Moody's advierte: la fusión Bankia-Caixa no creará un banco más fuerte inmediatamente

El anuncio de la posible fusión entre Bankia y Caixabank acapara todos los focos de atención, en tanto que la entidad resultante se convertirá en el primer banco español con unos activos por valor por valor de 640.000 millones de euros, según los datos de cierre del primer semestre de 2020. De esta manera, Caixabank reforzaría su posición como primera entidad nacional, mientras que el nuevo grupo tendría un total de 6.700 sucursales y una plantilla conjunta de 51.500 empleados

La operación permitirá una reducción sustancial de su estructura de costes combinada que proporciona cierto contrapeso frente al aumento de las presiones de rentabilidad esperadas. Y eso que hasta la fecha ambas entidades han ejecutado con éxito las medidas de redicción de costes mejorando considerablemente la eficiencia. A pesar de ello, desde Moodys advierten que "la relación costo-ingreso de la entidad combinada en pobre en relación con la media del resto del sector bancario español al 50,1%. Esto, junto con las malas perspectivas de ingresos en plena pandemia del coronavirus exige objetivos de reducción de costes más ambiciosos".

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Y continúa: "a pesar del potencial de ahorros de costes significativos, dada la diferencia de dos niveles en nuestro evaluación crediticia de referencia de ambas entidades, y en ausencia de un aumento de capital (los activos ponderados por riesgo aumentarán en más del 50%), el acuerdo no crearía de inmediato una institución más fuerte. Las ganancias de eficiencia pueden tardar en materializarse y requieren importantes costes de reestructuración, afectando la rentabilidad desde el principio", afirman desde la agencia de calificación creditica en su último informe.

Además, para Moody´s, dado que el trato podría cerrarse a un precio de compra inferior al valor contable (CaixaBank: 0,45; Bankia: 0,243), el adquirente, que suponemos que será CaixaBank dado su mayor tamaño, se beneficiaría de la creación de un badwill que podría utilizarse para absorber dicha potencial reestructuración de costes. Con todo, teniendo en cuenta las débiles perspectivas macroeconómicas de la economía española, los riesgos de ejecución son elevados, aunque algo mitigado por la naturaleza complementaria de los perfiles comerciales de ambos bancos y su sólida trayectoria en actas.

Esperan que el reconocimiento de préstamos problemáticos aumente durante el resto de 2020

Al mismo tiempo, y a diferencia de acuerdos de consolidación anteriores en España durante la crisis financiera, el riesgo de un valor razonable en los activos crediticios adquiridos son limitados, dado que ambos bancos han saneado sustancialmente sus balances durante los últimos años. Dicho esto, desde Moody´s esperan que aunque los ratios de calidad de activos de ambos bancos se han mantenido estables, en general desde el comienzo del brote de coronavirus, esperan que "el reconocimiento de préstamos problemáticos aumente durante el resto de 2020 a medida que el alivio de las moratorias de pago y los extensos programas de apoyo del Gobierno se desvanecen".

Con todo, si finalmente la operación llega a buen puerto, ambos bancos entrarían en esta transacción desde niveles sólidos de coeficiente de capital regulatorio, muy por encima de los requisitos mínimos y objetivos de gestión. El ratio CET1 de CaixaBank se sitúa en el 12,29% a cierre de junio de 2020, 419 puntos básicos por encima del requerido. Por su parte, el ratio CET1 de Bankia se sitúa en el 13,27%, 594 puntos básicos por encima de su requerimiento.

"Dependiendo de los términos del acuerdo, los ratios de capital regulatorio podrían verse afectados negativamente en un momento en que los riesgos a la baja derivados de la recesión económica inducida por el coronavirus podrían resultar en pérdidas crediticias superiores a las previstas", concluyen.

Más fusiones a la vista

Por su parte, la agencia de calificación Fitch ha ido un paso más allá y adelanta que la posible fusión entre Bankia y Caixabank desencaderará una nueva oleada de consolidación en el sector financiero español. No en vano, a su juicio la brecha de tamaño entre las entidades financieras se ampliará en gran medida, generando consecuencias "muy importantes" en las posiciones competitivas, principalmente el Banco Santander y BBVA a escala nacional.

De hecho, ampliaría considerablemente la brecha con los dos principales bancos, Santander y BBVA, en términos de escala nacional y cuota de mercado en determinadas regiones del país y segmentos comerciales, incluyendo el negocio hipotecario.

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No obstante, Fitch subraya la poca diversificación internacional de la combinación en comparación con la que cuentan tanto la entidad presidida por Ana Botín como la que capitanea Carlos Torres.

Además, actualmente se dan dos nuevos factores que podrían allanar también el camino para que la consolidación bancaria se acelere en España y en el resto de Europa: las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus que debilitarán más a los bancos y la voluntad del Banco Central Europeo (BCE) de flexibilizar algunas condiciones para acometer estos procesos, incluyendo la no exigencia de ratios de capital más elevadas para el grupo resultante.

En el lado negativo, Fitch advierte de que las fusiones y adquisiciones podrían verse obstaculizadas por las dificultades para pronosticar la calidad de los activos de las entidades debido a la incertidumbre sobre la trayectoria futura de la crisis sanitaria y la rapidez de la recuperación económica, y sobre la eliminación de las medidas de apoyo a clientes por parte de los gobiernos.