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Un bodegón de frutas que probablemente no hayas visto en tu vida bate el récord de pintura francesa en subasta

Por Sol G. Moreno

‘Melón cortado’, 1760, Jean Simeón Chardin © Christie’s images limited.

Un cuadro de Chardin con un melón partido se ha adjudicado recientemente por 26,7 millones de euros, después de que dos coleccionistas se enzarzasen en una guerra de pujas que hizo escalar el lote a más del doble de lo estimado. La cifra ha establecido un nuevo récord mundial para la pintura francesa del siglo XVIII.

El mercado de los Old Masters parece animarse gracias a una última pintura que ha batido un nuevo récord: un cuadro con un melón partido, unos cuantos melocotones y ciruelas junto a un par de frascas de vino colocadas sobre una mesa. Descrito así, parece una simple escena cotidiana de una cocina, sin más interés que el mencionado melón y otras tantas piezas de fruta. ¡Pero qué melón! Basta observar la aspereza que se aprecia en su piel, o esas pepitas –magistralmente representadas con pinceladas sueltas– que se acumulan en la parte derecha de la rodaja ya cortada. Han pasado 264 años desde que su autor lo pintó, pero sigue luciendo igual de apetitoso.

El mérito es de Jean Simeón Chardin, un artista rococó que en 80 años apenas salió de París. Ahora sus pinturas son igual de veneradas que la bandera francesa, pero en su momento algunos le consideraron un artista menor por pintar bodegones, ese género que entonces no tenía tanto valor (y eso que entre sus mecenas se encontraban Luis XV o Catalina la Grande).

En 1760 creó una escena cargada de lirismo y una belleza silenciosa a base de luz y color. No contento con eso, apostó además por un formato nada común: el ovalado, como queriendo resaltar aún más la naturaleza íntima de la escena, que parece suspendida en el tiempo.

Más de dos siglos después esta pintura ha logrado superar una doble barrera: el récord de artista y el récord para una pintura francesa del siglo XVIII; algo que, por cierto, ya había conseguido dos años antes. Ahora ha vuelto a mejorar su estimación, toda una hazaña. ¿Será una moda pasajera? ¿La oportunidad inédita de conseguir un nuevo bodegón del artista del momento o el morbo de poseer una tela del penúltimo récord? Poco importa, cuando se trata del autor más cotizado de la pintura francesa del XVIII.

El 12 de junio su Melón cortado se remató en 26,7 millones de euros, una cifra que le sitúa de nuevo en el podio de los autores clásicos franceses más caros de la historia. Desde luego, la escena lo merecía igual que Cesta de fresas silvestres –su anterior récord– especialmente porque tenía una mayor complejidad en la composición. Conscientes de ello, los responsables de la casa de subastas iniciaron una gira mundial del cuadro, que le llevó hasta Nueva York y Hong Kong antes de llegar a París en busca de nuevo dueño.

‘Cesto de fresas silvestres’, 1791, Jean Simeón Chardin. Imagen cortesía de Artcurial.

De ocho a 26,7 millones en diez minutos

La subasta se produjo en la sesión de Maîtres Anciens de Christie’s París, concretamente en el lote cinco de Chardin. La escena del melón era más grande que la de las fresas; sin embargo, partía con unas estimaciones menores: de ocho a 12 millones, frente a los 12-18 millones del lote de hace dos años. En cualquier caso, la apuesta era potente y había posibilidades…

La primera puja enseguida fue contestada por una segunda al teléfono. Pasaron 10 minutos de emoción y apuestas hasta que el subastador bajó el martillo; Melón cortado se adjudicaba en 26,7 millones a un coleccionista europeo en medio de los aplausos. Todo porque se enzarzó en una guerra de pujas con otro coleccionista y, juntos, hicieron subir la pieza hasta que el rival más débil tuvo que darse por vencido.

Pierre Etienne, director internacional del departamento de Pinturas de Maestros Antiguos de Christie's Francia, ha comentado a El Grito que “el mercado de obras maestras de calidad museística y procedencia ejemplar sigue siendo muy dinámico. Chardin, el pintor visionario que inspiró a los modernos, se ha confirmado aquí como uno de los creadores más grandes del siglo XVIII".

