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Más Montero y menos Iglesias: Podemos esconde a su líder acosado por Errejón
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Más Montero y menos Iglesias: Podemos esconde a su líder acosado por Errejón

La portavoz será quien asuma todo el protagonismo. Una mujer de 31 años recién cumplidos, feminista y psicóloga de los desahuciados, que polarizará con cuatro candidatos varones

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), y la portavoz parlamentaria, Irene Montero (d), durante una comparecencia en la sede del partido. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), y la portavoz parlamentaria, Irene Montero (d), durante una comparecencia en la sede del partido. (EFE)

Una estrategia de campaña diseñada por y para taponar la fuga de votantes en la que coinciden todas las encuestas, ya sea a la abstención o a otras opciones políticas. El principal objetivo de Unidos Podemos pasa por volver a movilizar a su electorado, cinco millones de votantes en los últimos comicios, a los que acudieron en una lista de unidad con IU y las confluencias territoriales, y para ello ha adoptado decisiones tan drásticas como arriesgadas. La última, y menos previsible, ha sido la de mantener a su candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 28 de abril, Pablo Iglesias, alejado de los focos durante la precampaña que parecieron inaugurar todos los candidatos como reacción a la mitinera declaración institucional de Pedro Sánchez para anunciar desde Moncloa el adelanto electoral.

El líder de Podemos agotará su permiso de paternidad hasta finales de marzo, por lo que se quedará fuera de juego durante estas semanas que ya tienen color de campaña y así lo ratifican las agendas de los candidatos. La formación se adentra en el terreno de lo desconocido, aunque en una campaña tan atípica como las candidaturas a las europeas de dirigentes catalanes encarcelados. Todo ello a pesar de que Pablo Iglesias fía su futuro en política a lograr cogobernar con Pedro Sánchez tras el 28-A y establecer un dique de contención no solo frente a las derechas, sino también al proyecto político de Íñigo Errejón, que describe como una "izquierda amable" diseñada para tender puentes entre el socialismo de Felipe González y los de Albert Rivera.

Rivera: "A partir de ahora el futuro tiene que estar en manos de los que amamos este país".

El fallido pacto del abrazo de 2016, que Errejón ya quiso favorecer defendiendo la abstención de Podemos, podría reeditarse con éxito tras las próximas elecciones como ya alertó Iglesias en más de una ocasión: "Es posible que los poderes económicos empujen al PSOE a que se entienda con Ciudadanos", afirmaba ante los suyos en una reunión de la dirección celebrada hace casi tres meses. Una operación que, según aseguraba, no forma parte de la hoja de ruta de Pedro Sánchez, pero que animaba a tener muy en cuenta porque "en política todo puede cambiar" y no sería la primera vez que el líder de los socialistas se decanta por mirar a su derecha en lugar de a su izquierda. "Nos podríamos pasar una década repitiendo elecciones", afirmaba Errejón este viernes pareciendo recordar el bloque de su formación al Gobierno entre Sánchez y Rivera, para concluir que "hasta que no aprendamos que el país solo sale adelante si nos entendemos con el que piensa diferente, no arreglaremos nada".

Es posible que los poderes económicos empujen al PSOE a que se entienda con Ciudadanos

Para ello la lista encabezada por Iglesias ha de sumar con el PSOE y, casi con total seguridad, atraer a los independentistas reconstruyendo el bloque de la moción de censura, cuando las encuestas señalan un retroceso de apoyos hacia Unidos Podemos y las últimas elecciones andaluzas dan cuenta de la desmovilización de su electorado. Un momento de "desencanto" según se admitía en un análisis postelectoral de la dirección.

Irene Montero, número dos en las listas y portavoz de Unidos Podemos en el Congreso de los Diputados, será quien asuma todo el protagonismo durante la próxima campaña electoral en este contexto. Una mujer de 31 años recién cumplidos, feminista y psicóloga de los desahuciados, que polarizará con cuatro candidatos varones: Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal. No solo intentará poner coto al exceso de testosterona en la campaña electoral, bromean desde su entorno, sino relanzar el movimiento feminista como muro de contención frente al denominado 'bloque reaccionario' que formarían PP, Ciudadanos y Vox.

Foto: La portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante el debate de totalidad de los presupuestos. (EFE)

Frente al Gobierno 'Frankenstein' que se encargaron de poner en circulación los líderes de PP y Cs, la réplica del Gobierno 'Francostein', y un modelo de campaña basado en tres ejes claves: polarizar, movilizar y feminizar, teniendo en cuenta el alto porcentaje de voto indeciso. El escenario electoral está más fragmentado que nunca y la volatilidad se incrementa. La huelga feminista del 8-M será un punto de inflexión.

