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La crisis de General Motors (GM) ha dejado aún más tocada a su homóloga italiana. Mientras tanto, Donald Trump, para apoyar a la marca norteamericana, ha secundado a Bush y también se moverá por EEUU en el lujoso Cadillac DTS, fabricado por GM.
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La crisis de General Motors (GM) ha dejado aún más tocada a su homóloga italiana. Mientras tanto, Donald Trump, para apoyar a la marca norteamericana, ha secundado a Bush y también se moverá por EEUU en el lujoso Cadillac DTS, fabricado por GM.

Toyota, Nissan y Honda han anunciado recientes incrementos de producción para cumplir con la demanda de EEUU y Europa. Otros fabricantes, como la compañía india Tata,

Toyota, Nissan y Honda han anunciado recientes incrementos de producción para cumplir con la demanda de EEUU y Europa. Otros fabricantes, como la compañía india Tata, han dicho que aumentarán sus exportaciones un 30%. Y, sin embargo, en el otro lado de la balanza, la todopoderosa General Motors (GM) se ha visto obligada a anunciar un plan de recortes salariales, que puede alcanzar hasta el 28% en determinadas áreas.

Nada parece poner fin al declive de la entidad. Ayer era una de las peores compañías de Wall Street, con una caída del orden del 2,5%, cuando el Dow Jones subía alrededor del 0,80%. Ni siquiera la noticia de que el multimillonario Donald Trump será el primer cliente del modelo DTS (fabricado por GM), aparte del presidente, ha servido de estímulo para la compañía.

El anuncio de Trump coincidió la semana pasada con la presentación de este lujoso automóvil en el New York International Auto Show, poco después del ‘profit warning’ de General Motors. Pero que el principal político y uno de los más destacados financieros de EEUU apuesten por GM no parece ser suficiente aliciente para la entidad. Y eso que el coche es espectacular. La limusina, que estará disponible para el público a final de año, tiene espacio para seis personas, televisión de plasma de 22 pulgadas, conexión vía por satélite, DVD individual, etc. Nada se sabe de su precio.

Para más inri, la caída de GM ha dejado aún más tocado a su antiguo socio y homólogo europeo Fiat, compañía que desde hace algo más de dos años fue rebajada a ‘bono basura’ y que en febrero rompió su acuerdo estratégico con la firma estadounidense. La deuda del gigante automovilístico italiano se depreció hasta mínimos de los últimos 10 meses.

Aun así, hay expertos que no temen que, por el momento, llegue una nueva catástrofe para GM en forma de más rebajas de calificación. En febrero, Standard & Poor´s afirmaba que la compañía cuenta una posición de liquidez de más de 23.000 millones de dólares y los gestores señalan que tiene una espectacular línea de crédito, superior a los 60.000 millones de dólares.

Aunque varios analistas presentaron informes a raíz del ‘profit’ de GM, señalando que es inevitable que su rating fuera rebajado por debajo del grado de inversión, otros gestores confían en el músculo de una compañía que emplea a más de un millón de estadounidenses y reconocen haber tomado posiciones a corto plazo en bonos de GM.

El ejemplo de Fiat es dolorosamente similar al de la norteamericana: un coloso con varias marcas bajo su manto protector (Fiat, Masseratti, Ferrari, Lancia, Alfa Romeo, frente a Buick, Cadillac, Chevrolet, GMC, Hummer, Saab, Pontiac, Oldsmobile, etc por parte de GM), con filial financiera y una crisis que amenaza con ser estructural.

Toyota, Nissan y Honda han anunciado recientes incrementos de producción para cumplir con la demanda de EEUU y Europa. Otros fabricantes, como la compañía india Tata, han dicho que aumentarán sus exportaciones un 30%. Y, sin embargo, en el otro lado de la balanza, la todopoderosa General Motors (GM) se ha visto obligada a anunciar un plan de recortes salariales, que puede alcanzar hasta el 28% en determinadas áreas.