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Inditex, Mango, Tendam... El textil se aferra a Turquía a pesar de los vaivenes de la lira
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LA MECA DEL 'SOURCING'

Inditex, Mango, Tendam... El textil se aferra a Turquía a pesar de los vaivenes de la lira

El banco central de Turquía decidió este jueves frenar los recortes de tipos de interés que había estado llevando a cabo en las últimas sesiones

Foto: Una bandera de Turquía. (Reuters/Murad Sezer)
Una bandera de Turquía. (Reuters/Murad Sezer)
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El banco central de Turquía decidió mantener los tipos de interés este jueves. Un alivio para la lira turca, que en las últimas semanas había registrado otro periodo de fuerte volatilidad. Se trata del enésimo episodio de convulsión monetaria por el que pasa la nación, junto con otros frentes políticos arraigados en la posición del que lleva siendo el primer líder del país los últimos 20 años, Recep Tayyip Erdogan. Crisis de los refugiados, relación con Europa, la pandemia… En medio de los vaivenes, se erige la industria textil española, socia histórica del país otomano. En los últimos años, gigantes como Inditex, Mango o Tendam han confiado en Turquía como parte del engranaje de sus cadenas de valor. Con la crisis de suministros, esta geografía cobra mayor protagonismo por ser un activo barato y práctico, cercano en geografía, con conocimiento de la moda y una combinación en las divisas de pago que todavía es atractiva.

El banco central de Turquía decidió este jueves frenar los recortes de tipos de interés que había estado llevando a cabo en las últimas sesiones. El país otomano responde así a la crisis de inflación vivida en los últimos meses. Una inestabilidad monetaria con la que esta nación lleva años lidiando, con dudas acerca de la independencia de sus instituciones financieras. Erdogan ha intervenido reiteradas veces en el panorama financiero de Turquía, que aboga por los tipos bajos. En medio de esta incertidumbre, la economía real sufre y, por ende, golpea a todo el ecosistema de empresas extranjeras que fían su producción a Turquía (véase, por ejemplo, el caso de la Nutella). Una cosa es que la moneda se devalúe, llevando al país a ganar competitividad, y otra es que desemboque en anomalías económicas. De momento, el banco central ya ha señalado querer revertir el estado permanente de crisis monetaria del país, declarando que se “está llevando a cabo la revisión exhaustiva del marco político”.

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Sin embargo, el textil dice ser ajeno a este contexto. En el caso de la matriz de Zara, de hecho, Turquía ya dio de qué hablar en la última presentación de resultados. Desde Banco Santander, Rebecca McClellan preguntó por el país, que cuantificaba actualmente en un 10% de los proveedores. En un momento en que la industria sufría por la presión de la inflación, Marcos López, director de Mercados de Capital de la compañía, restó importancia a los temores. “En Turquía compramos en euros los componentes de los productos, aunque la tela está, en gran parte, en dólares, y la mano de obra sí está en liras, pero es algo que vamos ajustando”, zanjó. “Somos extremadamente competitivos, así que te aseguro que nuestros proveedores turcos están trabajando igual que siempre”.

Según las cuentas a cierre de 2020, Inditex redujo con la pandemia el número de proveedores con compra en gran parte de sus núcleos alrededor del mundo, siendo China el caso más reseñable. Inditex pasó de trabajar con 477 proveedores chinos en 2019 a colaborar con 412, pasando también de 1.465 fábricas a 1.414 en 2020. Una tendencia que también se dio en otros clústeres como Camboya o Bangladés, pero no en Turquía, donde aumentó el número de proveedores en más de un 6%, hasta las 215 unidades, y en casi un 2% el número de fábricas, hasta los 1.734 locales. Faltan por ver las cifras de 2021, que ofrecerán una visión más acertada por la ausencia de confinamientos drásticos como los que hubo en 2020.

La apuesta por Turquía no quiere decir automáticamente una apuesta por los bienes y producción en cercanía. Es simplemente que, dentro de la esfera de proveedores más cercanos, esta geografía se erige como un pilar fundamental, pese a las crisis. Inditex revela año a año cuánto produce en cercanía, es decir, en la Unión Europea, Marruecos o la propia Turquía. Si en 2018 la producción había sido en un 57% en cercanía, en 2019 bajó a un 54%, y en 2020 alcanzó un 53%.

Por su parte, también Mango mantiene su alianza con Turquía pese a los vaivenes monetarios y políticos. “Mango mantiene una estrecha relación con Turquía tanto desde el punto de vista de la producción como en cuanto al mercado de consumo, siendo uno de sus 10 primeros países en ventas”, explican fuentes de la compañía. “Desde el punto de vista de las compras, la mayoría de pagos se realizan en dólares o euros, de manera que en este aspecto no se ve afectado por la evolución de la moneda local”, añaden. Mango cuenta actualmente con 210 fábricas de Tier 1 y Tier 2 en Turquía, su segundo país proveedor por detrás de China (juntos suponen un 50%), según las cifras publicadas hace unas semanas, que no son comparables con otros años porque no se incluían ambos niveles. La compañía cuenta con un 40% de su producción en cercanía.