‘Melón cortado’ (con marco), 1760, Jean Simeón Chardin © Christie’s images limited.
Trasera del cuadro con algunas de las pegatinas que hablan de su procedencia y de su participación en exposiciones pasadas. © Christie’s images limited.y

Una obra que corría el riesgo de salir de Europa

Lo cierto es que el melón se guardaba un as en la manga que le hizo incrementar su valor: el hecho de que podía salir de Francia. “Libre circulación”, señalaba la ficha de la obra; es decir, que era exportable y por tanto un reclamo para los coleccionistas internacionales. Finalmente ha sido un europeo quien se ha hecho con la obra que, esta vez sí, se la podrá llevar a su casa sin temor a que se la quiten una vez adquirida

Porque eso es precisamente lo que ocurrió con Cesta de fresas silvestres, el cuadro de Chardin que hasta hace unos días ostentaba el récord. Cuando el dealer neoyorquino Adam William lo adquirió en 2022, todos los periódicos se apresuraron a publicar la extraordinaria venta, que en principio iba destinada al Kimbell Art Museum. Mientras, el ministerio de Cultura francés callaba, porque el permiso de exportación aún no se le había concedido. Semanas después se supo que Francia había declarado la pintura trésor national, lo que significaba dos cosas: primera, que paralizaba la salida del Chardin y segunda, que en el plazo de dos años y medio debía adquirir la pieza por el precio de la última puja. Algo que finalmente ocurrió. De modo que ahora la pirámide de fresas descansa en otra pirámide, la del Louvre, desde marzo (y ya van 42 obras de Chardin para el museo)

No deja de ser curioso que solo unos meses después haya salido al mercado otro bodegón del maestro, más grande y más complejo (aunque los expertos encuentran mayor valor en la sencillez de las frutas rojas). Al final el Melón cortado ha superado a las fresas, en un duelo que ha vuelto a traer al presente su historia compartida.

‘Tarro de albaricoques’, 1758, Jean Simeón Chardin. Galería de Arte de Ontario, Canadá. © 2017, Art Gallery of Ontario.

Ambas naturalezas muertas eran dos de las obras más importantes de Chardin que permanecían aún en manos privadas y ambas se expusieron por vez primera en el Salón anual celebrado por la Académie de Peintures et de Sculptures en 1761, junto con una tercera: Tarro de albaricoques (ahora en la Galería de Arte de Ontario, Toronto).

Los dos cuadros pertenecieron a François Martial Marcille, gran apasionado del pintor, de quien llegó a atesorar hasta una treintena de lienzos. A su muerte, la colección pasó a sus hijos Camille y Eudoxe, que mantuvieron prácticamente intacto un legado que se ha mantenido de generación en generación hasta el siglo XXI. En el último lustro, los descendientes se han ido deshaciendo de parte de estas obras. En 2021, por ejemplo, sacaron un cuadro valorado en cinco millones en Christie’s y un año después vendieron la mencionada Cesta de fresas silvestres que ha acabado en el Louvre.

No tuvo el mismo destino la composición del melón, que se despidió de la colección Marcille en el siglo XIX para formar parte de otro conjunto igual de relevante. En 1876 Camille se lo vendió a Stéphane Bourgeois, marchante de la baronesa Nathaniel de Rothschild. Y en esa familia se ha conservado hasta ahora, que ha vuelto a cambiar de dueño tras el increíble remate de casi 27 millones de euros. Una cifra nada desdeñable, si tenemos en cuenta que la obra clásica más cara del año pasado fue una figura de Marte pintada por Rubens adjudicada en 30 millones. Es muy probable que esta nueva pintura de Chardin se haya ganado un puesto en el top 5 de 2024, pero habrá que esperar a ver lo que ocurre durante el segundo semestre del año. Si siguen saliendo bodegones del artista francés al mercado, es posible que unas uvas le arrebaten el récord.