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El BCE evita el desastre, pero no es la solución
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El BCE evita el desastre, pero no es la solución

Tras cinco años de crisis, han sido numerosas las ocasiones en las que la actuación del Banco Central Europeo (BCE) ha evitado situaciones de colapso de la economía

Tras cinco años de crisis, han sido numerosas las ocasiones en las que la actuación del Banco Central Europeo (BCE) ha evitado situaciones de colapso de la economía europea y del euro.

1. En verano de 2011 las compras de bonos soberanos españoles e italianos por parte del BCE evitaron que los tipos de interés se situaran en niveles que hubieran provocado la intervención de ambas economías.

2. En noviembre de ese mismo año, con el mercado de emisión de bonos privados completamente cerrado y ante unos vencimientos de más 700.000 millones de euros del conjunto de la banca europea en los doce meses siguientes, el BCE volvió a evitar el colapso con la aprobación de la barra librede liquidez, ofreciendo préstamos a la banca por un montante total de un billón (trillón americano) de euros a tres años al 1%.

3. La utilización intensiva, pero silenciosa, de los préstamos de emergencia a la banca (Emergency Lending Assistance, ELA) ha evitado que muchos bancos de la Eurozona quebrasen, ante la falta de vías alternativas de financiación y de activos con garantía suficiente como para utilizarlos como colaterales de los préstamos directos del propio BCE. Si no hubiese sido por esta vía de financiación de emergencia, la práctica totalidad de la banca griega habría quebrado. De hecho, pese a los diez mil millones de euros del rescate a Chipre que se utilizarán para recapitalizar la banca, los bancos chipriotas sólo podrán sobrevivir gracias a estos préstamos de emergencia habilitados por el BCE.

4. La actuación más eficaz y rentable del BCE ha sido el anuncio de su presidente, el Sr. Draghi, de "hacer todo lo necesario" para preservar el euro (“whatever it takes”) y por el tiempo que sea necesario (“as long as needed”), y la plasmación de dicha voluntad en la aprobación del mecanismo de compra de bonos soberanos (Outright Monetary Transactions, OMT). Mediante este sistema el BCE puede comprar, bajo determinadas condiciones, una cantidad ilimitada de bonos soberanos de hasta tres años de vencimiento de aquel país que lo solicite, siempre que previamente haya solicitado asistencia financiera al MEDE (Fondo Europeo de Rescate).

Con este mecanismo, el BCE ha sacado músculo y ha lanzado el mensaje a los mercados financieros de que está dispuesto a actuar. De esta forma, ha evitado posibles ataques a los bonos de aquellos países con peores cuentas públicas. Ningún inversor osa mantener posiciones cortas sobre bonos soberanos sabiendo que el BCE está dispuesto a utilizar toda la munición que sea necesaria si hiciera falta. Desde la aprobación del mecanismo OMT en septiembre pasado, las rentabilidades de los bonos soberanos a menos de tres años se han derrumbado.

5. La aceptación de la reestructuración encubierta de la deuda irlandesa a través del canje de un "pagaré” de vencimiento ocho años al 8% por un bono de vida media 32 años y un tipo de interés en torno al 3% ha supuesto una novedad respecto a lo que está dispuesto a realizar el BCE para evitar grandes turbulencias en el euro. En la práctica se ha producido una quita siendo el perjudicado el propio balance del banco central.

6. El mensaje lanzado en la reunión del último mes del BCE referente a la extensión de la facilidad de crédito, o barra libre de liquidez, al menos hasta la mitad del próximo año pone de manifiesto la dificultad de dar marcha atrás en esta política de barra libre de liquidez.

La labor del BCE está siendo fundamental para evitar situaciones caóticas en Europa, y lo seguirá siendo en el futuro. Sin embargo, no es realista considerar que “toda” la solución ha de venir del BCE comprando de forma indiscriminada los bonos soberanos de los países que no dejan de incrementar su nivel de deuda pública a través de niveles de déficit persistentes.

El papel del BCE es fundamental, pero en absoluto evita que los diferentes países, entre ellos España, sigan poniendo en orden sus cuentas públicas e implementen las tan cacareadas y postergadas reformas estructurales.

Tras cinco años de crisis, han sido numerosas las ocasiones en las que la actuación del Banco Central Europeo (BCE) ha evitado situaciones de colapso de la economía europea y del euro.