Arquitectura & Diseño

Un laboratorio oculto en la sierra turolense está poniendo la arquitectura patas arriba

Por Mario Canal

Solo TNA © Albarrán Bourdais

Viviendas redondas y pirámides invertidas. La remota Sierra de Matarraña, una zona natural situada entre Aragón y Cataluña, es el escenario privilegiado en el que están siendo levantadas una serie de unidades habitacionales diseñadas con total libertad creativa por arquitectos de primera línea.

Una casa circular de muros transparentes tanto hacia adentro como hacia afuera; una pirámide invertida de hormigón que flota sobre una piscina y parece una nave espacial recién aterrizada; una serie de módulos cilíndricos que pronto comenzarán a ser construidos y serán habitaciones de hotel individuales que tendrán como vecina a una estructura de pilotes de madera dispuestos en horizontal y vertical, sosteniendo una caja transparente donde poder recogerse en medio de la naturaleza. Y así, hasta 16 proyectos únicos serán los que formen parte de Solo Houses: la ambiciosa colección de arquitectura unifamiliar que está levantándose en España.

Los promotores de esta aventura insólita se llaman Eva Albarrán (Madrid, 1974) y Christian Bourdais (París, 1974). Son los responsables de la galería de arte Albarrán-Bourdais, con sedes en Madrid y ahora también en Mahón, y de una agencia de producción artística especializada en la creación de obras de arte en el espacio público radicada en París.

Hace pocos años adquirieron unos terrenos en Teruel con el sueño de coleccionar arquitectura –a escala real– invitando jóvenes proyectistas como Go Hasegawa, KGDVS, Pezo Von Ellrichhausen, Tatiana Bilbao o Smiljan Radic, que ahora están lanzados al estrellato de su profesión. “Son arquitectos con mucho talento. Cuando contactamos con ellos hace unos años quizás no tenían el reconocimiento de ahora, pero esto también nos gusta”, explica Christian respecto a su visionario proyecto.

© Albarrán Bourdais

Arquitectura democrática

Por el momento, en Matarraña –a dos horas en coche del aeropuerto de Barcelona– se han construido dos de las 16 estructuras planeadas y que no sólo están para ser vistas, sino que pueden ser alquiladas por aquellos amantes de la arquitectura que deseen experimentar de primera mano la vida en un sueño de este tipo. Este es uno de los factores principales que hacen diferente el proyecto de aquellos diseñados por arquitectos de renombre y que únicamente pueden disfrutar los clientes millonarios que encargan este tipo de obras exclusivas.

“Para nosotros son importantes ideas muy contemporáneas, como todo el tema de la propiedad y el uso de los bienes. Cada vez se tiende menos a la posesión y más a la utilización temporal, por lo que reflexionamos en crear espacios que no tengas que preocuparte de si la piscina funciona o no. Queremos crear un lugar en el que puedas tener satisfechas todas tus necesidades, desde un chef hasta una ruta a caballo o un masaje”, explica Christian.

La de KGDVS, el estudio de Kersten Geers (1975) y David Van Severen (1978), es la casa circular que hemos mencionado antes y a menudo es plató de anuncios por su seductora estética. “Dado que el paisaje es tan impresionante, sentimos que la arquitectura debería ser invisible. Un techo circular simple con un diámetro de 45 metros subraya las cualidades tanto de la meseta como de su borde”, dicen de su obra, que incorpora una piscina en el interior del ruedo y apuesta por un proyecto sensible a la naturaleza circundante y que puede acoger a una familia: los únicos requisitos que imponen Albarrán y Bourdais a los arquitectos con los que colaboran. Después, los participantes han ido proponiendo las ideas con total libertad.

Solo House / Office KGDVS. Cortesía de Albarrán Bourdais
Solo House / Office KGDVS. Cortesía de Albarrán Bourdais
Solo House / Office KGDVS. Foto: Bas Princen
Solo House / Office KGDVS. Foto: Bas Princen
Solo House / Office KGDVS. Foto: Bas Princen
Solo House / Office KGDVS. Foto: Bas Princen
Solo House / Office KGDVS. Cortesía de Albarrán Bourdais
Solo House / Office KGDVS. Cortesía de Albarrán Bourdais

“Han sido muy cuidadosos a la hora de seleccionar a quienes participamos, para que todas las voces tengan algo diferente que decir entre sí”, explica Mauricio Pezo, de Pezo von Ellrischausen, desde Chile. Es otro de los arquitectos invitados a Solo Houses. “Eva y Christian muestran una gran fe en esta generación de arquitectos que, a diferencia de la generación previa, está asumiendo unos riesgos más complicados. En este caso, el riesgo de estar en la naturaleza. Es mucho más difícil como proyecto que hacerlo en una ciudad”.

La obra propuesta por Pezo von Ellrischausen es una construcción que podría parecer abandonada. Un esqueleto de hormigón de los muchos que se ven por la costa española víctimas de la especulación inmobiliaria. Está concebida como una plataforma que eleva a sus habitantes sobre una colina con un diseño de aspiración simétrica. Oculta en un patio interior, totalmente alicatado, una piscina que hace pensar en la arquitectura mediterránea. Por su parte, todas las estancias se abren al exterior mediante amplios ventanales retráctiles, transformando los dormitorios en patios exteriores que se lanzan hacia el paisaje.

Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
SSolo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.
Solo Pezo Von Ellrichshausen. Solo Houses por Albarrán Bourdais. Cortesía de Albarrán Bourdais.

