Actualidad

Radiografía de Art Cologne 2023: las galerías de arte en Alemania están de capa caída

Por Nerea Menor, Berlín

Stan LBBW - Landesbank Baden Württemberg, Sala

La 56ª edición de la feria alemana, celebrada en Colonia entre el 16 y el 19 de noviembre, ha sido más corta que otros años y ha contado con menos expositores. Hay quien lo vincula con el “nefasto” 19% de IVA que se aplica en Alemania al arte como bien de consumo y que resulta desalentador para los compradores.

Aunque el mercado especializado en ferias ha cambiado considerablemente en los últimos años debido a la expansión de Art Basel o la Frieze Art Fair (y el nuevo impulso de París tras el Brexit), Art Cologne, que celebró su 56º edición el 16 y el 19 de noviembre, sigue beneficiándose de la ubicación privilegiada de Colonia.

"A pesar de haber reducido los días de la feria a cuatro, hemos recibido más visitantes que el año pasado", asegura Daniel Hug, responsable artístico y director de la feria desde 2008.

Art Cologne se suma así a tantas otras ferias que concentran su actividad en no más de cuatro días, algo que parece contentar a las galerías. "La menor duración es buena porque las decisiones de compra se toman más rápidamente", asegura el galerista Amadeo Kraupa-Tuskany, algo en lo que coincide su colega, Petra Martinetz: "Mejor corta pero intensa".

Para el director de la cita el balance de la misma no puede ser más positivo: "Este otoño hemos encontrado nuevas formas y constelaciones que nos han hecho posible decir: ‘Esto es Art Cologne tal y como la imaginábamos’. En este sentido, me alegra que así lo hayan percibido también las galerías y los visitantes. Este año en Art Cologne volvimos a centrarnos en nuestra principal competencia: el arte moderno y contemporáneo. Y este formato ha funcionado bien".

Stand Galerie Julian Sander, Sala
Stand Arjan Stockhausen, Sala

Las obras de arte de artistas femeninas, las voces fuera del espectro eurocéntrico y de personas LGBTQ+ han estado muy presentes en esta edición. Además, ha quedado patente el creciente interés por las formas artísticas multimedia y la pintura figurativa. “En el sector existe la sensación de que el interés por la pintura está aumentando nuevamente”, confirma Hug.

Obras para bolsillos grandes y medianos

Se ha podido ver, además, una mezcla de arte nuevo con el consagrado que ha llegado de la mano de galerías medianas y jóvenes que buscaban hacerse notar al lado de otras de renombre, aunque no tantas como otros años.

El periódico local Frankfurter Allgemeine Zeitung destacaba que este año el número de expositores se ha visto reducido y lo vinculaba con el “nefasto” 19% de IVA que se aplica en Alemania al arte como bien de consumo, lo que lleva años colocando al comercio local en una dolorosa situación de desventaja frente a otros países europeos.

Anke Schmidt, copresidenta de la Asociación Federal de Galerías Alemanas, califica esta situación de "absurda" y advierte contra la falsa idea de que en el mercado del arte solo se mueve “gente rica y arte caro".

Plaza Neumarkt, Sala
Stand Galerie Christine König, Sala

Hub apoya su teoría: “A Art Cologne acuden coleccionistas normales, entre ellos muchos médicos y abogados. Coleccionan por pasión, conocen el oficio, y su límite de precios es más bajo. Para mí, este mercado decente es el más importante: el arte debería ser para todos, no solo para multimillonarios”.

Para comprobarlo, solo hace falta echar un ojo a los precios alcanzados por las obras adquiridas por los coleccionistas estos días en Colonia.

La mayor venta registrada el pasado fin de semana en Art Cologne fue la de Thaddaeus Ropac, que vendió una obra de Anselm Kiefer por 1.2 millones de euros. La galería, que este año celebra el cuadragésimo aniversario de su galería, era una de las grandes promesas y no defraudó. Además de la obra de Kiefer, vendió varias de Mark Brandenburg por valor de cinco cifras; Escultura, de Tony Cragg por 325.000 euros; y de Imi Knoebl, acrílico sobre aluminio, por 220.000 euros.

La galería Bastian, que acudía a la feria con obras de Pierre-Auguste Renoir, Emil Nolde, Cy Twombly y Ulrich Erben, vendió Dos figuras en un paisaje (1866), del francés, por 340.000 euros. Por su parte, Peter Kilchmann dio salida, por precios que oscilaban entre los 50.000 y los 200.000 euros, a varias obras del artista belga, especializado en fotografía y performance, Francis Alÿs. Sprüth Magers también alcanzó los seis dígitos al vender The Tyroleans are funny (1987), de Walter Dahn, por 130.000 euros.

Galerie Bastian. ‘Paysage aux deux figures’, Pierre-Auguste Renoir. 1915
Galerie Bastian. ‘Abendwolken am Meer’, Emil Nolde. 1946
Galerie Sprüth Magers. ‘The Tyroleans are funny’, Walter Dahn. 1987

Pero también hubo ventas más modestas como las de las dos obras semidigitales de Sonel, adquiridas por 5.000 euros cada una (galería Anna Laudel) o la de Seven scissor cuts, de Sonja Yakovleva (galería Robert Grunenberg), que despertaron el interés de los compradores por precios a partir de 1.500 euros y que demostraron que para iniciarse en el coleccionismo no es necesario hacer grandes desembolsos sino tener buen olfato artístico.