Por su parte, para la que menor peso tiene Turquía es Tendam, con un 3% del grupo. De nuevo, la presencia turca no es sinónimo de ‘sourcing’ de cercanía general. La matriz de marcas como Cortefiel, Springfield o Women’secret redujo el peso de los proveedores españoles de prendas desde un 4% del total de compras a un 2,39% en el ejercicio de 2020, a la vez que Marruecos caía desde un 1% hasta un 0,4%. Sin embargo, Turquía se ha mantenido estable en un 3% a lo largo de los últimos años. Fuentes de Tendam no ven la inflación turca como un hecho en sí solo. “Estamos abordando el tema en conjunto, esto es, no solo ligado a lo que está pasando en Turquía”, explican fuentes de la empresa. “Entendemos que las tensiones inflacionistas de algunos mercados actualmente son un asunto coyuntural y no estructural”.

El atractivo turco

¿Qué tiene de atractivo Turquía? Según explica Javier Vello, socio responsable de Distribución y Consumo para EY Med (Italia, España y Portugal), la clave está en el posicionamiento geográfico y el ‘expertise’. “Marruecos o Portugal están cerca de España, pero Turquía también está cerca de otros países de Europa y Oriente Medio, con la posibilidad de transportar por tierra”, argumenta el experto, que ve esto especialmente valioso por la crisis de los suministros. Además, Vello subraya que en Turquía tienen una red de fabricantes finalistas mucho más madura que en otros países, con casos como el conocido como Zara turco (Koton).

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Una visión que comparte Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG. "Turquía tiene una elevada especialización textil, con una industria madura y relevante, que cuenta con una mano de obra cualificada y con elevados estándares de calidad"; sostiene. "Todo ello se refleja en hechos como que este país es el séptimo exportador mundial de textiles y prendas de vestir o que este sector supone alrededor del 10% del PIB de Turquía".

"La mayor proximidad de este mercado en comparación con otros polos asiáticos le permite asegurar ciclos mucho más cortos de desarrollo de producto, desde el diseño a la tienda, o de reaprovisionamiento en temporada, para los productos más vendidos", añade el experto.

¿Y la fluctuación de la moneda? Vello puntualiza que es habitual que las marcas paguen el material en ‘hard currencies’ (es decir, monedas con peso a nivel mundial) para garantizar el ‘stock’. “Que luego la mano de obra esté en liras no deja de ser atractivo, ya que la moneda llevaba años devaluándose, lo cual abarata la producción”, argumenta. “El coste de la mano de obra es mucho más alto en Turquía que en países como China, pero la devaluación de la lira lo hace más competitivo”. Más allá de la crisis monetaria, está la inestabilidad política. De nuevo, Vello cree que es un factor ya asumido por los gigantes textiles. “Si miras los destinos, muchos tienen inestabilidad y ninguno es ideal”, puntualiza, poniendo ejemplos como la guerra civil de Myanmar.

Algunas marcas han reducido peso de geografías cercanas, pero no Turquía

A la elevada capacidad de su industria textil turca se une, además, la existencia de acuerdos que facilitan sus transacciones internacionales, como por ejemplo la unión aduanera entre Turquía y la Unión Europea o los acuerdos bilaterales con España para evitar la doble imposición y para la promoción y protección recíproca de inversiones.

"De esta forma, en los últimos años Turquía ya se situaba sistemáticamente como uno de los tres principales proveedores globales para las compañías españolas de moda", matiza Porta. "De hecho, en la década previa a la pandemia, las compras del sector a Turquía crecieron tres veces más que las realizadas a China (principal proveedor), por lo que Turquía ha ido ganando cuota progresivamente (de un 8,9% del total de importaciones del sector en 2010 a un 12,3% en 2019)".

La pandemia ha puesto las cadenas de suministro en el foco por los cuellos de botella que han entorpecido el comercio mundial. Sin embargo, el tema apunta maneras para los próximos años. La Unión Europea ya está trabajando en un marco regulatorio que obligue a las empresas a hacer un ‘due dilligence’ de sus cadenas de suministro. El borrador, lanzado en marzo del año pasado, pone el foco en los aspectos de responsabilidad social y medioambiental de la producción llevada a cabo fuera de la Unión Europea. Aunque no se espera que la directiva entre en vigor hasta 2023 (para luego ser traspuesta país por país), las empresas ya deberían estar preparándose para cumplir. En el pasado, muchos de los clústeres de los gigantes del textil se han visto salpicados por escándalos en materia ética. Turquía no ha sido una excepción.

El banco central de Turquía decidió mantener los tipos de interés este jueves. Un alivio para la lira turca, que en las últimas semanas había registrado otro periodo de fuerte volatilidad. Se trata del enésimo episodio de convulsión monetaria por el que pasa la nación, junto con otros frentes políticos arraigados en la posición del que lleva siendo el primer líder del país los últimos 20 años, Recep Tayyip Erdogan. Crisis de los refugiados, relación con Europa, la pandemia… En medio de los vaivenes, se erige la industria textil española, socia histórica del país otomano. En los últimos años, gigantes como Inditex, Mango o Tendam han confiado en Turquía como parte del engranaje de sus cadenas de valor. Con la crisis de suministros, esta geografía cobra mayor protagonismo por ser un activo barato y práctico, cercano en geografía, con conocimiento de la moda y una combinación en las divisas de pago que todavía es atractiva.

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