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El conflicto en Oriente Medio provoca una oleada de cancelaciones a artistas propalestinos en Alemania: “Es antisemitismo”

Por Nerea Menor. Berlín

‘Whiteface’, Candice Breitz. 2022 Foto © Nina Lieska, Repro Pictures. Cortesía de la artista y Goodman Gallery

La exposición individual de la artista coreana-estadounidense Johanna Hedva en el ‘Kunstverein Braunschweig’ fue cancelada recientemente. Pero no ha sido la única. Las instituciones culturales están cuestionando el apoyo de distintos artistas a la causa palestina.

Los comisarios de la próxima edición de la prestigiosa exposición de arte contemporáneo Documenta, han renunciado a sus cargos, alegando que en Alemania no existe en la actualidad un "espacio para el intercambio abierto de ideas y el desarrollo de perspectivas artísticas complejas".

Esta dimisión se produce en un contexto de creciente inquietud en el sector artístico alemán, especialmente en Berlín, tras los ataques de Hamás en Israel el 7 de octubre y el posterior asedio y bombardeo de Gaza. El gobierno ha apoyado firmemente a Israel y algunas instituciones culturales han cuestionado el apoyo de los artistas a la causa palestina, considerándolo equiparable al antisemitismo.

De hecho, se están dando casos de cancelación de eventos y exposiciones por las posturas de los artistas sobre el conflicto. Incluso se ha sugerido vincular la financiación pública a las opiniones de los mismos. Una situación que ha generado temor a hablar, opinar y crear libremente, poniendo en riesgo el estatus de Berlín como metrópolis de libertad creativa internacional.

Actualmente hay muchos artistas que ya no se sienten bienvenidos en la capital. Según llegó a reconocer el director de la Neue Nationalgalerie, Klaus Biesenbach, si los artistas abandonan la ciudad, "se perderá uno de los últimos beneficios reales que tiene Berlín". La escena artística alemana parece estar atravesando un momento delicado en cuanto a la libertad de expresión.

‘Wart Painting’, Johanna Hedva. 2021
‘If You’re Reading This, I’m Already Dead’, Johanna Hedva
JOAN, Los Angeles © Contemporary Art Library

Cancelaciones a lo largo del país

La exposición individual de la artista coreana-estadounidense Johanna Hedva en el Kunstverein Braunschweig fue cancelada el 29 de febrero. La institución informó que se debía a la falta de personal, pero Hedva afirma que la verdadera razón fue que ella quería usar la frase "genocidio innegable" en el comunicado de prensa. "Soy una de los muchos artistas en Alemania que han sido censurados y criticados por apoyar a Palestina", declaró Hedva.

La lista de incidentes similares es extensa. La Feria del Libro de Fráncfort pospuso indefinidamente el premio a la escritora palestina Adania Shibli. El teatro Maxim Gorki de Berlín canceló una obra sobre israelíes y palestinos. En el Instituto KW, algunos artistas se negaron a exponer por restricciones a la expresión en apoyo a Palestina. La artista Laurie Anderson renunció a un puesto de profesora invitada en la Universidad Folkwang tras discrepancias por su apoyo a una declaración de artistas palestinos…

La cuarta bienal de fotografía celebrada simultáneamente en tres ciudades del oeste de Alemania, que debía inaugurarse en marzo, también fue cancelada después de que uno de los comisarios publicara en las redes sociales contenidos que las autoridades calificaron de antisemitas. La decisión se alcanzó tras intensas negociaciones entre el Comité Directivo de la Bienal y los responsables culturales de las ciudades organizadoras, y en acuerdo con la empresa química BASF patrocinadora principal del evento.

La mayoría de los artistas afectados se sorprenden no solo por las cancelaciones en sí, sino también por las formas y el enfoque aparentemente amistoso de las instituciones. Estas adoptan una actitud casi paternalista, presentando las restricciones como sugerencias destinadas a proteger el bienestar de los artistas, cuando de hecho son decisiones tomadas de antemano. Los creadores tienen poco margen más que aceptarlas o retirarse.

Ghayath Almadhoun, editor jefe y comisario de la antología Kontinentaldrift: Das Arabische Europa, relata cómo la institución Haus für Poesie retiró 10 poemas y 3 poetas del libro sin consultarle, alegando cuestiones de calidad, cuando en realidad más de la mitad de esos textos abordaban temas relacionados con Palestina, el judaísmo y la historia alemana.

‘The Witness Protection Program (The Raven)’, Laurie Anderson. 2020
Foto © Ron Blunt. Cortesía de la artista
‘If You’re Reading This, I’m Already Dead’, Johanna Hedva JOAN, Los Angeles © Contemporary Art Library

Almadhoun pone otro ejemplo: “Los organizadores llaman a los artistas para preguntarles si consideran que es el momento adecuado para exponer, algunas veces repitiendo la pregunta hasta que el artista termina por ceder, "no, quizá no es el mejor momento" dice y se autocancela”.

