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Las cinco claves del 27-S que marcarán el futuro político de Podemos
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una prueba puntuable para el examen final

Las cinco claves del 27-S que marcarán el futuro político de Podemos

Las elecciones catalanas, última prueba electoral antes del examen final de las generales, ofrecen una serie de claves que permiten despejar varias incógnitas sobre el futuro de Podemos

Foto: Lluís Rabell, candidato de Catalunya Sí que es Pot, junto a Pablo Iglesias, el pasado miércoles durante un mitin. (EFE)
Lluís Rabell, candidato de Catalunya Sí que es Pot, junto a Pablo Iglesias, el pasado miércoles durante un mitin. (EFE)

La formación liderada por Pablo Iglesias afronta las elecciones catalanas del 27-S como una prueba puntuable para el examen final de las generales. En un territorio hostil, donde desaparece el eje nuevo/viejo que tantos réditos le ha dado, la competencia a su izquierda gana fuerza en manos de las CUP y el liderazgo de su candidato Lluís Rabell está aún sin construir, Podemos se juega mucho más que ser segundo o tercero: coger o no impulso para la Moncloa. “Cataluña es el primer paso para ganar la Moncloa”, repiten los dirigentes de la formación.

La cúpula del partido interpreta todas las elecciones como pasos en un camino cuya meta final son las generales, pero el 27-S, por ser la última prueba antes de la cita final, ofrece una serie de claves que marcará la campaña de Podemos en las generales. Los réditos de la confluencia con otras fuerzas, los ejes discursivos que se harán extensibles entre ambas campañas, la capacidad de hacerse con el electorado socialista, de movilizar la participación del votante políticamente más desafecto (no nacionalista), de evaluar el balón de oxígeno de los “ayuntamientos del cambio” o de medirse a la otra fuerza emergente, Ciudadanos, que juega en casa como Ciutadans.

Candidaturas de confluencia

La candidatura unitaria Catalunya Sí que es Pot, que incluye a Podemos, los socios de IU en Cataluña (ICV-EUiA) y Equo, es la primera experiencia de confluencia a nivel autonómico para los de Pablo Iglesias. Sus resultados testarán la máxima de las candidaturas de unidad popular municipales, según la cual la confluencia no solo suma, sino que multiplica.

Más allá de los letmotiv, los resultados de Catalunya Sí que es Pot influirán en las negociaciones que Podemos mantiene con otras fuerzas de izquierda, provincia por provincia. Si el resultado es exitoso, no habrá excusas para poner impedimentos a la alianza con la plataforma Ahora en Común, apoyada por Alberto Garzón, mientras que si son modestos surgirán más reticencias y líneas rojas entre los de Pablo Iglesias. Según el último CIS, la “multiplicación” no parece ser una realidad en el arranque de la campaña.

El 'robo' de votos al PSOE

El 'sorpasso' a los socialistas es una de las principales ambiciones de Podemos, y de ahí su estrategia de homologación al PSOE. La puesta en marcha de una estrategia centrada en la moderación de discurso y programa, la conversión en un partido político al uso, la defensa de los valores socialdemócratas más auténticos, inspirados por Olof Palme, el nuevo espejo en el que Pablo Iglesias dice mirarse, son algunas de las maniobras dirigidas a ocupar el espacio sociológico de los socialistas.

Siguiendo la estrategia de reapropiación de las plazas más mitineras del PSOE con acento “obrero” durante la época de Felipe González (Dos Hermanas, Vistalegre…), en las catalanas se centrarán buena parte de los grandes actos en el cinturón industrial, el más 'rojo' y obrero. El gran caladero de votos por antonomasia del PSC, y donde Podemos se concentra para pescar la mayor parte de sus papeletas.

Las grandes ciudades del área metropolitana de Barcelona, circunscripción en la se disputan 85 de los 135 escaños en juego, son así una de las grandes bazas para Catalunya Sí que es Pot. Los artífices de la campaña explotarán estas plazas en busca del voto joven, uno de los cimientos de Podemos pero en recesión según el último CIS, obrero y no nacionalista. Los resultados servirán para medir el músculo de Podemos a la hora de 'robar' votos a los socialistas.

Ciudadanos: más o menos impulso

La formación de Albert Rivera juega en casa durante estos comicios, lo que no impide que si se consolida como segunda fuerza, disfrute de un generoso impulso de cara a las elecciones generales de diciembre. La diferencia entre ambas formaciones es de un punto escaso, según el CIS, lo que supone que Ciudadanos se erige como segunda fuerza con entre 19 y 20 escaños, por delante de Catalunya Sí que es Pot (18-19).

El aumento de la participación beneficiará a ambos, pues el 10% del censo catalán que, de media, se queda en casa en las autonómicas y no en las generales, se decanta por opciones no nacionalistas. Sin embargo, la formación morada tiene mucho más que ganar durante la campaña, pues la marca Catalunya Sí que es Pot todavía no contaba con suficiente visibilidad cuando se realizó el sondeo del CIS, y su candidato es un recién llegado a la política formal por explotar en los medios. Convertirse en segunda fuerza en un territorio tan hostil para la formación morada supondría un gran balón de oxígeno para Pablo Iglesias, sobre todo para reforzar su discurso basado en el antagonismo de “nosotros o ellos”, “Podemos o el PPSOE”.

De Mas a Rajoy

El binomio Mas-Rajoy que ya centra el discurso del partido, según el cual votar a Catalunya Sí que es Pot “vale doble” porque ayudaría a desalojar del poder a ambos mandatarios, repiten desde las filas de Podemos. “Mantener a Mas en la Generalitat y a Rajoy en la Moncloa es un problema para encontrar una salida a los problemas de la gente” es otra de las consignas de campaña. Un reduccionismo que, en caso de no obtener mayoría absoluta la lista de Mas, serviría de munición para “ilusionar” a la población con el mensaje de que “el cambio sí es posible”, también en la Moncloa. “Que Cataluña aporte para desalojar a Rajoy”, es el objetivo con el que se ha diseñado la campaña del 27-S.

El escaparate de los 'ayuntamientos del cambio'

A pocos días del 27-S se cumplirán los cien primeros días en el gobierno de los denominados “ayuntamientos del cambio”, el principal escaparate institucional de Podemos. En las últimas semanas, Podemos ha reforzado su asociación con estas candidaturas municipalistas con vistas a sumarlas a la precampaña de las generales, pero Manuela Carmena, primero, y Ada Colau después, han decidido darle la espalda.

El candidato Lluís Rabell consiguió hacerse una foto con la alcaldesa barcelonesa este viernes, coincidiendo con el acto de homenaje y ofrenda floral a Salvador Allende. Este tipo de gestos serán cruciales para Podemos, que se ha reapropiado del éxito de las candidaturas de unidad popular en ciudades como Madrid y Barcelona, haciéndolo propio y confiándose a estos y otros “ayuntamientos del cambio” como lanzadera para las elecciones generales.

La formación liderada por Pablo Iglesias afronta las elecciones catalanas del 27-S como una prueba puntuable para el examen final de las generales. En un territorio hostil, donde desaparece el eje nuevo/viejo que tantos réditos le ha dado, la competencia a su izquierda gana fuerza en manos de las CUP y el liderazgo de su candidato Lluís Rabell está aún sin construir, Podemos se juega mucho más que ser segundo o tercero: coger o no impulso para la Moncloa. “Cataluña es el primer paso para ganar la Moncloa”, repiten los dirigentes de la formación.

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