Metrovacesa vende piso a piso el rascacielos de la Torre de Madrid

Piso a piso. Esta es la modalidad que la inmobiliaria Metrovacesa ha elegido para vender uno de los activos más representativos y singulares de su patrimonio. Se trata de la Torre de Madrid, uno de los primeros y más altos rascacielos de la capital, que con sus 142 metros de altura levantados en la céntrica Plaza de España, en la confluencia de las calles de Gran Vía y Princesa, se ha convertido en uno de los edificios más característicos del imaginario de Madrid.

Para la venta de este inmueble, Metrovacesa ha recurrido a una política comercial muy restringida, con el fin último de poder colocar los pisos entre un perfil de cliente de alto poder adquisitivo y mantener así para el rascacielos una categoría de edificio premium. Para ello, el rascacielos ha sido fruto de una rehabilitación interior total, que aún no ha culminado y que se inició a partir de la última planta (32), de modo que según van concluyendo por planta se sacan a la venta.

Por este motivo, la inmobiliaria no ha realizado ningún tipo de campaña promocional ni publicitaria. En línea con esta decisión, Metrovacesa ha externalizado el proceso de comercialización en un tercero, la consultora Elevete, una boutique creada por Juan Antonio Rojo y Luis Valls Taberner, dos jóvenes emprendedores que han desarrollado su carrera profesional en el sector del real estate y que cuentan con una amplia red de contactos entre los colectivos de potenciales clientes a los que vender.

Hasta el momento, según fuentes próximas a la compañía, el ritmo de comercialización de estos apartamentos de lujo ha logrado que se complete la venta de la primera mitad de la torre, desde la planta 32 a la 25. La segunda fase, que comprende de la planta número 14 a la 24 y de la que ya se han vendido unidades, seguirá el mismo patrón comercial, aunque para este bloque Metrovacesa canaliza también la oferta a través de su propio canal de ventas para cumplir así el calendario previsto.

Respecto a las característica de las viviendas, el apartamento más grande puede superar los 100 metros cuadrados, mientras que el más pequeño tiene la mitad de tamaño. En este sentido, dependiendo de la orientación del piso y de su dimensión, el precio medio por el que se han vendido oscila entre los 6.000 y 9.000 euros por metro cuadrado. Además, todos comparten algunos servicios comunes, como lavandería, correos, seguridad integral y complejo de ocio en la última planta.

Con esta venta por unidades, Metrovacesa pone fin a un tortuoso proceso iniciado en 2005, año en el que también sacó a la venta el Edificio España, el otro rascacielos situado en la misma plaza que funcionaba como hotel de cinco estrellas y complejo de oficinas. En este último caso, el inmueble se encuentra actualmente cerrado y sin ningún uso previsto por parte de su comprador, el fondo Banif Inmobiliario, que desembolsó por su adquisición la friolera de 277 millones de euros.

Antes de que Metrovacesa decidiera desalojar a todos sus inquilinos, que se repartían entre las oficinas (de la planta 1 a la 14) y las viviendas en alquiler (de la planta 15 a la 32), para vaciar el rascacielos e iniciar la remodelación integral, el inmueble fue objeto de distintos proyectos que no llegaron a prosperar, como convertir el espacio en un hotel de cinco estrellas o un centro de negocios. Ahora el único punto por despejar es saber el uso que se dará a la antigua parte de oficinas.

Reducir deuda

Con la venta de la Torre de Madrid, que debería completarse durante este año, Metrovacesa se deshará del otro gran activo que poseía en ese eje madrileño, donde se desprendió durante 2010 de un complejo de edificios y parking, denominado 'Triángulo Princesa', por 122 y 100 millones, respectivamente. Ahora, por mucho que el proceso de comercialización esté funcionando, la inmobiliaria no alcanzará a sacar los 250 millones que pudo valer el rascacielos hace cinco años. 

Además del tiempo, las circunstancias que impulsan la operación son bien distintos. Originalmente, en 2005, la venta de la Torre de Madrid tenía como fin liberar recursos para financiar la adquisición de la inmobiliaria francesa Gecina, mientras que ahora la compañía, controlada por un consorcio de bancos acreedores, se está desprendiendo de sus principales activos dentro del plan de reestructuración fijado en la refinanciación de su deuda de 5.800 millones de euros.