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De Famosa o Metrovacesa a la 'startup': la Lanzadera de Roig no es (solo) para jóvenes
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TRES HISTORIAS 'SENIOR'

De Famosa o Metrovacesa a la 'startup': la Lanzadera de Roig no es (solo) para jóvenes

Tres historias de emprendedores 'senior' de la aceleradora del dueño de Mercadona que revelan que reinventarse y montar un proyecto empresarial más allá de los cuarenta es posible

Foto: Pedro San Gil, de Tiger Head, con sus muñecas Super Cute.
Pedro San Gil, de Tiger Head, con sus muñecas Super Cute.

A las siete de la mañana de hace aproximadamente tres años, tras 24 horas de negociación ininterrumpida en los despachos de Melbourne de la cotizada australiana de juguetes Funtastic Limited, Pedro San Gil acababa de firmar su libertad profesional. Tenía 40 años y tras una vida dedicada a labores directivas en los departamentos de logística y expansión y distribución tanto en esta empresa como en la española Famosa, donde fue responsable de sus oficinas de Asia desde Hong Kong, estaba convencido de que llegaba el momento de emprender su vuelo en solitario.

"Me vi con fuerzas para decir: ahora puedo montar un proyecto que funcione. A veces ponemos demasiado el foco en los ‘estartaperos’ jóvenes de sectores nuevos, pero hay sectores más tradicionales que no dejan de poder reinventarse", dice San Gil. Él lo ha hecho. Tiger Head es una pequeña empresa cuyos productos diseñados en Valencia y fabricados por proveedores chinos contratados desde Hong Kong le han permitido consolidar facturaciones de más de ocho millones de euros con una filosofía que trasciende el clásico concepto de empresa de juguetera.

Este trotamundos de origen gallego es el fundador de una compañía con la que pretende fusionar el juguete tradicional con el entretenimiento tradicional. Con ese objetivo se presentó y fue seleccionado el pasado otoño por Lanzadera, la aceleradora de empresas del dueño de Mercadona, Juan Roig, dentro del programa Growth, dirigido a proyectos ya en funcionamiento con ambición de crecer y multiplicar su mercado.

"Ponemos el foco en los 'estartaperos' pero hay sectores tradicionales que pueden reinventarse"

Frente a la visión clásica de las aceleradoras como factorías a las que jóvenes ambiciosos y convencidos de tener la mejor idea del mundo llegan con su ‘startup’ bajo el brazo en busca de formación y financiación, Lanzadera ha venido aplicando en el año del coronavirus nuevos enfoques, ampliando el radio de selección de proyectos. No solo en cantidad [Lanzadera ya es la mayor fábrica de empresas de España, con cerca de más de 300 iniciativas en marcha en sus distintos programas], sino también en el perfil de los seleccionados.

En las instalaciones de Marina de Empresas, en la vieja dársena portuaria de Valencia, cabe un chaval recién salido de la universidad ávido de embarcarse en su primer proyecto laboral, pero también gente como Pedro San Gil, Ricardo Antuña o Alexis Casañ, que más allá de la cuarentena se han lanzado a poner sobre la mesa todo su arsenal de experiencia profesional para abordar con éxito su propio proyecto empresarial. Todos coinciden en que emprender en el otoño de la vida puede parecer más arriesgado, pero que gracias a la experiencia se cometen menores errores y las ideas están más claras.

"Cuando negocié la salida de Funtastic me llevé algunas marcas y licencias, como la única licencia mundial de Leo Messi para juguetes dirigidos a niños menores de doce años que yo mismo había negociado con su agente", explica San Gil, de 44 años. Con esa primera base, Tiger Head recuperó al equipo de ‘freelances’ valencianos contratados para diseñar productos que reportaban a la oficina de San Gil en Hong Kong, donde permanece el equipo asiático que trabajaba con él en Funtastic. El empresario decidió trasladarse a Valencia con su familia dispuestos a desarrollar su concepto de "juguetera 360 grados".

"No quiero ser una juguetera, sino una empresa de entretenimiento para niños pero en base al juguete", explica. Con esa visión, está madurando en Lanzadera la creación de una productora de animación audiovisual dirigida a crear contenidos relacionados con sus juguetes de marca propia, además de explorar la colaboración con las firmas de videojuegos con base en la aceleradora, como la exitosa Codigames, participada por Angels, el brazo inversor de Roig.

