por otros motivos. En Hungría, los gobiernos de Orbán, en el poder desde 2010, han tratado sistemáticamente de apropiarse nacionalmente de al menos la mitad de los sectores clave, incluida la banca. Y, al mismo tiempo, los grandes bancos de propiedad extranjera son disuadidos con impuestos adicionales, desinversiones, o intervenciones administrativas. A esto se suman, en menor medida, la limpieza del mercado, debido al fracaso de algunos grupos empresariales nacionales como Quaestor y BudaCash, o el fracaso del Banco Széchenyi y la liquidación de los pequeños bancos en las zonas rurales.

"La consolidación del negocio bancario en Europa, fomentada por los líderes incluso por razones geopolíticas, conduce a oligopolios"

"La consolidación del negocio bancario en Europa, fomentada por los líderes europeos incluso por razones geopolíticas, conduce a oligopolios", lamenta Georgi Angelov, economista principal del Open Society Institute de Sofía, quien dice que en Bulgaria, tanto el mercado de las telecomunicaciones como el mercado bancario presentan los signos típicos de una estructura oligopólica.

En Polonia, la crisis de 2008, tampoco cambió significativamente la estructura de entidades del sector bancario. Ni en República Checa, donde el sistema bancario experimentó su propia crisis entre 2001 y 2002 y fue entonces cuando la mayoría de los bancos checos cerraron o fueron revendidos. Desde entonces, el mercado bancario checo está dominado por tres grandes bancos: Erste Bank austríaco, el KBC belga y el francés Société Générale, que controlan alrededor del 65% del mercado checo.

Miles de trabajadores europeos a la calle

La reducción del personal bancario ha sido "una tendencia observada en la mayoría de los países desde 2008", según el Banco Central Europeo. "Las razones de esto son variadas", explica a El Confidencial un portavoz del BCE. Dice que "algunos bancos fracasaron durante o después de la crisis financiera global, otros quisieron aumentar la rentabilidad y reducir costos y algunos retiraron su presencia de algunos mercados extranjeros".

La realidad de los empleados que se quedan también es cruda. "Se quedan con menos plantilla, pero atendiendo a más gente", afirma Juan José Paredes, secretario general de la Federación de Sindicatos de Banca (FESIBAC-CGT). Mientras que el "aumento en la derivación a los cajeros automáticos, la banca electrónica y que se insta a que vayan menos a las oficinas” acaba convirtiéndose en "la pescadilla que se muerde la cola", concluye.

* En este reportaje han colaborado Kostas Zafeiropoulos, de Efsyn (Grecia), Tsvetelina Sokolova, de Mediapool.bg (Bulgaria), Ágnes Gyenis de HVG (Hungría), Petr Jedlička de Denik Referendum (República Checa) y Anna Popiołek-Sudak de Gazeta Wyborcza (Polonia).

La historia de Sofía es la de una generación de empleados de banca en España. Tras una vida profesional en una sucursal en el sur de España, fue invitada a prejubilarse: "En mi mente no estaba irme del banco con 57 años", recuerda. Sofía había sobrevivido a una primera fusión en 2018, sin apenas notar cambios. Cuatro años después, en 2022, no superó la segunda.

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