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‘¿Y esto qué es?’ Entendiendo la nueva exposición de Eva Lootz en el Reina Sofía

Por Clara González Freyre de Andrade

Eva Lootz. ‘Without love no revolution’, de la serie Pequeño teatro de derivas, 1994. Fundación del Museo Reina Sofía

En su arte, Eva Lootz da la misma importancia al resultado final que al proceso creativo en sí mismo, lo que ha producido que sea una artista amada por muchos e incomprendida por otros tantos. Recuperamos algunos aspectos clave para disfrutar y comprender su obra en ‘Hacer como quien dice, ¿y esto que es?’, su nueva exposición en el Reina Sofía.

Cuando Eva Lootz llegó a Madrid desde Viena, a finales de los años sesenta, parecía decidida a romper con todo el arte conocido hasta la fecha. Había saltado desde el mundo audiovisual -estaba formada en realización cinematográfica- hasta el de las artes visuales, para abrazar una creación que quería dejar atrás unas herencias culturales que prácticamente sentía como cadenas. En estos primeros años ya apuntaba maneras: empezó a darle el mismo peso a su proceso creativo que al resultado final, enfocándose en la exploración de los materiales para más tarde seguir este mismo camino indagando en la materialidad del lenguaje. Este sería el punto de partida que le llevaría a coronarse como una figura clave para nuestro arte contemporáneo.

Ahora y hasta el 2 de septiembre, su legado puede descubrirse en profundidad en Hacer como quien dice, ¿y esto que es?, su recién inaugurada exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Planteada como la primera muestra impulsada por Manuel Segade desde su nombramiento como director del museo, la exposición surge a raíz de la donación el pasado año de más de una treintena de obras por parte de la artista al Reina Sofía. Estas vinieron acompañadas del compromiso de más en el futuro, promesa de la propia Eva Lootz, que a sus 84 años rebosa vitalidad y se promete a sí misma seguir creando.

Pero en realidad esta exposición, más que como una retrospectiva de trece salas repletas de pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, videos e instalaciones surge como un camino por todas las temáticas que enredó en sus famosos nudos y que ella misma trató a lo largo de toda su producción. Un recorrido realizado en compañía de la propia artista, a través de textos en los que nos explican sus procesos y modos de hacer

Eva Lootz / Archivo

La intención de su comisario, Fernando López, no es otra que recorrer la obra de una de las artistas fundamental para nuestro panorama artístico, pero en esta ocasión prefiere escoger otros criterios más allá del cronológico o el evolutivo para abraza un recorrido por las preguntas que esta se plantea, los temas centrales que han impulsado su curiosidad, que es el motivo creativo más potente para Eva Lootz

Sabemos que esa curiosidad implícita en la segunda parte del título de la exposición es también la posible respuesta que puede recibir de muchos visitantes que se enfrentan por primera vez a sus creaciones. Pero antes de que te veas ante una de sus obras levantando la ceja y diciendo para tus adentros “¿y esto qué es?”, te traemos algunas de sus claves para que puedas acercarte y comprender más fácilmente la obra de esta enigmática artista.

El peso de la mirada

Dice Eva Lootz que “mostrar no es lo mismo que nombrar”. Podría decirse que nombrar está directamente ligado con el lenguaje, mientras que mostrar es exponer algo delante de los ojos del espectador sin mediar explicaciones, invitarlo a la contemplación. Curiosamente este último concepto, relacionado con nuestra visión y con las imágenes, es el que hace que nos surjan más preguntas: ¿hasta dónde llega nuestra mirada? ¿Existe lo que no se muestra y por tanto no podemos ver pero está? ¿Y lo que no se nombra?

