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Dr. Shakya: "Para acabar con la desigualdad, ni igualdad ni equidad, sino justicia"
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CONVERSACIONES SOBRE SOSTENIBILIDAD

Dr. Shakya: "Para acabar con la desigualdad, ni igualdad ni equidad, sino justicia"

El rector del World Buddhist University asegura que un capitalismo más compasivo y negocios que contribuyan a atajar las desigualdades son clave para dejar un mundo justo a las generaciones futuras

La crisis sanitaria del covid-19 está dejando a su paso un profundo impacto económico, que está acentuando las desigualdades sociales. Sin embargo, también está poniendo de manifiesto que existen nuevas formas de hacer las cosas y de liderazgo. "Ni igualdad ni equidad. Justicia", esta es la palabra para acabar, según el rector del World Buddhist University, Dr. Anil Shakya, con la desigualdad que se ha acentuado con la pandemia. "Justicia para dar herramientas y alentar el desarrollo de capacidades propias".

El Dr. Anil Shakya ha sido el cuarto invitado a los encuentros del proyecto #aBetterWay, de la plataforma de sostenibilidad Quiero. A raíz de estas conversaciones, guiadas por Sandra Pina, directora general de Quiero, El Confidencial y Endesa han puesto en marcha el ciclo 'Liderar el cambio', cuyo objetivo es promover una conversación global y coral sobre cómo hacer mejor las cosas y acelerar el cambio hacia empresas más sostenibles.

placeholder Dr. Anil Shakya, rector del World Buddhist University.
Dr. Anil Shakya, rector del World Buddhist University.

PREGUNTA. Durante esta pandemia, hemos visto la necesidad de recuperar el lado humano de las empresas. Han resaltado, también, aquellos líderes con una dimensión humana que han trasladado a su corporación para responder a las necesidades de la sociedad. ¿Habíamos olvidado que lo personal y lo profesional, cuando se juntan, hacen crecer la parte profesional?

RESPUESTA. Lo que nos hace humanos es que somos capaces de ver desde la óptica del otro y no solo desde nuestra propia perspectiva. Para poder hacer eso, necesitamos una actualización de la humanidad. En el lenguaje oriental —en sánscrito o en pali—, incluso en latín, la palabra 'humano' es aquel que tiene el poder superior del pensamiento, de ampliar su horizonte y de ver el mundo entero como si fuera suyo. Eso es lo que necesitamos, líderes que aspiren siempre a aprender, a empoderar a las personas y a la sociedad, dispuestos a sumar, capaces de delegar, y por supuesto, de conectar con otras personas y reflexionar sobre lo que hace y el resultado de sus acciones. Pero por encima de todo, un líder debe estar al servicio 'de'.

Ahora, con el covid-19 hemos dado un paso atrás: escuchamos hablar, no de la globalización, sino de la desglobalización. Todo el mundo está pensando en su propio país como prioridad máxima. Pero si estás solo en una isla rodeado de tiburones, ¿cuánto tiempo puedes sobrevivir? Para poder sobrevivir en la isla con paz y felicidad, tienes que hacerte amigo de los tiburones que te rodean.

P. ¿Cómo podríamos invitar a los líderes a esa reflexión que propones y ayudarlos a provocar conversaciones profundas con sus equipos, con su gente? ¿Qué les sugerirías a esos líderes que ya están comprometidos con estas ideas para poder llevarlas a la práctica?

R. Enseño a mis estudiantes que alguien se convierte en hombre porque hay otras personas con las que se comunica. Lo mismo ocurre con el liderazgo: el líder es relevante porque hay otros que escuchan. Esto implica que te tienes que comportar como un líder no solo en las formas, sino también con tus acciones. Si solo piensas en ti, en tu compañía, en tu país, siempre estarás creando problemas para los demás. Si eres capaz de ampliar ese horizonte y de apoyarte en las personas con las que te estás comunicando, con las que estás caminando, conviviendo, todo irá mejor.

P. Hablas a menudo de compasión, ¿qué podríamos aplicar a nuestro sistema capitalista de esta compasión de la que hablas? ¿Crees que la economía de la suficiencia, que tan bien conoces, podrá reemplazar el modelo capitalista? ¿Qué podríamos aprender de ella?

R. La economía de la suficiencia tiene que ver con la economía del equilibrio. La naturaleza del mundo es así, es cambiante, y el capitalismo de Adam Smith y el capitalismo moderno son ya totalmente diferentes. Actualmente, hay una gran variedad de tonos de capitalismo. No importa el sistema que usemos, pero cualquiera que sea, va a depender de cómo lo orientemos. Si usas un sistema orientado al PIB en términos de salud y riqueza, encontrarás infelicidad. El gran tema es cómo podemos actuar sobre una parte del sistema para hacerlo más compasivo a través del capitalismo, que es el sistema que hemos estado usando hasta ahora.

