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Giro proteccionista contra China: así relocaliza EEUU su industria textil
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Giro proteccionista contra China: así relocaliza EEUU su industria textil

American Giant, Reformation, L.L. Bean y American Apparel apuestan por la relocalización en su estrategia empresarial

Foto: Vista de una de las fábricas de American Apparel. (Reuters/Lisa Baertlein)
Vista de una de las fábricas de American Apparel. (Reuters/Lisa Baertlein)
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La industria textil es uno de los sectores más relevantes en el sistema económico mundial. Su producción en masa y la necesidad de cubrir la gran demanda hace que las empresas quieran potenciar aún más su actividad económica. Pero el nuevo orden mundial está cambiando las reglas del juego.

El escenario internacional está en una situación de interregno, como bien diría el catedrático José Antonio Sanahuja, asesor de Josep Borrell. La tensión entre las dos superpotencias, Estados Unidos y China, se puede palpar y surgen nuevos centros de poder, como los BRICS o la UE. Esto se puede ver reflejado también en las relaciones comerciales textiles.

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Las grandes empresas dedicadas a la confección decidieron tomar la iniciativa de trazar un plan para deslocalizar parte de la industria textil a partir de la década de los 90. El continente asiático ha estado ofreciendo a las multinacionales una mano de obra más barata y flexibilidad regulatoria, espacio donde Estados Unidos no puede competir.

Desde entonces, las empresas de EEUU han sido incapaces de conseguir en su territorio las mismas ventajas que ofrecen los países en vías de desarrollo y esto ha puesto en cuestión la posición estadounidense dentro del mercado textil internacional.

El continente asiático ofrece una mano de obra más barata y flexibilidad regulatoria

La base de datos de GlobalEDGE muestra también la debilidad de Estados Unidos en el sector. En 2021, China fue el mayor exportador de productos textiles del mundo, ingresos que alcanzaron los 404.000 millones de dólares, mientras que el país norteamericano solo exportó un volumen de 33.000 millones de dólares. La potencia asiática consigue liderar el sector y Estados Unidos necesita de las importaciones para cubrir su demanda con un volumen de 179.000 millones de dólares, cifra de 2021.

Pero en Washington quieren darle la vuelta a la situación. La estrategia estadounidense se centra en la competición comercial con China, y sus esfuerzos están enfocados en abordar el dumping y la competencia desleal para conseguir una competición justa y equitativa.

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A causa del poder de las grandes potencias asiáticas dentro del sector, la política comercial de Estados Unidos ha dado un giro de ciento ochenta grados, volviendo a localizar la industria en territorio nacional. Y las empresas están comenzando a responder.

La relocalización está empezando a ser una opción para las multinacionales, las cuales iniciaron procesos muy costosos de deslocalización. Sin embargo, la crisis económica derivada de la pandemia y la pérdida de liderazgo del país ponen encima de la mesa la necesidad de replantear el sistema establecido.

Este viraje hacia la relocalización se fundamenta por la preocupación de las consecuencias del cambio climático, la calidad de las prendas y la rapidez en la entrega del producto, así como la competitividad con el sector textil chino.

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Acortar las cadenas de valores supone avanzar en el fenómeno de la desglobalización, pero la estrategia está cobrando más importancia en las esferas empresariales. En 2011 se dio la primera evidencia de este hecho; más empresas estadounidenses volvieron a suelo nacional en comparación con las que se deslocalizaron.

La firma American Giant es un ejemplo de ello; ha relocalizado un gran volumen de su producción a suelo estadounidense con el objetivo de crear empleo y conseguir que toda su producción esté realizada íntegramente en Estados Unidos. Su estrategia es simple, apostar por el American-Made, haciendo que toda su producción sea más atractiva para los ciudadanos estadounidenses.

Por otro lado, la sostenibilidad está siendo un pilar para que las compañías reorganicen su plan empresarial, como es el caso de Reformation. Concentran toda su energía en hacer que su proceso productivo y sus prendas sean sostenibles. Para ello, la relocalización está siendo una apuesta clave. Reformation es pionera en Los Ángeles, ha abierto la primera fábrica sostenible americana. Sin embargo, parte de su producción sigue deslocalizada en países como Turquía o Pakistán, pero trabajan con empresas que comprueban si en las fábricas se están cumpliendo los mínimos de sostenibilidad exigidos, como hace FibreTrace.

La sostenibilidad es un pilar para que las compañías reorganicen su plan empresarial

Algunas empresas también han centrado la estrategia de la relocalización en algunos productos en concreto. Este es el ejemplo de L.L.Bean una empresa dedicada a la confección de prendas para actividades al aire libre. La empresa tomó la decisión de abrir su fábrica en el estado de Maine, en el noreste del país, para producir botas y productos de lana, generando más de 400 puestos de trabajo.

American Apparel, una de las grandes firmas de confección juvenil, ha reestructurado toda su cadena de producción hacia una integración vertical, lo cual permite controlar todas las fases, desde las materias primas hasta la venta de los productos. En la década de los 90, la empresa apostó por la deslocalización, pero su actual estrategia ha consistido en volver a situar algunas de sus fábricas en California, con el objetivo de acercar la producción y garantizar que sus productos sean sostenibles.

Además de generar puestos de trabajo, la relocalización contribuye a reducir el grado de dependencia con el exterior y mejorar la rapidez de entrega del producto. Y, sobre todo, la legislación nacional permite cumplir mínimos legales tanto en materia de derechos laborales como de control de calidad de las prendas, incluso garantizar una producción más sostenible.

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Sin embargo, esta nueva forma de producir es un gran reto para las empresas. Las ventajas competitivas que tenían en los países en vías de desarrollo desaparecen, por lo que los costes de producción serán más elevados, los precios tenderán al alza y no podrán ser asumidos por los compradores. Esto puede acabar en un bloqueo dentro del sector textil.

A pesar de los posibles desafíos que implica esta estrategia, diferentes líderes políticos y protagonistas de la vida pública y empresarial de Estados Unidos apoyan y quieren fomentar la relocalización de la industria textil. El presidente Biden ha verbalizado la importancia de relocalizar para recuperar económicamente el país e incentivar la competitividad contra los grandes rivales. Al final, su objetivo es motivar la inversión en infraestructuras y empleo dentro de la industria textil.

Acortar las cadenas de valores supone avanzar en el fenómeno de la desglobalización

Elon Musk también ha hecho hincapié en llevar a cabo el proceso de relocalización, y ha criticado de forma clara la dependencia que Estados Unidos ha estado generando hacia otros países, sobre todo en la producción de bienes básicos.

Relocalizar la industria de la confección debe asentar ventajas competitivas dentro del mercado global del sector. El objetivo principal es volver a ser potencia en esta esfera económica, lo que permitirá a Estados Unidos ganar posiciones en el conflicto de poder con China.

La industria textil es uno de los sectores más relevantes en el sistema económico mundial. Su producción en masa y la necesidad de cubrir la gran demanda hace que las empresas quieran potenciar aún más su actividad económica. Pero el nuevo orden mundial está cambiando las reglas del juego.

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