Es noticia
El frenazo económico impide a la banca ocultar el deterioro de su rentabilidad
  1. Empresas
MENOS TRANSPARENCIA CON RESULTADOS

El frenazo económico impide a la banca ocultar el deterioro de su rentabilidad

La dificultad de analizar las cuentas de la banca, por extraordinarios y solapamientos, no impiden ver su empeoramiento. La desaceleración económica mete presión a las entidades

Foto: José Ignacio Goirigolzarri, Ana Botín y Carlos Torres. (EFE/EC)
José Ignacio Goirigolzarri, Ana Botín y Carlos Torres. (EFE/EC)

Los bancos parecen esforzarse en que sea difícil analizar sus cuentas, pero no ocultan el hecho de fondo: es un sector que genera una rentabilidad inferior a la que exigen los inversores. La consecuencia de ello es que destruyen valor, al cotizar por debajo de su precio en libros. La situación empeora con la desaceleración económica.

La política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) se empeña en cuestionar el dicho popular de que 'La banca siempre gana', porque lo cierto es que lo hace cada vez menos o, desde luego, no tanto como pide el mercado teniendo en cuenta el perfil de riesgo. Las ocho entidades españolas generaron un beneficio de 15.612 millones en 2019, un 9,6% menos que un año antes.

Foto: Imagen: iStock

Todos los bancos, eso sí, han mantenido o incrementado el dividendo, aunque sea a costa de subir el 'pay out' (porcentaje del beneficio que va a dividendos), en contra de las peticiones del supervisor de ser prudente. Pero las ganancias están afectadas por extraordinarios e impactos contables que dificultan el seguimiento del resultado recurrente. De hecho, la evolución en bolsa y la valoración dependen más del retorno sobre fondos propios (ROE), que es la principal medida de la rentabilidad, así como del bono alemán, como sentimiento del mercado sobre los tipos de interés.

El euríbor sigue en negativo, lo que reduce el rendimiento del 'stock' de crédito que, además, cayó durante el año pasado en torno al 1% en España. Pese a ello, el margen de intereses creció un 2%, gracias al peso cada vez mayor del crédito al consumo —que cuenta con tipos más altos— y la caída del coste de los depósitos, cobrando ya a empresas e inversores institucionales. Pero en el cuarto trimestre empeoró la fotografía, con un descenso interanual del 1,1%.

Los banqueros asumen la desaceleración económica, lo que se traduce en tipos bajos o negativos más tiempo y la posibilidad cada vez más temida de que se frene la recuperación de los préstamos, pese al impulso en consumo, o las ventas de productos como fondos de inversión.

Un empeoramiento del cuadro macro —la economía se desaceleró en 2019 pese al impulso del cuarto trimestre—, también podría ser un acicate a la mejora de la solvencia y de la morosidad, que ha bajado del 5% pese al lastre que supone Banco Santander. La entidad más grande cuenta con un 6,94%, que aunque se redujo en 38 puntos básicos, supera con holgura al sector.

La banca española sufrió un desplome de su rentabilidad en 2016 hasta el 4,3%, para recuperarse en los dos años posteriores hasta el 7,2%. Pero en 2019 volvió a registrar una nueva caída. En el tercer trimestre se había situado en el 6,6% y, en el cuarto, todo apunta a un nuevo descenso. Así al menos lo indican los resultados de los bancos cotizados, con niveles lejos del coste del capital (rentabilidad que exigen los inversores), y que oscila entre el 8% y el 10% según supervisores y analistas, pese a que Liberbank asegura en su informe que el consenso apunta al 7% en el sector. Solo Bankinter está claramente por encima, pero sufrirá un paso atrás con la salida a bolsa de Línea Directa.