"La felicidad es siempre cambiante, pero tiene que ver con saber estar satisfecho con lo que tienes en cada momento"

Desde la economía de la suficiencia, hablamos del desarrollo sostenible en términos globales: da igual lo que hagas, da igual cuál sea tu negocio, cuál sea tu política, tiene que ser una política orientada al ser humano y al planeta. Algo que dejes a futuras generaciones. Los principios de la economía de la suficiencia son tres: las relaciones entre los seres humanos en los que la sociedad está basada, resiliencia y razonamiento. Las relaciones te mantienen humano. La resiliencia te permite ir hacia arriba y hacia abajo, ser resistente, perseverante y diligente. Y el razonamiento es pensar lo que vas a hacer después, la causa y efecto de tus acciones. Esto es lo que necesitamos en un sistema.

P. Hablabas antes del PIB, que como medidor del bienestar global se ha probado totalmente ineficiente, ¿qué crees que un medidor de bienestar global necesita valorar más allá del desarrollo humano? ¿Qué factores debería tener en cuenta y cuáles son los desafíos?

R. Desde la perspectiva global, las Naciones Unidas están guiando el mundo bajo el paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS). Creo que después de la pandemia del coronavirus, vamos a tener que revisar de nuevo estos 169 indicadores de los 17 ODS. Por ejemplo, en la idea de pobreza, ¿qué tipo de pobreza nos muestra ahora el covid-19? Es una pobreza diferente a la material, es una pobreza en torno a la poca visión humanista entre nosotros. ¿Deberíamos simplemente dejar morir a alguien porque no hay suficiente equipamiento? Porque cualquier ser humano tiene derecho a vivir. No sé si el sistema debería tener un indicador para el desarrollo humano o el PIB. Pero sea cual sea el sistema, el punto principal es cómo medir aquello que llamamos felicidad.

P. Se ha hablado mucho de este 'Happy Index', ¿qué nos puedes trasladar sobre este indicador desde tu experiencia?

R. La felicidad para nosotros —en los países orientales— no quiere decir riqueza, fortuna (la palabra 'happiness' procede de la palabra fortuna). Desde el punto de vista oriental, la felicidad tiene que ver con la resistencia. Si eres capaz de resistir, si puedes perseverar, si puedes ser paciente en el sentido que sea, vas a encontrar el equilibrio. La felicidad es siempre cambiante, pero tiene que ver con saber estar satisfecho con lo que tienes en cada momento. Cuando estás satisfecho, eso mismo te da poder para crear cosas nuevas, para mirar el mundo desde una perspectiva positiva. Estos son los indicadores que necesitamos, es lo que nos hace humanos. Entiendo un ser humano como aquel que crea relaciones con el otro, que lo aprecia, lo respeta y lo cuida.

P. En este momento, la pandemia ha acrecentado la desigualdad, uno de los grandes problemas que enfrentamos. ¿Cuál crees que debería ser el papel de las empresas ante esta problemática? ¿Crees que las colaboraciones público privadas y las organizaciones mundiales como la ONU o la OMS lo pueden hacer mejor?

R. La desigualdad es un drama político. Cuando hablamos de desigualdad, también nos referimos al término igualdad. ¿Y qué queremos decir con la palabra igualitario? Por ejemplo, tenemos cinco dedos y cada uno tiene una longitud diferente, ¿es eso igualitario? Imagínate que tuvieses la misma longitud en todos los dedos. ¿Funcionarían bien? ¿Serían funcionales como ahora? Si piensas en desigualdad en términos de este tipo de medidor de igualdad, no sería correcto. La desigualdad simplemente implica una distribución de herramientas que no es igualitaria.

placeholder Sandra Pina, directora general de Quiero.
Sandra Pina, directora general de Quiero.

Pongo otro ejemplo: si tienes un árbol de la altura de un ser humano y quieres ver algo a través de una valla, ¿cómo vas a hacer para la gente que es baja? Si quieres igualdad, darás las mismas herramientas a todos. Si quieres equidad, entonces tendrás que dar diferentes tipos de herramientas. Para acabar con la desigualdad, el mejor término no es ni igualdad ni equidad, sino justicia. Prefiero este término porque eso implica dar herramientas y alentar para que cada uno sea capaz de desarrollar sus propias capacidades. Eso es lo que necesitamos.

P. Justicia es una gran palabra. ¿Cuáles crees que son los pilares para ser capaces de aplicar mayor justicia en el mundo que tenemos? ¿Cuáles serían los principios clave?

R. El principio clave es ver a los demás con los ojos de otros y no con los propios. Normalmente, intentamos ver las cosas como nos gustaría que fuesen y no como son. Y necesitamos desarrollar un entrenamiento espiritual para ser humanos, para poder ver a los demás como son realmente y no como queremos que sean. Si eres capaz de ver esas diferencias, tendrás respeto por los demás, apreciarás su compañía y la relación que estás creando.

La crisis sanitaria del covid-19 está dejando a su paso un profundo impacto económico, que está acentuando las desigualdades sociales. Sin embargo, también está poniendo de manifiesto que existen nuevas formas de hacer las cosas y de liderazgo. "Ni igualdad ni equidad. Justicia", esta es la palabra para acabar, según el rector del World Buddhist University, Dr. Anil Shakya, con la desigualdad que se ha acentuado con la pandemia. "Justicia para dar herramientas y alentar el desarrollo de capacidades propias".

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