Ese proyecto se ha traducido ya en la creación de una primera serie de animación de trece episodios y cuatro vídeos musicales de las muñecas Super Cute Litle Babbies que han sido difundidos en el canal Disney Channel. El siguiente hito es más reciente; promete a Tiger Heads, que ya coloca sus productos en cuarenta mercados, un cañón de entrada en los países latinoamericanos. Acaba de firmar con Roberto Pumar, presidente de Leader Enterteintment, un acuerdo de creación de contenidos en torno a la marca Super Cute para El Reino Infantil, el mayor canal de habla hispana de YouTube, con más de 100 millones de visitas diarias.

placeholder Ricardo Altuña, de Veltis Rating.
Ricardo Altuña, de Veltis Rating.

Con esa misma filosofía, la de añadir a una actividad productiva tradicional las nuevas tecnologías para optimizar la inversion, mejorar el producto o ganar cuota de mercado, ha accedido a Lanzadera Ricardo Antuña. Caminando ya en la cuarentena, Antuña lleva muchos lustros en el sector inmobiliario. Fue durante diez años delegado de Metrovacesa en Galicia, en la etapa en que la promotora estaba bajo el mando de Joaquín Rivero. Vivió los años de vino y rosas del ladrillo y también el pinchazo de una burbuja que derivó en una de las mayores crisis económicas de la democracia en España.

Esa experiencia, que incluyó liderar su propia inmobiliaria, llevó a Antuña a advertir la importancia de aplicar análisis de riesgos a los activos inmobiliarios similar a los que se emplean para productos financieros. A través de múltiples indicadores, más de 7.000, según dice, ha desarrollado una plataforma que aspira a convertirse en la primera agencia europea de ‘rating’ inmobiliario bajo la denominación de Veltis Rating. "El objetivo es ser el Moody’s del sector inmobiliario para aportar trasparencia a un sector tradicionalmente opaco", explica.

Foto: Sede de MaibornWolff en Múnich.

Veltis está ahora en plena ronda de inversión. Aspirar a cerrar una primera inyección de ‘equity’ de 300.000 euros para contratar una extensa red de analistas encargada de cargar datos en la plataforma que Antuña ha creado a partir de un proyecto de Smart City & Goverment tuteado por la Unión Europa. "Hemos hecho pruebas con Neinor o la Sareb. Pero para poder escalar teníamos que automatizar la terminal", dice.

"Mi objetivo es ser el Moody’s del sector inmobiliario", dice Antuña sobre su agencia Veltis

En sus planes está incorporar la agencia de identificación de riesgos al ‘sandbox’ creado por el Banco de España y la CNMV para regular el impacto del actual contexto digital en la activad financiera y bancaria. "Que se exija un 'rating' a los activos inmobiliarios va a ser obligatorio tarde o temprano”, explica Antuña, que pretende estandarizar un sistema de calificaciones similar al de las agencias de riesgos financieros, con escalas a partir de triple A hacia debajo.

La plataforma no solamente será útil para un promotor deseoso de conocer si el solar que está comprando se enfrenta a problemas administrativos o si la economía de la zona están en recesión. Veltis pretende ser una herramienta para entidades hipotecarias o administraciones públicas que busquen guías para realizar una planificación urbanística. "Antes de hacer un PGOU tienes que hacer un análisis de riesgos, y el plan tiene que mejorar esos riesgos. Analizamos el impacto sobre el ciudadano que complemente la visión del sector privado, que busca rentabilidades económicas. Tenemos las dos visiones. La del ‘smart goverment’ y la del sector privado".

Aliado con el proveedor de información financiera Refinitiv y con la tecnológica Izertis, Antuña entró en el proceso de selección de Lanzadera con el fin de madurar el lanzamiento de su producto. "Lanzadera te abre muchas puertas y aporta mucha parte de gestión y marketing. Nosotros somos técnicos. Ellos te ayudan a lanzar lo más correctamente la compañía", explica Antuña sobre los beneficios para su empresa, que el año pasado facturó 1,5 millones de euros con su actividad de identificación de riesgos inmobiliarios antes de automatizar la plataforma.

placeholder Alexis Casañ, de Partiggiano.
Alexis Casañ, de Partiggiano.