Foto: Ana Botín y José Antonio Álvarez, presidenta y CEO de Santander. (EFE)

El propio banco es el único que no publica el dato de ROE (beneficio sobre fondos propios), aunque sí recuerda el del sector: se redujo en los tres primeros trimestres hasta el 6,2%. El indicador calculado sobre 2019 cayó en Santander y BBVA, golpeados por impactos contables en Reino Unido y en Estados Unidos, así como en Bankia, CaixaBank, Bankinter y Liberbank (según estimaciones propias). Únicamente se recuperó en Banco Sabadell, que venía de un 2018 en el que la crisis de la integración tecnológica de TSB hundió los resultados, y Unicaja, que con un 4,4% sigue teniendo un retorno inferior al de la media.

De hecho, el banco andaluz publicó un plan estratégico en el que ha estado trabajando varios meses de la mano de Oliver Wyman, tras romper con Liberbank. En esta guía, para 2020-2022, incluyó un puñado de indicadores entre los que está un ROE calculado de manera distinta al resto, porque así sale mejor el banco andaluz en la comparativa.

¿Cómo calcular el ROE?

La meta es tener un ROE superior al 6%, pero utiliza como referencia fondos propios menores a los que tiene. Es decir, simulando una ratio de capital de máxima calidad (CET1 'fully loaded') del 12%, pese a contar con un 14%. Esta fórmula es habitual entre los analistas, porque en caso contrario, la comparativa penaliza a las entidades más solventes.

Otra curiosidad llega desde BBVA, que aunque sí publica el ROE que tuvo sobre su beneficio contable, del 7,2%, destaca en su presentación el del 9,9% por ser sobre las ganancias recurrentes sin extraordinarios. Tiene sentido, pero el año anterior, en 2018, había destacado el retorno sobre fondos propios sin descontar extraordinarios que en aquel caso fueron plusvalías por la venta de su negocio en Chile.

Foto: Carlos Torres, presidente de BBVA. (EFE)

Aun así, son anécdotas que se suman a las dificultades de analizar resultados, ya que los bancos se empeñan en publicar sus cifras casi a la vez, como ha denunciado la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), algo que afecta a inversores o analistas. Quizás por ello, en Banco Sabadell tienen razón al creer que su desplome del 14% este viernes, el mayor desde el Brexit y que lleva la acción a cotizar en 0,35 veces el valor en libros y en mínimos desde hace un año, se debe a un error de cálculo del mercado.

Sabadell ganó menos de lo esperado —en torno a 30 millones menos en el cuarto trimestre— y, sobre todo, incluyó en una aclaración de la presentación que hizo provisiones de 131 millones por ventas de carteras y un impacto regulatorio potencial de hasta 20 puntos básicos sobre capital, la variable sobre la que se puso el foco hace un año, y sobre la que han vuelto a fijarse algunos analistas por la posibilidad de que no se alcance el deseado 12%. A este nivel se ha llegado 'proforma' si se considera el 11,7% de diciembre y la futura plusvalía por la venta de Amundi.

placeholder Josep Oliu y Jaime Guardiola. (EFE)
Josep Oliu y Jaime Guardiola. (EFE)

Las provisiones ya deberían estar descontadas, aseguran en la entidad, aunque los analistas no debieron contabilizarlas cuando se concretaron las ventas de activos tóxicos. Mientras que el impacto se debe a la nueva guía del BCE para activos dudosos y afectará a todo el sector, no solo al banco que preside Josep Oliu. Fuentes de la entidad aseguran que hay tranquilidad, que ha habido sobrerreacción del mercado y que este acabará viendo la mejora del perfil de riesgo del balance. Pero los mensajes de los banqueros calarían más si no se empeñaran en solapar la publicación de sus resultados.

Los bancos parecen esforzarse en que sea difícil analizar sus cuentas, pero no ocultan el hecho de fondo: es un sector que genera una rentabilidad inferior a la que exigen los inversores. La consecuencia de ello es que destruyen valor, al cotizar por debajo de su precio en libros. La situación empeora con la desaceleración económica.

Tipos de interés Banca Euríbor Política monetaria
El redactor recomienda