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Europa no es menos emprendedora que EEUU: el problema es que los 'unicornios' nadan
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SEGÚN UN INFORME DEL PARLAMENTO EUROPEO

Europa no es menos emprendedora que EEUU: el problema es que los 'unicornios' nadan

La brecha de productividad entre las potencias se está ampliando, entre otras razones, por el menor peso de las tecnológicas aquí. La clave no es dónde nacen, sino cómo se mueven

Foto: Banderas de la Unión Europea a media asta. (EFE/Stephanie Lecocq)
Banderas de la Unión Europea a media asta. (EFE/Stephanie Lecocq)
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El explorador francés André Thevet relató en su Cosmografía universal (1575) la presencia de un unicornio anfibio cerca de las Islas Molucas. Del tamaño de un ciervo y con denso pelaje gris alrededor del cuello, el camphur resultaba inconfundible por el cuerno articulado de tres codos y medio, y milagroso contra el veneno, que coronaba su frente. En aquel momento, los neerlandeses aún no se habían establecido en el archipiélago, que solo unos años después sería concedido en forma de monopolio a la Compañía de las Indias Orientales, la primera multinacional del mundo, para que lo explotase a su antojo en el comercio de las especias. ​

Hoy el capital ya no funda colonias ni compra esclavos, y los datos valen mucho más que la nuez moscada. Las empresas más grandes se siguen financiando a través de acciones, como patentó la Compañía en la Bolsa de Ámsterdam, pero las que más crecen, normalmente tecnológicas, celebran rondas de financiación para levantar fondos. En caso de que los inversores y firmas de capital riesgo las valoren en más de 1.000 millones de dólares, se las considera unicornios. Y si algo no ha cambiado desde la época del mercantilismo es que los unicornios nadan.

Entonces, la ruta traía especias a Europa; ahora, exporta empresas prometedoras. Lo hace a través de todos los océanos, con el Atlántico como vía predilecta. Es ahí, dice un informe del laboratorio de ideas del Parlamento Europeo, donde hay que empezar a buscar el hecho diferencial que está dejando atrás al Viejo Continente respecto a China y, sobre todo, a Estados Unidos. No es que seamos menos emprendedores, sino que nuestras empresas punteras crecen menos. Y lo que es peor: para hacerlo, muchas acaban reservando un puesto en el pasaje hacia las Indias (occidentales u orientales).

El estudio Letting large European firms grow (Dejar crecer a las grandes empresas europeas) ahonda en una de las psicosis que se ha instalado en los últimos meses en la capital comunitaria: Europa crece menos y mejora su productividad a menor ritmo que Estados Unidos. "Las diferencias son pequeñas, pero la sana ambición de hacerlo mejor justifica el análisis de las fuentes de esta diferencia y cómo las políticas pueden afectarlas", empieza el informe, para restar dramatismo al hecho de que, entre 2012 y 2022, el PIB per cápita en paridad de poder de compra aumentase a un ritmo anual del 1,67% al otro lado del charco, frente al 1,43% de esta orilla.

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Otros análisis, como los recogidos en este artículo, se han centrado en variables como las horas trabajadas o la productividad, especialmente condicionada por la menor inversión tecnológica, para explicar la brecha. El estudio encargado por el Parlamento Europeo pone el énfasis en el ecosistema empresarial, que relaciona con el segundo aspecto: "Las empresas en Europa son, en igualdad de condiciones, más pequeñas que en Estados Unidos, lo que refleja una desventaja a la hora de adoptar las TIC y aumentar la productividad". La clave estaría, por tanto, en las dificultades de las compañías europeas para crecer y situarse entre las más importantes del mundo, especialmente en el ámbito tecnológico.

Europa se pone al día…

Las conclusiones llaman la atención, en la medida en que desechan la explicación de la falta de emprendimiento, una de las más comunes sobre por qué Europa se está quedando atrás. El documento advierte de que el escaso dinamismo del tejido empresarial, a menudo atribuido a la mentalidad acomodaticia de los europeos o a la excesiva burocracia, no es un factor a tener en cuenta. De hecho, durante los cinco años previos a la pandemia (2014-2019), la UE no se quedó muy lejos de los 3,2 millones de empresas que, de media, creó Estados Unidos cada ejercicio. En 2019, el número fue prácticamente el mismo, lo que indica que la tendencia es hacia la convergencia. "La creación de nuevas empresas no parece ser la principal distinción entre la UE y Estados Unidos", certifica el informe.

Podría alegarse que inaugurar un bar no es, precisamente, fundar una startup que algún día se pueda convertir en unicornio. Sin embargo, los Veintisiete también están llegando a la altura de la potencia norteamericana en cuanto a la creación de compañías tecnológicas, explica el documento, tras un inicio de la era de Internet en el que se habían quedado claramente rezagados. El semanario británico The Economist lo resumió en un artículo reciente con un titular muy clarificador: Europe’s technology startups are doing just fine (A las startups tecnológicas europeas les está yendo bien). "Si bien todavía hay margen de mejora, ha habido trabajo político en este ámbito y también muchos avances", añade el paper firmado por Ricardo Reis, de la London School of Economics.

placeholder Número de unicornios con sede en la UE o en Estados Unidos. (Reichardt & Reis)
Número de unicornios con sede en la UE o en Estados Unidos. (Reichardt & Reis)

... pero no es suficiente

Sin embargo, esto es insuficiente para cerrar la brecha. Los datos hablan por sí solos: mientras que el número de unicornios con sede en Europa apenas ha llegado a 100 en el mejor año (2021), el de Estados Unidos lo multiplica por tres, cuatro o hasta cinco, y la distancia incluso ha ido aumentando durante la última década, como se puede ver en el gráfico. Si se mide el valor de mercado, la diferencia todavía resulta más ostensible: según la firma de capital privado PitchBook, los unicornios europeos no llegaban a los 250.000 millones de euros en 2021, casi cuatro veces menos que los chinos y cinco que los estadounidenses.