El germen de la idea

Para comprender mejor de dónde surge la idea de Solo Houses debemos retroceder –como tantas veces cuando hablamos de arquitectura moderna– a la posguerra estadounidense, cuando John Entenza, editor de la revista Arts&Architecture, lanzó una campaña para investigar soluciones habitacionales modernas, asequibles y atractivas para la creciente clase media. De ahí surge en 1945 el Proyecto Case Study House, una ambiciosa iniciativa que reuniría a los mejores arquitectos del momento para diseñar y construir prototipos de casas unifamiliares. Figuras como Charles y Ray Eames, Richard Neutra, Pierre Koenig y John Lautner, entre otros, aceptaron el reto. Cada uno aportó su estilo único, desde el minimalismo internacional de Eames hasta el brutalismo de Koenig, pasando por el organicismo de Neutra y el neutradicionalismo de Lautner.

Se experimentó con materiales, técnicas constructivas y soluciones innovadoras que provenían de una aproximación industrial a la arquitectura, buscando la armonía con el entorno –aunque a menudo las obras eran de una imaginación nunca vista y tenían poco de vernaculares– y la calidad de vida de los habitantes, además de la iconicidad de las construcciones. Su radicalidad visual y experimentación plástica dejaron una huella cuyo relevo toman ahora los proyectistas invitados por Albarrán-Bourdais en Matarraña.

Si los procesos burocráticos se aceleran finalmente, el próximo complejo que se construirá será el hotel de Smiljan Radic (1965). El chileno ha concebido una serie de cabinas individuales cuya disposición permitirá que los huéspedes tengan acceso visual total sobre la naturaleza. La fórmula estructural es la del círculo, con módulos cilíndricos de cristal que abren el ángulo visual al tiempo que permiten una gran intimidad para sus habitantes, gracias a la distribución en el terreno de cada una de las unidades. Todas ellas estarán enlazadas por un voladizo de cemento con cortes circulares que hará las veces de pasillo cubierto y elemento unificador.

Solo Hotel © Smiljan Radic
Solo Hotel © Smiljan Radic

Uno de los materiales más usados por los arquitectos que participan en Solo Houses es el hormigón, y las formas más abundantes son las geometrías cúbicas además de las circulares. La de Didier Fiúza Faustino (1968), artista y arquitecto, es una explosión, como un Big Bang en el que “la casa parece absorber y reflejar la luz de regreso a su corazón. Los pisos colocan el cuerpo en una ingravidez donde los puntos de referencia espaciales tradicionales (arriba y abajo, derecha e izquierda) han desaparecido”, según sus promotores.

Por su parte, la de Jean Pascal-Flavien (1971) – también arquitecto y artista que colabora con la prestigiosa galería alemana Esther Schipper– será una estructura sostenida sobre pilotes cuya distribución interna juega con la idea de sexualidad no desde un punto de vista reproductivo, sino más bien polimorfo y extremadamente conceptual en el que se alude a lo invisible y lo visible. Entre lo performativo y lo escultural, su casa será completamente verde.

Más allá del hormigón

La osadía forma parte del modus operandi de Albarrán-Bourdais. Se vinieron a Madrid desde París hace sólo seis años para montar una galería de arte contemporáneo y desde hace dos ocupan una inmenso y espectacular espacio totalmente renovado que antes acogía los talleres de Loewe, en la madrileña calle Barquillo. No contentos con esta empresa, que se añade a la que Eva Albarrán dirige en Francia y que es responsable de producir e instalar obras de arte de dimensiones monumentales así como de llevar a cabo las ideas más locas y complicadas de creadores de primera fila, se lanzaron con Solo Houses, luchando contra la lentitud burocrática y administrativa, principalmente, ya que el proyecto está financiado por ellos mismos –“con muchas deudas”, según admiten–. Después, compraron una bodega en la zona y, por si no tuviesen suficiente, invitaron al famoso comisario de arte Hans-Ulrich Obrist a que planteara una exposición con obras de arte integradas en la naturaleza en el paraje de Matarraña, donde se levantan las construcciones de Solo Houses.

Burning Sunset, Claudia Comte © Albarrán Bourdais
Solo Hotel © Smiljan Radic

La galería Albarrán-Bourdais representa a una sólida y heterogénea selección internacional de creadores, entre ellos Fernando Sánchez Castillo, Cristina Lucas, Alberto García-Alix, Superflex, Carlos Amorales o Dominique González-Foerster. Si bien la calidad del trabajo de los artistas es importante, no lo es menos la relación personal que se establece con ellos y que para Eva y Christian es fundamental a la hora de incorporarlos a la galería. “Por un lado, tenemos a artistas que son más conceptuales y tienen inquietudes más políticas. Y por otro lado trabajamos con artistas más plásticos como Felice Varini –que acaba de inaugurar exposición en la galería de Menorca– o Mathieu Mercier”, explica Eva. Además, el grupo es intergeneracional. Con perfiles jóvenes como el del colombiano Iván Argote y nombres consagrados, como los franceses Bertrand Lavier y, muy especialmente, Christian Boltanski, que falleció hace dos: “Era alguien muy cercano a nosotros, parte de nuestra familia. Fue él quien nos dijo: ‘¿por qué no abrís una galería?’”.

Más allá de las sedes madrileña y menorquina de Albarrán-Bourdais, la pareja propone también experimentar las obras de arte en el espacio natural de Matarraña. Es lo que denominan el Solo Summer Group, una mini bienal de escultura al aire libre que ya va por la tercera edición y en la que este año participan artistas de la galería como Pedro Cabrita Reis, la coreana Koo Jeong A –que este año representa a su país en la Bienal de Venecia–, Héctor Zamora, Claudia Compte o Adrien Vescovi. Y que en muchos casos han realizado obras ex profeso para esta ruta de arte y medio ambiente que es accesible para aquellos que se acerquen por este paraje natural, en el que la creación plástica y la arquitectura están integrados con el entorno de manera impecable.