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Los políticos catalanes dejan al Cercle d’Economia sin postre y sin aeropuerto
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Los políticos catalanes dejan al Cercle d’Economia sin postre y sin aeropuerto

El Prat da trabajo a miles de catalanes. Su futuro es un problema industrial, no solo de medio ambiente. Pero las cuentas pendientes entre políticos y empresarios todavía pesan

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, inaugura las jornadas del Cercle d'Economia. (EFE/Quique García)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, inaugura las jornadas del Cercle d'Economia. (EFE/Quique García)
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El Cercle d’Economia ha ganado muchas batallas: los indultos al independentismo, su respaldo al constitucionalismo, su apuesta europeísta. Pero hay un hueso que lleva dos años resistiéndose: la ampliación de El Prat. Como esa madre que necesita una revancha y deja sin postre a su hijo repelente que siempre tiene razón, Ada Colau y Pere Aragonès se plantaron en las jornadas anuales de este 'lobby' empresarial y dejaron muy claro que de ampliación de El Prat, nada de nada. Y esa carta es la que más busca el Cercle, como entidad que busca proyectar Barcelona al resto del mundo.

La ironía es que el Cercle puede jugar su rol de hacedor de reyes en la política española, esa fue la baza que jugó Alberto Núñez Feijóo en su paso triunfal por la jornada. Pero no consigue que la Generalitat se implique en la ampliación de la tercera pista, necesaria para el crecimiento que se prevé para esta instalación, y que la UE dé luz verde al proyecto después de los repetidos incumplimientos medioambientales del Gobierno español. En el Cercle quedó claro que el proyecto de El Prat ha quedado atrapado en una pinza entre ERC y los Comunes, además de la total oposición de la CUP. Eso supone más de un tercio del Parlament y, en la práctica, una minoría de bloqueo que impide esta inversión millonaria y ata de pies y manos a Aena y su margen de maniobra.

El presidente del Cercle d’Economia, Xavier Faus, dejó claro en su discurso inaugural que Aena, la Generalitat y Ada Colau tenían que volver a negociar la ampliación de El Prat. "Cataluña necesita las mejores infraestructuras, y el Aeropuerto del Prat es la más importante para crecer y competir a nivel global". Faus argumentó que "no se trata de un debate sobre más o menos turismo, es sobre estar conectados y el crecimiento económico. Y para eso hacen falta vuelos transoceánicos. En el siglo XXI, un país que no tenga un aeropuerto intercontinental se juega el estar o no estar conectado con América y Asia".

Foto: El presidente del Cercle, Xavier Faus, con la ministra de Transporte, Raquel Sánchez. (EFE/Marta Pérez)

El jarro de agua fría fue evidente en el caso de Ada Colau: "El aeropuerto es una infraestructura importante, pero su ampliación no es una prioridad, pues consume mucha energía fósil, y tenemos que potenciar las renovables" respondió la alcaldesa. Portazo en las narices.

Sin embargo, sentó peor entre el empresariado presente en el acto la larga cambiada de Pere Aragonès: "Hace falta más diálogo y plazos que no parezcan un ultimátum. Y no es cuestión solo de la infraestructura en sí, sino también hay que plantear la cuestión de la gestión. Es necesaria una gestión no centralizada y planteada desde el territorio". El presidente catalán optaba por no mojarse, pero en el Cercle entendieron que su réplica era un 'no' mucho más temible que la de Colau. Después de todo, la alcaldesa está de salida, mientras que Aragonès puede durar muchos años.

Las cuentas pendientes por el fracaso del 'procés' pesan en el futuro de El Prat

En esencia, la ampliación del El Prat no es solo una inversión de 1.700 millones que pierde Cataluña. Es la factura que cierta clase política en Cataluña envía al empresariado por otras cuestiones.

Desde una óptica de izquierdas no tiene sentido sabotear uno de los mayores centros de empleo de calidad de Cataluña. El Prat da trabajo a miles de catalanes y su futuro es también un problema industrial, no solo de medio ambiente. Pero las cuentas pendientes pesan más que la racionalidad.

La resaca de octubre

Esas cuentas pendientes son diversas en función de los partidos. En el caso de Colau, la alcaldesa y los Comunes nunca han conectado con una burguesía cada vez menos industrial y más rentista. Y cuanto más rentista, más inversión en inmobiliario y más necesidad de un turismo de masas para poder cobrar alquileres estratosféricos a las grandes marcas del lujo y de la moda de todo el mundo. Es un proceso generalizado en todas las ciudades. Colau y su equipo se opusieron con medidas como la moratoria hotelera, de resultado incierto. Por eso Colau corrió hacia la laguna Ricarda en cuanto la Generalitat tumbó la ampliación de El Prat. Factura pendiente. Aunque, en la práctica, Colau había sido del todo ajena a este proceso.

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE/García)

En el caso de ERC, es la resaca de octubre. Es el banquero Josep Oliu informando a Oriol Junqueras que el Banco Sabadell se iba de Cataluña después del referéndum del 1 de octubre. Fue el primero de muchos. La señal de que el empresariado no iba a seguir a la clase política en su aventura. Factura pendiente. Como cuando el entonces presidente del Cercle, Juan José Brugera (Colonial) viajó en coche a Girona para ver a Carles Puigdemont para que desistiera en su intento de secesión. Los empresarios perdieron. No pudieron frenar la declaración de independencia. Pero los políticos perdieron, no pudieron ir más allá de una ruptura retórica. Cada parte culpa a la otra del fracaso. Y la factura se pasa, en parte, con el veto a la ampliación de El Prat. Todos perdieron y ahora manda más el resentimiento que la racionalidad.

Falta de realismo

El planteamiento de Aragonès sobre la cogestión carece de realismo. Aena es una empresa cotizada. El Prat es el segundo activo más importante de la compañía. La Generalitat reclama una cogestión que centra el problema en el Gobierno español, pero olvida que hay un mercado bursátil y unos inversores.

Para entrar en el consejo de administración de Aena es necesario tener el 6% del capital. Al cambio actual eso supondrían 1.200 millones. Nadie en la política catalana se plantea un desembolso así. Ni siquiera se compra un paquete de acciones para hablar en la junta. Una salida sería negociar con el Gobierno y con la propia Aena la constitución de un Consejo Asesor en Cataluña. Influencia sin gasto. Pero tampoco existe ese planteamiento. El votante independentista no apreciaría. Solo la negativa. Buscando el voto más inmediato, la declaración fácil. Y la factura. La factura por un pasado que nadie puede cambiar. Mientras, retos de grandes infraestructuras como esta prolongación de la tercera pista quedan pendientes.

El Cercle d’Economia ha ganado muchas batallas: los indultos al independentismo, su respaldo al constitucionalismo, su apuesta europeísta. Pero hay un hueso que lleva dos años resistiéndose: la ampliación de El Prat. Como esa madre que necesita una revancha y deja sin postre a su hijo repelente que siempre tiene razón, Ada Colau y Pere Aragonès se plantaron en las jornadas anuales de este 'lobby' empresarial y dejaron muy claro que de ampliación de El Prat, nada de nada. Y esa carta es la que más busca el Cercle, como entidad que busca proyectar Barcelona al resto del mundo.

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