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El tomate español clama contra el marroquí... por culpa de Francia
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Piden revisar las relaciones comerciales

El tomate español clama contra el marroquí... por culpa de Francia

La mitad de las exportaciones de este alimento que llegan a la Unión Europea desde Marruecos terminan en territorio galo

Foto: Cargamento de tomates en un mercado. (EFE/Divyakant Solanki)
Cargamento de tomates en un mercado. (EFE/Divyakant Solanki)
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Un tercio de todos los tomates que se vendieron en la Unión Europea durante el primer trimestre de 2023 fueron importados desde Marruecos. Fue la primera vez que el país norteafricano superaba a España en la comercialización de esta hortaliza dentro del espacio comunitario, de acuerdo con las cifras de Eurostat. Estos datos han colmado la paciencia de los agricultores nacionales, que acusan a sus vecinos de competencia desleal y han iniciado una batalla para que la Comisión Europea revise las relaciones comerciales entre ambos territorios.

Pero desde las asociaciones agrarias tienen la sensación de que Bruselas no está interesada en atender sus peticiones. "Lo más grave de todo es que la Comisión Europea es consciente de ello y no parece querer poner remedio", apuntaba el responsable de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora. "Todo lo contrario, abandona a las personas que producimos y facilita que las empresas de aquí se vayan a producir fuera para que luego inunden nuestros mercados con producciones que dañan nuestra rentabilidad", añadía tras celebrarse la reunión del Observatorio del Mercado de Tomate de la UE.

Lo cierto es que el tomate marroquí es más barato y los países europeos lo están aprovechando. Sobre todo Francia, que es el tercer importador mundial de este alimento y, entre enero y julio de este año, adquirió a Marruecos alrededor de 350.000 toneladas, según los datos de la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la UE. Al conjunto de la Unión Europea llegaron 668.000 toneladas durante el mismo periodo, por lo que más de la mitad terminaron en Francia, como viene siendo habitual en los últimos años.

Por lo tanto, Francia se ha convertido en el principal cliente de Marruecos dentro de la Unión Europea, a la vez que ha ido reduciendo las compras en España. En menos de una década, las importaciones de tomate nacional a territorio galo se han reducido en un 41%, pasando de las 142.500 toneladas de 2014 a las 83.000 toneladas de 2022, tal y como muestran los datos provisionales de comercio exterior del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Pero España no solo ha perdido presencia en Francia, también en el conjunto de Europa. Al analizar únicamente el comercio intracomunitario, aquel que se realiza entre países de la Unión, nuestro país se ha ubicado históricamente como el segundo mayor exportador de tomates, solo por detrás de Países Bajos. Sin embargo, mientras que los neerlandeses han mantenido un volumen de ventas similar, con una ligera caída del 7% entre 2014 y 2022, España ha observado una reducción del 30%, atendiendo a la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la UE. Y eso que la superficie cultivable se ha mantenido prácticamente sin cambios.

Mientras tanto, las exportaciones desde Marruecos hacia los Veintisiete han ido creciendo, elevándose en un 61% durante dicho periodo, para superar las 55.700 toneladas a finales de 2022. Para este 2023, parece que las cifras van camino de superarse, ya que noviembre y diciembre suelen ser boyantes en cuanto a exportaciones de este alimento, debido a que el tomate se recolecta en verano y durante esos dos meses escasea el producto europeo. Hasta octubre, el país alauí ha alcanzado ya dos tercios de las ventas que realizó durante el año pasado.

Frente a toda esta situación, desde COAG, asociación que representa a unos 150.000 agricultores y ganaderos, exigieron a la Comisión Europea "medidas urgentes" para paliar los daños en la rentabilidad de los productores europeos, ocasionados por lo que consideran una "competencia desleal" de terceros países. No apuntaron solo a Marruecos, sino también a Turquía, que ha triplicado sus exportaciones de tomate a países de la Unión Europea desde 2014 y se ha colocado, con diferencia, como el segundo mayor socio extracomunitario.

Hastío en los agricultores españoles

Aunque Marruecos lleva tiempo impulsando sus cultivos hortofrutícolas, han sido las últimas ayudas estatales las que han colmado la paciencia de los agricultores españoles. En concreto, el reino de Mohamed VI anunció la semana pasada que iba a destinar fondos a las producciones de tomates —también de cebollas y patatas— para subvencionar entre el 50% y el 70% de su valor. A lo que hay que añadir nuevas ayudas para la adquisición de fertilizantes, que se han encarecido notablemente desde el inicio de la guerra de Ucrania.

El campo español ya había criticado previamente que las hortalizas de Marruecos no se viesen penalizadas en el mercado comunitario a pesar de utilizar fertilizantes prohibidos en la Unión Europea. Además, les acusan de haberse apropiado de forma fraudulenta de los cultivos ubicados en el Sáhara Occidental para beneficiarse de las concesiones arancelarias.

"Mientras aquí nos dedicamos a desregular la entrada de producto de terceros países, nuestros competidores refuerzan las ayudas a la agroexportación, con medidas que caerían en la ilegalidad, ahondando más en el dumping comercial frente a la producción europea de tomate", apuntaba Andrés Góngora. Por eso, ha reclamado, entre otras medidas, la inclusión del cumplimiento de las normas europeas de producción en los acuerdos comerciales con terceros países, donde entraría la prohibición de ciertos fertilizantes, y la revisión del sistema de precios de entrada.

Si esta situación se mantiene, los cálculos de COAG estiman que la superficie agrícola dedicada a la producción de tomate descenderá en un 21,5% para el año 2023, reduciendo en un 22% la producción nacional de este cultivo tan importante para la actividad económica de comunidades autónomas como Extremadura y Andalucía.

Un tercio de todos los tomates que se vendieron en la Unión Europea durante el primer trimestre de 2023 fueron importados desde Marruecos. Fue la primera vez que el país norteafricano superaba a España en la comercialización de esta hortaliza dentro del espacio comunitario, de acuerdo con las cifras de Eurostat. Estos datos han colmado la paciencia de los agricultores nacionales, que acusan a sus vecinos de competencia desleal y han iniciado una batalla para que la Comisión Europea revise las relaciones comerciales entre ambos territorios.

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