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Europa no sale de la crisis: ahora las empresas no quieren contratar
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La recuperación se vuelve a retrasar

Europa no sale de la crisis: ahora las empresas no quieren contratar

El empleo ha sido el mejor antídoto contra la crisis que ha vivido el continente, hasta ahora. Las empresas anticipan meses de estancamiento en el mercado laboral. España sigue siendo la excepción entre los grandes países

Foto: Imagen de un edificio en construcción en Berlín. (Reuters/Thomas Peter)
Imagen de un edificio en construcción en Berlín. (Reuters/Thomas Peter)
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La economía europea ha crecido apenas un 3,4% desde que comenzó la pandemia. Durante este periodo se han sucedido diversos problemas que explican este pobre dato, desde la covid hasta la invasión de Ucrania. Pero hay algo que ha resistido durante todo este periodo: el empleo. Un año después del inicio de la pandemia la eurozona ya estaba recuperando los niveles de ocupación del año 2019. Es más, a pesar de las dificultades económicas, la tasa de paro de la mayor parte de los países está en mínimos históricos.

Sin embargo, algo parece estar cambiando, las empresas dicen que ya no quieren contratar más. Por primera vez desde el final de la pandemia, hay más empresas que prevén reducir sus plantillas de las que quieren incorporar a más trabajadores. Así se desprende de la última encuesta de confianza publicada el jueves por la Comisión Europea. El que había sido el indicador más sólido de la economía europea empieza a flaquear en el preciso momento en el que debería ser un impulso para la recuperación.

Esta encuesta de confianza venía mostrando una divergencia nunca antes vista entre las expectativas económicas y de empleo. Desde que comenzó la invasión de Ucrania hasta hoy, las empresas eran más pesimistas con la evolución de la economía que sus propias perspectivas de contratación. Esto es, a pesar de las dificultades económicas, seguían reforzando sus plantillas. Esta brecha, sin parangón en la serie histórica, se está cerrando en los últimos meses. Y no porque las empresas empiecen a ser más optimistas con la evolución económica, sino porque están pesimistas con el empleo.

En concreto, el índice de expectativas de empleo ha caído por debajo de 100 (nivel que marca la media histórica) por primera vez desde la primavera de 2021. Los peores datos proceden del sector servicios, donde hay un 1% más de empresas que prevén realizar despidos en los próximos tres meses de las que pretenden contratar. Las actividades que han sostenido el empleo y la economía en Europa son aquellas que empiezan a flojear.

La encuesta de la Comisión Europea no es la única que apunta a una debilidad creciente de la economía del continente. El sondeo a los gestores de compras (PMI) también indica que se está produciendo una inesperada ralentización en la economía. "La tasa de creación de empleo se atenuó en la zona euro en junio", señala el informe publicado por S&P, "los nuevos pedidos disminuyeron por primera vez en cuatro meses, lo que se tradujo en expansiones más moderadas de la actividad empresarial y el empleo".

La fortaleza del empleo no podía ser permanente si la economía no lo acompañaba. Es cierto que el coste real de los salarios se ha reducido como consecuencia de la inflación. Y que las empresas han podido trasladar el incremento del gasto en sueldos a sus productos finales. Pero la acumulación de trabajadores sin crecimiento económico provoca caídas de la productividad que no son sostenibles en el tiempo.

Una de las causas que podrían explicar este cambio de comportamiento de las empresas es que ya no existen los problemas de mano de obra de hace unos años. Desde principios de 2022 hasta finales de 2023 el mayor problema que tenían las empresas era encontrar trabajadores. Nada menos que un 35% de las empresas europeas señalaba que las vacantes afectaban a su crecimiento.

En la actualidad, este porcentaje ha caído hasta el 27%, esto es, ocho puntos menos. Sigue siendo alto, pero ya no supone el principal problema de las empresas. La debilidad de la demanda afecta ya al 31% de las empresas encuestadas. La preocupación ha virado desde la escasez de mano de obra a la escasez de consumidores. Este cambio tiene profundas implicaciones. En primer lugar, porque ha desaparecido la urgencia por acaparar mano de obra. Y, en segundo, porque el 90,2% de las empresas declara que tiene margen para elevar su producción sin realizar nuevas contrataciones. Esto es, tienen excedente de mano de obra.

Se despeja la duda

Todavía está por ver cómo se traslada esta ola de pesimismo a los datos reales. Lo que está claro es que la divergencia entre economía y empleo no podía prolongarse en el tiempo. La esperanza para la recuperación pasaba porque el mercado laboral consiguiese reactivar el crecimiento económico gracias al aumento de la demanda. Sin embargo, lo que muestran las encuestas es que está ocurriendo lo contrario: la debilidad de la actividad está contagiando finalmente al empleo.

Estos datos han sorprendido a los expertos, que venían subiendo las previsiones de crecimiento para el conjunto del área del euro. Una vez más, la economía europea encara un futuro incierto. Esta sucesión de problemas impiden que la región consiga un crecimiento robusto y sostenido. Aunque también evidencia la debilidad de la economía europea, que es incapaz de superar los problemas que se le presentan.

¿Qué pasa con España?

España sigue creciendo por encima de la media europea y así debería mantenerse durante varios trimestres. En el corto plazo, las empresas mantienen unas expectativas de contratación elevadas, aunque algo inferiores a las del inicio del año. De hecho, es el cuarto país de la eurozona con mayores previsiones de contratación, solo por detrás de Grecia, Croacia y Eslovaquia.

En general, las perspectivas son positivas en los países del sur de Europa gracias al tirón del turismo. Se prevé una temporada veraniega de récord, lo que seguirá impulsando la creación de empleo y la demanda. Sin embargo, las expectativas no son tan abultadas como lo eran hace un año. En buena medida porque la crisis del norte del continente se está filtrando al sur a través de la caída de las exportaciones de bienes.

Estas encuestas de confianza siembran dudas sobre el crecimiento inmediato de la eurozona. Es cierto que algunos vientos de cara se están suavizando, como la crisis energética o el endurecimiento de la política monetaria. Pero el gran riesgo es que el empleo empiece a fallar antes de que la recuperación pueda coger tracción.

La economía europea ha crecido apenas un 3,4% desde que comenzó la pandemia. Durante este periodo se han sucedido diversos problemas que explican este pobre dato, desde la covid hasta la invasión de Ucrania. Pero hay algo que ha resistido durante todo este periodo: el empleo. Un año después del inicio de la pandemia la eurozona ya estaba recuperando los niveles de ocupación del año 2019. Es más, a pesar de las dificultades económicas, la tasa de paro de la mayor parte de los países está en mínimos históricos.

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