Con esa misma intención, la de encontrar las herramientas de gestión para lanzar un proyecto empresarial, aterrizó en Lanzadera a sus 53 años Alexis Casañ. Tras una experiencia de gestión hasta su madurez en la empresa familiar de muebles, que compaginó con una vis comercial como delegado en España de la Feria del Mueble de París, la crisis de 2007-2008 obligó a Casañ a reinventarse. El pinchazo de la ‘subprime’ y el desplome del consumo arrastraron a la compañía de muebles al cierre. Casañ tenía cuarenta años pero muchas ganas de resetear y probó suerte en la hostelería, donde llegó a regentar una cadena de diez franquicias de 100 Montaditos, Sureña y TGB (The Goog Burger), del grupo Restalia.

Un insaciable espíritu emprendedor le llevó en 2018 a idear su propio concepto de restaurante. "Decidí montar mi propia marca, Partiggiano, con mi mujer. Abrimos el 28 de diciembre de 2018 en el Heron City de Valencia y nos fue muy bien. Tuvimos bastantes beneficios, con un ebitda positivo del 20%. Ofrecemos pizza y pasta fresca al huevo, con una variedad amplia en la carta y calidad de producto, siempre con una mirada ‘healthy’: verduras ecológicas, pastas y pizzas sin gluten, platos veganos y vegetarianos… Nos hablaron de Lanzadera, pensaba que era algo tecnológico, pero nos cogieron en septiembre de 2019".

Alexis Casañ: "Mi ilusión es montar 40 o 50 Partiggiano en cinco años y lo voy a hacer”

Todo iba bien enfocado en el proyecto Partiggiano de Casañ. Tenía el concepto de empresa, había entrado en la aceleradora para adquirir el conocimiento y la ayuda necesarias para impulsarla y en marzo de 2020 abrió el segundo Partiggiano en el Paseo de la Alameda de Valencia dispuesto a comerse el mundo. "Diez días después tuve que poner a toda la organización en ERTE", explica sobre el golpe que supuso el primer estado de alarma ante el estallido del coronavirus. Con las neveras llenas a las puertas de las fiesta de Fallas, Casañ decidió no arrugarse y se lanzó al ‘delivery’, a la venta a domicilio tirando de las plataformas digitales. "Trabajábamos dos personas. Aquellos días fuimos cuatro locos los que abrimos. Durante dos semanas estuvimos repartiendo también a hospitales y gente necesitada", señala como acción solidaria dentro de la actividad de aquellos días tan extraños, ahora convertidos casi en normalidad.

La reapertura en junio fue bien. Pero la segunda ola del covid supuso otro frenazo al proyecto. "Con el toque de queda nos mataron. Quitaron la última sesión en los cines", explica en referencia al impacto que tuvo en el local de Heron City, pegado a los cines Kinepolis.

"Quiero tener una marca nacional en toda España. Mi ilusión es montar 40 o 50 en cinco años y lo voy a hacer"

Como todos los bares y restaurantes de la Comunidad Valenciana, los restaurantes de Casañ están ahora cerrados al público, esperando que amaine la tercera ola de la enfermedad y la Generalitat relaje la restricciones. "Ahora todo el mundo está metido en el 'delivery', pero tenemos los ERTE y hemos negociado con los proveedores. La verdad es que todo el mundo está portándose muy bien", explica no sin mostrarse crítico con la escasez de la red de ayudas que tanto el Gobierno central como el autonómico han desplegado para paliar el impacto de los cierres.

Mientras se arregla lo de la pandemia, Casañ no para. Ha aprovechado su experiencia en la aceleradora de Roig para juntar fuerzas con otros participantes y montar dos ‘dark kitchen’ o cocinas destinadas en exclusiva al ‘delivery’. Y todo ello sin renunciar a su sueño con Partiggiano. "Quiero tener una marca nacional en toda España. Mi ilusión es montar 40 o 50 en cinco años y lo voy a hacer". Como un chaval de 25 años.

A las siete de la mañana de hace aproximadamente tres años, tras 24 horas de negociación ininterrumpida en los despachos de Melbourne de la cotizada australiana de juguetes Funtastic Limited, Pedro San Gil acababa de firmar su libertad profesional. Tenía 40 años y tras una vida dedicada a labores directivas en los departamentos de logística y expansión y distribución tanto en esta empresa como en la española Famosa, donde fue responsable de sus oficinas de Asia desde Hong Kong, estaba convencido de que llegaba el momento de emprender su vuelo en solitario.

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