Para acercarnos a la creación de Lootz hay que tener claro que muchas de sus piezas nacen de esta búsqueda de respuestas, de la experimentación que a menudo demuestra que lo que vemos a veces sencillamente no tiene explicación. O al menos, no debe tenerla. Un ejemplo son las obras matéricas que realiza en los años 70, las llamadas papillas elementales en las que, a través de la modificación de materiales como la parafina, la cera, el lacre, el mercurio o la arena busca mostrar sus propiedades y que estos expresen por sí mismos. Más tarde, transforma estos materiales en una suerte de prótesis y repite elementos como los zapatos, las manos o los pies, una constante en su producción.

Todas estas cuestiones, igual que muchas otras complementarias e íntimamente ligadas con la mirada, salpican la producción de la artista de principio a fin y pueden verse en numerosas ocasiones a lo largo de la exposición. Sobre la transformación de nuestra mirada y cómo la era digital y su sobresaturación de imágenes nos lleva a la ceguera habla su instalación Un adiós a Isaac Newton, que repleta de estímulos cegadores y una luz completamente blanca nos lanza la pregunta: ¿cómo aprender a ver de nuevo?

La agonía de las lenguas, vista de la intervención en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, 2020. Foto: Víctor Hugo Martín
Vista de sala Eva Lootz. Hacer como quien dice: ¿y esto qué es?. Obra: Cuenca Suspendida II (2009)
Vista de sala de la exposición Eva Lootz. Hacer como quien dice: ¿y esto qué es?. Obra: Dibujo canal de Isabel II (1970s/2024)

Una crítica hacia las dinámicas coloniales

Una enorme lengua de betún ocupa gran parte del suelo de una de las salas de la exposición. A su alrededor, otras lenguas, de dimensiones más pequeñas y hechas de otros materiales como bronce, estaño, cobre, lana o lacre cuelgan de las paredes, en una instalación que se conoce como La agonía de las lenguas. Incluso para alguien que contemple la obra de Eva Lootz por primera vez, la presencia reiterada de este órgano no le pasará inadvertida pero, ¿qué llevó a la creadora a elegir la lengua como elemento clave

No es un secreto que la artista austriaca siempre sintió un notable interés por el habla. Sus primeras representaciones de lenguas están íntimamente relacionadas con la exploración del lenguaje y el desazón que le genera conocer sus limitaciones, pero también con la fascinación que le produce un órgano fundamental para la concepción del ser humano, en el que la alimentación y el habla confluyen

Más tarde sin embargo, el elemento de la lengua adquiere un tinte mucho más político ligado con una fuerte crítica social, tal y como puede verse en las dos obras citadas con anterioridad. Y es que esa sala repleta de lenguas es en realidad un grito de socorro ante la extinción de la diversidad cultural y lingüística de territorios sujetos a dinámicas coloniales y muy especialmente de América Latina, en la que hoy se tienen localizadas 773 lenguas que amenazan con desaparecer.

‘Ella vive en el traje que se está haciendo’, 1994, Eva Lootz

El peso de la naturaleza y su transformación por la presencia humana

La atracción por la expresividad matérica se transformó en los años 80 en interés por la extracción de minerales y materias primas. Aunque su interés residía, más bien, en cómo estas cambian el paisaje y la sociedad en la que se encuentran. Así nacen las que bautiza como Esculturas negativas, obras que se erigen como monumentos involuntarios de la sociedad industrial a través de esas enormes intervenciones del terreno como canteras, pozos o minas. Aunque, todo hay que decirlo, su significado no tiene nada de positivo.

En general, el interés de la artista por la naturaleza y la gestión de sus recursos, es una constante en su obra. En este sentido, otra de sus grandes temáticas es la del agua, explorada especialmente a través de los ríos. Además de una serie de dibujos expuestos por primera vez, la exposición ofrece la oportunidad de descubrir parte de su proyecto Hidrografías, que no solo recoge la transformación el curso de los ríos (especialmente del Guadalquivir y del Ebro), sino que lanza un alegato a favor del acceso público de los recursos hidráulicos. Basándose en archivos 3D, construye sus atractivas esculturas que muestran una implicación mucho más socio-política continuando con su crítica a la instrumentalización de la materia.

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