El baile de presupuestos de la Primera Federación: de los 12 M del Dépor al mínimo de 1,5 M

La Primera Federación va camino del ecuador de su segunda temporada y ha sufrido ya una desaparición, una exclusión que ahora el TAD dictamina “nula” y varios casos de impagos que van camino de cronificar una liga deficitaria con complejas variantes para dejar de serlo. Entre los 40 clubes participantes, divididos en dos grupos, “solo cinco no dan pérdidas, y cuatro son los que bajan de LaLiga”, apunta un alto directivo de un equipo de la competición a este medio. El histórico RC Deportivo es uno de los que asume números rojos, y con diferencia, el que cuenta con más recursos, gracias, en parte, al sustento de su propietario, Abanca. Los coruñeses contaban el pasado año con 12 millones, por los 1,5 millones que presentan los clubes más modestos de la categoría.

En el acumulado, las pérdidas de la tercera categoría del fútbol español en estos dos primeros ejercicios se sitúan entre los 35 millones y 40 millones de euros por temporada. O lo que es igual, hasta un millón de euros pierden, de media, los clubes que participan en el último campo base antes de hollar cima en LaLiga. Entre las razones que explican estas cifras, muchas, y para todos los gustos. Algunos asumen el riesgo confeccionando plantillas competitivas para atacar el ascenso en busca de los cerca de 7 millones garantizados solo por televisión en Segunda; otros padecen la dependencia de su negocio sobre los ingresos provenientes de la Real Federación Española de Fútbol (Rfef); y los hay que han introducido un nuevo perfil de club a la categoría: es el caso del CF Intercity, el primer club cotizado en Bolsa del deporte español, que asumió unas pérdidas de 5 millones para competir este curso en la categoría, con lo que se prevé que su apuesta, lejos de caer, aumente a las puertas del gran objetivo del club alicantino.

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El Intercity se sitúa en el grupo de la zona alta de la tabla de presupuestos de la competición, donde hay que desligar a los seis filiales que compiten este año en la categoría (Real Madrid, FC Barcelona, Real Sociedad, Athletic Club, CA Osasuna y RC Celta). Los segundos equipos de los clubes de LaLiga cuentan con un dinero proveniente del fútbol profesional que les permite doblar o triplicar los presupuestos medios de la categoría, fijado en torno a los 2,5 millones.

¿Y de dónde salen estas cifras? Pues bien, a diferencia de lo que sucede en LaLiga, la televisión no tiene por ahora un espacio preferente en la cuenta de resultados. Aunque la Rfef se ha empeñado desde el inicio de la liga a encontrar un socio audiovisual que abone los 15 millones de euros por temporada en los que valora la competición, los clubes reciben, de media, poco más de 250.000 euros por televisión. El pasado curso, la factura fue de los 160.000 euros a los 361.000 euros que, muy probablemente, fueron a parar al Dépor por cumplir con los requisitos de la Rfef. El dinero, por ahora, proviene en su mayor parte de los fondos propios de la Federación, ya que el negocio de la televisión todavía no ha generado los 9,3 millones de euros prometidos por su presidente, Luis Rubiales, a los clubes para arrancar con esta competición, ideada por su organismo y que tiene como objetivo “profesionalizar” la tercera categoría.

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Más allá de esta pata audiovisual, la Rfef aporta cerca de 70.000 euros por la explotación de patrocinios, de la categoría y de los clubes. Un extra por la comercialización de unos activos publicitarios que varios equipos explican que “no han llegado”. Es decir, la Federación asume unos pagos por unos espacios que no está consiguiendo colocar. La situación es similar a la del naming de la competición, valorado en algo más de 1,5 millones, y en el que la Rfef está trabajando sin suerte de momento. El único nombre que ha recibido la categoría en este año y medio de vida es el de Footters, antiguo socio audiovisual de la Rfef y de Fuchs. Este fondo luxemburgués, tras prometer 9,5 millones anuales para el ciclo 2021-2024 (28,5 millones en el acumulado), dejó de pagar a los pocos meses con el pertinente agujero para la competición.

La incertidumbre de la TV frente a los gastos seguros

Rubiales asumió el roto y, tras volver a pedir 15 millones anuales en el nuevo tender y no recibir la respuesta esperada por el mercado, cambió el formato: firmó con un socio de la casa, nuevo en el negocio audiovisual, adoptando una propuesta innovadora. El tenedor de los derechos, InStat, solo pagará la producción (valorado en unos dos millones). A cambio, la Rfef se queda con el 80% del negocio que genere la nueva OTT de la multinacional de scouting a través de las suscripciones. Así, los propios clubes se convirtieron este verano en agentes comerciales, ya que, además de los ingresos generales variables, los clubes con más altas en la plataforma se repartirán un bonus de 350.000 euros. En el escenario más conservador, la diferencia entre el que más ingresa y el que menos podría dispararse hasta un múltiplo de seis.

Esto afectará a los presupuestos y a las diferencias entre clubes. No en vano, quienes tengan una mayor masa social (RC Deportivo, Córdoba CF y Real Murcia, principalmente) se podrán embolsar, solo con este bonus, la práctica totalidad de lo que recibirá el club peor parado de esta ecuación repleta de variables.

Las ayudas públicas son claves todavía en muchos de los clubes

“Es muy injusto”, claman varios presidentes, que recuerdan que las exigencias sí son paritarias y generales. Y es que, en el afán de convertir la categoría en profesional, Rubiales requirió a los 40 clubes algunas caras inversiones –como la implantación de césped natural, mejoras en la iluminación y contar con un estadio con un aforo mínimo de 4.000 espectadores para la próxima temporada– y un aval (no inferior a 100.000 euros) y un salario mínimo de 20.000 euros por jugador, con no menos de 18 licencias profesionales. “Un salario mínimo de 30.000 euros es asumible, pero adecuando los ingresos en su justa medida”, apunta un dirigente de un club de la categoría. En definitiva, “que la liga sea profesional, pero de verdad”.

Por ahora, las ayudas públicas son claves todavía en muchos de los clubes. En presupuestos de más de tres millones, la venta conjunta de la televisión y el negocio comercial de la competición no supera los 350.000 euros, sobre un 10% del total de ingresos. Así, el resto lo ha de obtener cada club por su cartera de patrocinadores privados, las administraciones y el ticketing, que difiere notablemente entre un club histórico o capital de provincia y uno de una ciudad de 20.000 habitantes o con gran competencia en la provincia por la existencia de otros equipos en la misma categoría o en LaLiga. Clubes con gran masa social como el CD Castellón o el Córdoba CF obtienen en torno al millón de euros por esta vía; otros como la SD Amorebieta, tras su debut en LaLiga, presupuesta 180.000 euros para esta temporada. ¿El motivo? Amorebieta-Etxano es una población que no alcanza los 20.000 habitantes y en una región en la que el Athletic Club monopoliza la afición.

Un baile de cifras y presupuesto que solo coinciden en un punto: los números rojos a final de temporada. “La entrada de un control económico es vital”, coinciden desde los clubes consultados, que deslizan un posible actor que pueda “traer una gestión profesional” a la categoría. “Una co-gestión de LaLiga y la Rfef es la única solución”, apostilla un club, “aunque por ello quedemos más al margen”. ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo las partes para hacer sostenible la competición o la burbuja continuará hinchándose con el objetivo único de los clubes de poder pagar más que el rival a los jugadores para llegar nadando a la orilla del fútbol profesional?