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Otro indicador de bienestar que pincha en España: Rumanía nos adelanta en consumo per cápita
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Ajustado de paridad de compra

Otro indicador de bienestar que pincha en España: Rumanía nos adelanta en consumo per cápita

A pesar del crecimiento económico, España ha dado un paso atrás en convergencia desde que comenzó la pandemia en términos de productividad y también de consumo

Foto: Banderas de España en el X aniversario de la proclamación del rey Felipe VI. (Europa Press/Diego Radamés)
Banderas de España en el X aniversario de la proclamación del rey Felipe VI. (Europa Press/Diego Radamés)
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España lleva tres años situándose en los primeros puestos de Europa en crecimiento económico. Sin embargo, los datos del PIB no reflejan con exactitud la situación de bienestar de los hogares, lo que explica que no exista una sensación generalizada de mejora de la economía. Para aproximar la contabilidad nacional al bienestar de los ciudadanos, Eurostat publica el indicador de consumo per cápita, que refleja los bienes y servicios que adquieren los hogares (incluyendo el consumo público y de ONG). "Se puede considerar como un indicador del bienestar material de los hogares", explica la oficina de estadísticas comunitaria.

Este indicador refleja cómo España se ha alejado de la media europea en niveles de bienestar de los hogares. Los últimos datos recién publicados, correspondientes al año 2023, muestra que España fue superada por Rumanía en consumo per cápita ajustado de poder adquisitivo. Una de las causas está en el peor comportamiento de la renta disponible de los hogares y otra, en el ahorro de las familias, que temen que la situación económica pueda complicarse en el futuro. En definitiva, los hogares tienen poco dinero y, aun así, hacen un importante esfuerzo de ahorro.

En concreto, el consumo per cápita de España en 2023 fue un 12% inferior al del conjunto de la Unión Europea. Si se descuentan los años de la pandemia, se trata de la mayor brecha de España con Europa desde el año 2013, hace una década. Esto es, hay que remontarse al final de la crisis financiera para encontrar mayor distancia en términos de consumo de los hogares con la media comunitaria. Muy lejos quedan ya los años de la burbuja inmobiliaria, cuando el consumo en España superaba la media europea.

Antes de la pandemia, el consumo per cápita en España era un 17% superior al de Rumanía, pero esa brecha se ha cerrado por completo en apenas cuatro años y actualmente el consumo en Rumanía es casi un 1% superior. Los datos muestran que los países del este han mantenido su ritmo de convergencia con la media comunitaria, mientras que España sigue teniendo graves problemas.

Es cierto que el crecimiento del PIB está siendo muy significativo, pero este avance se asienta sobre la incorporación de nueva población activa, en gran medida extranjera, al mercado de trabajo. Esto es, el crecimiento se debe a que hay más ciudadanos en el país, pero no a que esté aumentando la producción de cada uno de ellos, que es lo que se tiene en cuenta en los indicadores de convergencia.

Desde el año 2019 hasta 2023 el gasto per cápita de España ha crecido un 16% en precios corrientes y PPA. Un gasto que está impulsado por la subida de precios que ha vivido todo el continente: las familias pagan más, pero eso no significa necesariamente que adquieran más bienes y servicios. Sin embargo, si se compara con los niveles europeos, el crecimiento del gasto per cápita en este periodo es el quinto más bajo de la UE de los 27. Por detrás sólo están Alemania, Luxemburgo, Dinamarca y República Checa.

El crecimiento del gasto per cápita en el conjunto de la UE ha sido del 19,4%, esto es, tres puntos y medio por encima del de España. Este menor crecimiento del consumo en España explica que España haya dado otro paso atrás en su proceso de convergencia europea. En este periodo, el gasto per cápita en Rumanía ha aumentado un 36%.

Foto: Una camarera sirve un café en Madrid. (EP/Jesús Hellín)

Es cierto que los datos de inflación hacen que los datos de incremento de consumo sean muy abultados y no reflejan la realidad. Pero como están corregidos por poder adquisitivo, se limpia el efecto de la inflación diferencial. Esto significa que el hecho de que España haya tenido menor inflación acumulada no tiene incidencia en esta comparativa en estos datos, ya que todos los países están igualados por la capacidad de compra.

La mayor brecha de consumo con la UE se ha producido en el sector de la alimentación. El gasto en comida y bebida ha aumentado un 9,5% en España y un 24% en la UE desde el año 2019. De hecho, España es el segundo país europeo en el que menos ha aumentado el gasto en alimentación y bebidas, sólo mejorando los registros de Lituania. Esto refleja el esfuerzo que han tenido que hacer las familias para apretarse el cinturón. Cambios en los patrones de consumo, como reducir las compras de carne o de aceite de oliva están detrás de este pobre desempeño del consumo en los supermercados.

También existe una brecha significativa en el consumo en ocio y cultura. En España, el gasto en esta partida ha aumentado un 13% y en la UE el incremento llega al 19%. Una situación similar ocurre con el turismo y la restauración: en España ha aumentado un 19% frente al 21% del conjunto de la eurozona.

Una situación similar ocurre con el turismo y la restauración: en España ha aumentado un 19% frente al 21% de la eurozona

Por el contrario, hay dos partidas en las que el consumo ha subido más en España. La primera es la de las comunicaciones (que incluye plataformas de TV y de streaming), que en España ha aumentado un 33% frente a un 25% de la UE. La segunda es la educación, que refleja el incremento del gasto en colegios y universidades tanto público como privado (esta estadística también incluye el consumo público). En España ha aumentado un 23% y en la UE apenas un 14% per cápita.

En los tres últimos años la brecha de consumo se ha reducido con respecto a la media europea gracias a la recuperación posterior a la pandemia. Sin embargo, el crecimiento no ha sido suficiente para revertir la brecha creada al inicio del virus. Ni siquiera la crisis que ha vivido el centro y norte del continente ha permitido a España aproximarse a los niveles comunitarios. Es la consecuencia de un crecimiento intensivo en mano de obra y orientado a las exportaciones, pero con escasez de inversión productiva, lo que no permite mejorar el bienestar de la población.

España lleva tres años situándose en los primeros puestos de Europa en crecimiento económico. Sin embargo, los datos del PIB no reflejan con exactitud la situación de bienestar de los hogares, lo que explica que no exista una sensación generalizada de mejora de la economía. Para aproximar la contabilidad nacional al bienestar de los ciudadanos, Eurostat publica el indicador de consumo per cápita, que refleja los bienes y servicios que adquieren los hogares (incluyendo el consumo público y de ONG). "Se puede considerar como un indicador del bienestar material de los hogares", explica la oficina de estadísticas comunitaria.

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