"Una empresa que no apueste por la diversidad no puede ser competitiva"

¿Te consideras una persona que apoya la diversidad de género, raza, cultura, creencias u orientación sexual? Y al margen de tu propia opinión, ¿crees vivir en un país libre de discriminaciones? Las visiones personales suelen jugarnos malas pasadas, así que en ocasiones es pertinente acudir a los datos.

Es precisamente lo que hace el Eurobarómetro de la Unión Europea, que en su última edición ha analizado el estado de la discriminación en todos los países miembros. Y España, por ejemplo, está por encima de la media europea en discriminación a personas de etnia gitana, por orientación sexual o por género, aunque por debajo en el color de la piel o las creencias religiosas.

¿Y en el entorno laboral? ¿Hacen las empresas lo suficiente por fomentar un ambiente diverso? El propio Eurobarómetro les hace la misma pregunta a los encuestados de su informe, que, en general, dan una buena nota a sus compañías en materia de diversidad.

Sin embargo, se produce una contradicción. Mientras la mayoría de españoles y europeos afirma trabajar en empresas diversas, lo cierto es que todos reconocen que hay diversos núcleos de población que ante una entrevista de trabajo, en igualdad de condiciones frente a otro candidato, lo tendrían mucho más difícil. Entre las desventajas se encuentran, por ejemplo, el origen étnico, el género o el color de la piel.

¿Cómo puede ser esto? ¿De qué manera explicamos que los ciudadanos creamos trabajar en compañías que apuestan por la diversidad mientras reconocemos que unas personas lo tienen más difícil que otras? Para Carolina de Velasco, líder de Talento, Cultura y Diversidad de Applus+, se trata de "sesgos y prejuicios inconscientes". Y es que "las personas no somos conscientes de nuestros propios sesgos, con lo que las empresas también pueden pecar de creer que tienen la suficiente diversidad aunque no la tengan".

"Una cuestión de justicia y de competitividad"

En su opinión, "una empresa que no apueste por la diversidad no puede ser competitiva en un mercado en el que el talento pasa precisamente por la diversidad". De hecho, "estará desperdiciando un talento que a día de hoy es crítico para la sociedad, ya que cada día, como podemos ver en todos los procesos de selección, nos cuesta más poder encontrar personas que se adecúen al puesto de trabajo".

De Velasco cree firmemente que "en los últimos años se ha mejorado mucho, pero aún hay muchas oportunidades por delante". Además, "la sociedad cambia, avanza y se implica, y las empresas no deben quedarse atrás".

"La sociedad cambia, avanza y se implica, y las empresas no deben quedarse atrás"

El diagnóstico parece claro, pero ¿cómo puede una empresa fomentar la diversidad más allá de las buenas intenciones? "Para empezar, hay que ser conscientes de que la diversidad es una necesidad", asegura. "Y no hay una fórmula secreta, pero es muy importante que haya un compromiso por parte de la alta dirección y una sensibilización de toda la plantilla", sobre todo "para evitar esos sesgos inconscientes".

Además, cualquier empresa que quiera apostar por la diversidad "debe contar con un apoyo de fundaciones o asociaciones que vayan de la mano con la compañía, ya que ellas son realmente las especialistas en ese sector". Por último, también debe haber "líderes comprometidos con el desarrollo de la diversidad dentro de los departamentos y que sean ejemplo a seguir".

De Velasco asegura que la diversidad empieza por la empresa de cada uno. "En Applus+ por ejemplo el 88% de los empleados es del país de origen. En cuanto a la diversidad de género, la compañía tiene programas de mentorización para empleadas, ha creado el Consejo de Conciliación e Igualdad, tiene planes de igualdad en cada unidad de negocio y se ha adherido al programa 'Más mujeres, mejores empresas' del Ministerio de Igualdad y a los siete principios de la ONU para el empoderamiento de las mujeres".

Para De Velasco, en definitiva, la diversidad no es una cuestión de paternalismo, ni siquiera de Responsabilidad Social Corporativa: "Es una cuestión de justicia y de competitividad".