El Modern Gallery of the Saarland Museum canceló la exposición de la artista judía Candice Breitz, quien declaró posteriormente al Washington Post que "lo que está sucediendo en el mundo del arte a través de esta serie de cancelaciones es casi una purga de cualquiera que tenga algún tipo de empatía por los civiles palestinos".

También se canceló el premio Hannah Arendt a la periodista judia y ruso-estadounidense Masha Gessen por un artículo en el que comparaba Gaza con un gueto judío bajo la ocupación nazi.

En una carta abierta, más de 100 artistas, escritores y académicos judíos de Alemania denunciaban que "estas violaciones de los derechos civiles se están produciendo prácticamente sin ningún cuestionamiento por parte de las élites culturales alemanas". Las principales instituciones han optado por la autocensura, cancelando producciones que abordan el conflicto y deslegitimando a voces críticas con Israel o simplemente palestinas.

Tensiones políticas en la Berlinale

La Berlinale, el principal festival de cine del país, se celebró el pasado mes de febrero. Allí, el cineasta palestino Basel Adra y el periodista israelí Yuval Abraham ganaron conjuntamente el premio al mejor documental por No Other Land, una película sobre la erradicación de poblados palestinos en Cisjordania.

La codirectora de la Berlinale, Mariëtte Rissenbeek, mencionó en su discurso inaugural la "masacre" de militantes de Hamás del 7 de octubre y pidió la liberación de los rehenes israelíes. Por su parte, Adra expresó su dificultad para celebrar el éxito de la película mientras la población de Gaza era "masacrada", e instó a Alemania a detener las exportaciones de armas a Israel. Acto seguido, Abraham denunció una "situación de apartheid" que privaba a su colega de los mismos derechos de voto y libertad de movimiento, pese a vivir a solo 30 minutos de distancia.

Estas declaraciones generaron críticas de, entre otros, el alcalde de Berlín, Kai Wegner (Unión Cristianodemócrata, CDU), quien atribuyó "todo el sufrimiento" a Hamás y calificó los discursos de "relativización intolerable".

Los aplausos de la ministra de Cultura a los cineastas también causaron revuelo. Un delegado de la CDU exigió su dimisión, mientras que un político del FDP propuso retirar la financiación estatal al festival. Roth aclaró que solo aplaudía a la mitad israelí, no a la palestina.

Cartel de ’No Other Land’. Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham, Rachel Szor

La seguridad de Israel es una Staatsräson

La ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, afirmó en el pleno parlamentario de octubre que "la seguridad de Israel es la Staatsräson (razón de estado) de Alemania", ofreciendo su apoyo en "todos los ámbitos". Este principio también ha sido reiterado por otros líderes como Angela Merkel y Olaf Scholz. Para Alemania, existe una responsabilidad especial hacia Israel, fundado como estado judío poco después del Holocausto nazi, que aún hoy impacta profundamente. El compromiso con Israel es algo más que un objetivo político, es un componente elemental de la política alemana.

En un artículo publicado en la última edición de Blätter für deutsche und internationale Politik (Hojas de Política Alemana e Internacional) Peter Ullrich opinó que la libertad de expresión y reunión no debe quedar sujeta a que las autoridades simpaticen con la causa en cuestión. Ullrich es Doctor en Filosofía y Medicina y miembro del Centro de Investigación sobre Antisemitismo de la Universidad Técnica de Berlín. En el texto analiza cómo el debate público simplifica en exceso las complejidades del conflicto de Oriente Próximo. Esto influye en las actitudes de quienes muestran solidaridad a ambos bandos, reforzando oposiciones binarias en lugar de promover una reflexión y postura más matizada orientada a la paz.

Como ejemplo, Ullrich menciona la celebración del aniversario de Jüdische Stimme für gerechten Frieden in Nahost (Voz judía para una paz justa en Oriente Próximo) en el centro cultural Oyoun de Berlín. Aunque no hubo declaraciones antisemitas ni glorificación de Hamás, lamenta que el evento fuera erróneamente caracterizado como antisemita, en lugar de reconocer la importante labor antirracista y queer de Oyoun.

En consecuencia, se canceló la financiación al centro, lo que el experto considera un auténtico escándalo. “Es necesario reconocer la complejidad del asunto: las historias y perspectivas de judíos, palestinos, alemanes y no alemanes son diversas y deben ser escuchadas. Debemos examinar críticamente nuestra cultura de la memoria para evitar utilizarla como un mecanismo de absolución nacionalista”.