Se busca relanzar el movimiento feminista como muro de contención frente al denominado "bloque reaccionario" que formarían PP, Cs y Vox

Cuando regresó de su baja de maternidad a la arena política ya dejó claro sus objetivos durante un encuentro con mujeres: combatir a los "trillizos reaccionarios" priorizando la lucha feminista. Un acto que coincidió minutos después de que PP, Cs y Vox sellasen un acuerdo para gobernar en Andalucía. El momento de la revolución de las mujeres y el momento Montero. Su equipo se inspira en Alexandria Ocasio-Cortez, la millennial socialista que conquistó Nueva York y la primera línea de la política en EEUU. Confirmaba también una tendencia a nivel mundial que en nuestro país todavía no habría tenido eco. Ahora, "¡España va a conocer a Irene!", exclama una de las personas que rodean a la portavoz parlamentaria más joven de la democracia moderna dejando entrever las ganas de campaña y de 'remontada feminista'. "Todo el mundo está muy motivado. A Podemos se le dan bien las campañas", añaden. Iglesias, esta vez, seguirá el partido mirando desde la grada.

Con la boca más pequeña hay quien asegura que Montero tiene más tirada en los territorios que Iglesias. Y apenas moviendo los labios hay quien reconoce lo que muchos asienten: Montero es el relevo natural de Pablo Iglesias si los resultados del 28-A colocan al secretario general en la tesitura de la dimisión. Ya fue la segunda más votada en la asamblea de Vistalegre II y el propio Iglesias cree que el futuro en política de Montero tiene una fecha de caducidad mucho más duradera que la suya.

placeholder El diputado Íñigo Errejón. (EFE)
El diputado Íñigo Errejón. (EFE)

De no ser Montero el relevo electoral ante un hipotético descalabro electoral de Podemos, la opción Errejón volvería a asomar, puesto que ni él ni los suyos han dejado sus asientos en el máximo órgano de dirección del partido, el Consejo Ciudadano Estatal. Los líderes territoriales, que han asumido un papel autónomo y coordinado tras el cisma abierto por Errejón, jugarían un papel protagonista de abrirse este escenario, posiblemente inclinando la balanza a favor del cambio puesto que ya se mostraron equidistantes con su secretario general tras el salto de Errejón a la plataforma electoral Más Madrid.

El fundador del partido, Juan Carlos Monedero, afirmaba sin rodeos en un artículo de opinión que el hecho de que Errejón haya remarcado en público que votaría a Iglesias en las generales hace "quedar demasiado obvio que su viraje no tiene detrás sino recolocarse tras el adelanto de las elecciones. El exceso de tacticismo no es bien recibido en las fuerzas progresistas", concluye. Asimismo, Monedero reconoce que "Podemos ha sufrido el embate de Errejón justo en el momento en el que había emergido el mejor Iglesias, cuando se había logrado salir por la izquierda del Gobierno de Rajoy y se estaban logrando los mejores presupuestos de los que tenemos memoria".

Monedero sobre el apoyo de Errejón a Iglesias el 28-A: "Es obvio que su viraje no tiene detrás sino recolocarse tras el adelanto de las elecciones"

Iglesias se juega su futuro y Montero es a la vez su comodín, para colocar las bases de la campaña, como su potencial relevo para no dejar el proyecto en manos de lo que denominó "la izquierda amable". El secretario general de Podemos ya reconocía en las páginas de su libro de conversaciones con el periodista Enric Juliana, 'Nudo España' (Arpa) que el resultado que obtuviese en las urnas determinaría si consigue el objetivo por el que se metió en política, que no es otro que gobernar, o si da un paso a un lado, para seguir haciendo política fuera de las instituciones, volver a la universidad y centrarse en la crianza de sus hijos.

"El resultado determinará muchas cosas", respondía Iglesias en una de sus últimas preguntas lanzadas por Juliana antes de enviar las galeradas a corregir. "Si las ganamos, o si somos la primera fuerza, tendremos que lograr un acuerdo de gobierno. Si no, tendremos que buscar otro tipo de acuerdo, y allí se definirá mi futuro político". Por si hacía falta disipar más dudas, tanto hacia dentro de su organización como hacia afuera, Iglesias añade que sigue teniendo claro que la política es un periodo, una pausa y que "tarde o temprano se terminará".

Una estrategia de campaña diseñada por y para taponar la fuga de votantes en la que coinciden todas las encuestas, ya sea a la abstención o a otras opciones políticas. El principal objetivo de Unidos Podemos pasa por volver a movilizar a su electorado, cinco millones de votantes en los últimos comicios, a los que acudieron en una lista de unidad con IU y las confluencias territoriales, y para ello ha adoptado decisiones tan drásticas como arriesgadas. La última, y menos previsible, ha sido la de mantener a su candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 28 de abril, Pablo Iglesias, alejado de los focos durante la precampaña que parecieron inaugurar todos los candidatos como reacción a la mitinera declaración institucional de Pedro Sánchez para anunciar desde Moncloa el adelanto electoral.

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