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El FMI avisa a la banca: el envejecimiento amenaza su modelo de negocio
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MÁS DEPÓSITOS Y MENOS PRÉSTAMOS

El FMI avisa a la banca: el envejecimiento amenaza su modelo de negocio

El envejecimiento lleva aparejado una caída brusca de la solicitud de préstamos, lo que puede animar a la banca a buscar rentabilidad en operaciones de mayor riesgo. Este es el mensaje que deja el FMI en un informe de sus economistas

Foto: Un cajero del Banco Sabadell en Madrid. (EFE/Mariscal)
Un cajero del Banco Sabadell en Madrid. (EFE/Mariscal)
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El envejecimiento en los países avanzados tiene múltiples repercusiones en la economía: mayor coste de las pensiones en relación con el PIB, decrecimiento de la población activa o un fuerte incremento del gasto sanitario y en servicios sociales. Pero ahora el Fondo Monetario Internacional ha añadido una nueva consecuencia. Según el FMI, también el sistema bancario se enfrenta a cambios en profundidad por la mayor longevidad de la población y, en paralelo, por la crisis demográfica. No en vano, como recuerda el Fondo, las dos terceras partes de la población mundial vive en países donde la tasa de fertilidad es inferior a la de reemplazo (2,1 nacimientos por mujer).

Lo que han observado sus economistas, aquí el estudio, es que el tradicional modelo de negocio bancario, es decir dar créditos, sufrirá una transformación radical en los próximos años debido a que el envejecimiento lleva aparejado una caída brusca de la solicitud de préstamos, lo que puede animar a la banca a buscar rentabilidad en operaciones de mayor riesgo, lo que a la postre afecta a la estabilidad financiera. Este riesgo, advierte el FMI, ha pasado desapercibido hasta ahora entre los ‘policy makers’ y los reguladores debido a que su impacto es muy gradual, como ocurre con el célebre síndrome de la rana hervida (sic), pero pasados los años, cuando se quiera reaccionar, puede ser demasiado tarde. Las ranas, ya se sabe, responden inmediatamente cuando son sumergidas en agua hirviendo, pero no lo hacen si son introducidas en agua tibia y de forma muy gradual se sube la temperatura hasta producir el colapso.

Como argumento de autoridad se cita las enseñanzas del llamado 'momento MInsky', que recibe el nombre de un economista estadounidense, quien demostró que una aparente estabilidad del sistema financiero puede estar incubando sin ser detectados problemas que pueden desencadenar una crisis. Básicamente, porque los bancos son complacientes con su propia actividad mientras ganan dinero y existe una aparente estabilidad.

Para llegar a sus conclusiones, los autores del artículo han analizado lo ocurrido en las economías avanzadas —también en España— durante las dos primeras décadas del actual siglo, marcadas por varias crisis financieras, en particular la del 2008, y que casi nadie vio venir. Y en este sentido, advierten que de forma intuitiva se puede pensar que en el futuro disminuirá el riesgo bancario al reducirse los préstamos, ya que los mayores piden menos créditos que los jóvenes, pero eso es, precisamente, lo que los animará a invertir en activos de mayor riesgo en busca de mayor rentabilidad. Por ejemplo, en actividades inmobiliarias.

Más depósitos y menos crédito

Entre otras razones, sostienen, porque el envejecimiento lleva aparejado un incremento de los depósitos debido a una mayor tasa de ahorro. Y ello sin contar las nuevas pautas de consumo (más gasto en medicina u ocio), que también influyen en el volumen de concesión de nuevos créditos. Es decir, se estaría produciendo un creciente desequilibrio en los balances bancarios entre depósitos y préstamos. La literatura económica ha acreditado que la rentabilidad de los bancos instalados en los estados más envejecidos tiende a ser más baja que en los países más jóvenes.

La rentabilidad de los bancos instalados en los estados más envejecidos tiende a ser más baja que en los países más jóvenes

La hipótesis del ciclo de vida ya fue formulada por el nobel Modigliani hace más de medio siglo, y demostró que los individuos acumulan deudas durante su edad adulta más temprana, pero tienden a ahorrar en el último tercio de su vida.

Esto, de alguna manera, recuerda el Fondo, ya ocurrió en la crisis de 2008, cuando los bancos, después de un ciclo económico fuertemente expansivo, invirtieron en productos de alto riesgo que habían sido insuficientemente analizados por sus gestores. Y en este sentido, se citan diversas investigaciones referidas al sistema bancario de EEUU, donde se observó un vínculo tangible entre el envejecimiento demográfico y una propensión a estándares crediticios más indulgentes, elevando así los perfiles de riesgo.

Rentabilidad bancaria

También en Japón, el FMI detectó que los bancos regionales, en un marco de intenso envejecimiento, estrecharon los márgenes financieros (la diferencia entre el valor del activo y el del pasivo), lo que ha afectado negativamente a la rentabilidad bancaria. Como respuesta a estas presiones, sostiene el estudio, algunos bancos regionales pasaron de modelos tradicionales centrados en el crédito a un mayor énfasis en los mercados de valores. En España, aunque el informe no lo menciona, el colapso de las cajas de ahorros se produjo en un contexto de enorme inversión en activos inmobiliarios ajenos a su actividad tradicional.

Los autores del estudio identifican como países ‘viejos’ a las cinco economías avanzadas más envejecidas: Finlandia, Francia, Grecia, Italia y Japón, aunque al ampliar la métrica con nuevos valores incluyen en esta lista a España.

El estudio del FMI parte de una idea. En las sociedades que envejecen, la inclinación hacia inversiones seguras y de largo plazo se amplifica, lo que ocasiona un cambio de vencimientos de corto a largo plazo. Esta dinámica, sostienen sus autores, contribuye al aplanamiento de la curva de rendimiento, lo que puede afectar negativamente a la rentabilidad de los bancos. Y hay que recordar que una curva de rendimiento más plana ejerce una presión significativa sobre las ganancias del sector bancario, lo que es un incentivo para buscar nuevas actividades de inversión. Esto, afirman Patrick A. Imam y Christian Schmieder, los economistas del FMI, es particularmente grave para los bancos más pequeños, dependientes de los depósitos y con una diversificación limitada.

El envejecimiento en los países avanzados tiene múltiples repercusiones en la economía: mayor coste de las pensiones en relación con el PIB, decrecimiento de la población activa o un fuerte incremento del gasto sanitario y en servicios sociales. Pero ahora el Fondo Monetario Internacional ha añadido una nueva consecuencia. Según el FMI, también el sistema bancario se enfrenta a cambios en profundidad por la mayor longevidad de la población y, en paralelo, por la crisis demográfica. No en vano, como recuerda el Fondo, las dos terceras partes de la población mundial vive en países donde la tasa de fertilidad es inferior a la de reemplazo (2,1 nacimientos por mujer).

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