Enseguida, surge la gran pregunta: ¿Cómo puede la UE crear empresas tecnológicamente innovadoras a un ritmo no tan diferente al de Estados Unidos y, sin embargo, terminar con muchos menos líderes en ese ámbito? La respuesta más intuitiva diría que esas startups jamás llegan a crecer. Sin embargo, algunos informes recientes desmienten esta hipótesis. Europa se ha puesto las pilas, y los datos lo reflejan. Según la firma de inversión norteamericana Affinity, durante los últimos cinco años, el continente ha doblado su ritmo de creación de unicornios en caja ejercicio, mientras que en Estados Unidos el incremento anual ha sido del 52%. Obviamente, esto se antoja insuficiente para reducir la brecha histórica, pero sí debería maquillar los datos… y no lo está haciendo.

La respuesta, apunta Reis, tiene mucho más que ver con un fenómeno que caracteriza a la globalización, y especialmente a este tipo de compañías, que, por las propias características de su negocio y su propiedad, tienen muchas más facilidades para moverse a uno u otro sitio. Por cada tres unicornios que surgieron en Estados Unidos y continúan existiendo, en la Unión Europea nació uno. Sin embargo, se han producido 20 veces más movimientos de sus sedes desde este lado del charco que desde el otro. No es algo exclusivo del ámbito tecnológico, destaca el autor, pero en este sector hay más movimientos, por lo que la incidencia de los cambios de sede en la fotografía final resulta mucho más notoria.

Apenas existen 'unicornios' norteamericanos que se hayan movido a Europa, mientras que al contrario la cifra se acerca al medio centenar

"La ratio de movimiento es aproximadamente 120 veces mayor en la UE que en Estados Unidos, una diferencia sorprendente", resume el informe. Apenas existen unicornios norteamericanos que se hayan movido a Europa, mientras que al contrario la cifra se acerca al medio centenar. Y, si se mira la nacionalidad del fundador, el contraste es todavía más flagrante: muchas de las empresas estadounidenses de referencia fueron fundadas por no estadounidenses (ya vivan en Estados Unidos o en otros lugares), mientras que estos casos resultan excepcionales en el ámbito de la UE.

¿Por qué EEUU atrae más?

La conclusión del estudio no puede ser más clara: "Los datos respaldan la opinión de que la brecha entre Estados Unidos y la UE no se debe tanto a crear ideas ni a generar emprendedores con alto capital humano. Más bien, la diferencia es que esos empresarios y empresas abandonan la UE y se trasladan a Estados Unidos a un ritmo mucho mayor que el camino inverso". Ecos del informe Letta —encargado por las instituciones comunitarias al ex primer ministro italiano—, que señalaba un proceso semejante para el capital de los ahorradores comunitarios.

Foto: Enrique Linares y Oriol Juncosa. (Cedida)

Reis atestigua que, para que haya un movimiento, resultan más importantes las condiciones del lugar al que se va la empresa que las del que sale. Se trata, por tanto, de ver qué características hacen a Estados Unidos tan atractivo para los unicornios, y que en última instancia acaban explicando parte de esa brecha de productividad con la UE que se ha ido agrandando durante los últimos años. Surgen varias hipótesis, como el mayor tamaño del mercado norteamericano ("los datos dicen que no es un factor principal", matiza el autor); su masa laboral cualificada, principalmente por la capacidad de atraer inmigración; las menores regulaciones; la mayor profundidad del mercado de capitales, que todavía no está desarrollado en la UE, y la política industrial.

"En última instancia, los obstáculos para escalar los proyectos son barreras para asignar capital y mano de obra a estas empresas prometedoras. Pueden combatirse con políticas que integren los mercados de la UE y el libre comercio, promuevan el capital y la movilidad laboral, y eliminen las distorsiones en su asignación", finaliza el documento. Para competir con el aliado norteamericano, el Viejo Continente tiene que erigir los mejores puertos de atraque. Hacen falta zonas francas para que los unicornios nadadores no se ahoguen en la orilla.

El explorador francés André Thevet relató en su Cosmografía universal (1575) la presencia de un unicornio anfibio cerca de las Islas Molucas. Del tamaño de un ciervo y con denso pelaje gris alrededor del cuello, el camphur resultaba inconfundible por el cuerno articulado de tres codos y medio, y milagroso contra el veneno, que coronaba su frente. En aquel momento, los neerlandeses aún no se habían establecido en el archipiélago, que solo unos años después sería concedido en forma de monopolio a la Compañía de las Indias Orientales, la primera multinacional del mundo, para que lo explotase a su antojo en el comercio de las especias. ​

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