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Fallece el rey de 22@, el distrito que puso a Barcelona en el mapa tecnológico mundial
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Fallece el rey de 22@, el distrito que puso a Barcelona en el mapa tecnológico mundial

Joaquín Castellví fue el pionero entre los promotores del distrito tecnológico del 22@ en la capital catalana. Ahora, con el modelo en crisis, su principal impulsor ha fallecido

Foto: Joaquín Castellví Rey, presidente de Grupo Castellví. (Cedida)
Joaquín Castellví Rey, presidente de Grupo Castellví. (Cedida)
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Joaquín Castellví Rey no fue el padre del 22@, pero convirtió ese distrito tecnológico en el barrio del Poblenou de Barcelona en su reino, ya que se erigió en su principal promotor. Hace una semana Joaquín Castellví, fundador y presidente del Grupo Castellví, falleció a la edad de 61 años después de arrastrar durante la última fase de su vida diversos y complejos problemas de salud. Su muerte coincide con un aire de crisis en el 22@, con edificios de oficinas vacíos por el teletrabajo, bajas cuotas de ocupación y precios de los activos a la baja en un entorno de subida de tipos. Castellví levantó el éxito del 22@ y el destino le ha ahorrado contemplar el fracaso por un cambio de coyuntura.

El 22@ fue un éxito sin precedentes. No solo por el volumen sino por lo prolongada en el tiempo. Solo desde 2015 atrajo más de 3.500 millones de euros de inversión en edificios de oficinas, según un estudio de EY. Pero el proyecto nació mucho antes. En el año 2000, el alcalde socialista Joan Clos siempre será recordado por el fiasco del Fórum de las Culturas. Pero en su alcaldía también se planificó el gran éxito de la ciudad: el 22@, un distrito tecnológico que sirvió para atraer empresas de tecnología y multinacionales de valor añadido. Empresas que pagan a sus trabajadores muy por encima de la media y que se volvió todo un foco de atracción de talento profesional. Compañías como Indra, T-Systems, Cisco, Amazon, Aenor, Mediapro, Schibsted, Cuatrecasas, Isdin, RBA, Orange, Microsoft, Glovo o Sanofi, entre otras. Refugio de start-ups. Se crearon más de 57.000 empleos y se levantaron más un millón de metros cuadrados de oficinas. En Cataluña no se ha vivido un proyecto de éxito económico comparable en ese mismo período.

Grupo Castellví fue un actor determinante de ese éxito. Porque los grandes proyectos no solo precisan de planificación urbana. También de dinero. Joaquín Castellví empezó comprando pequeñas naves industriales, buscando agrupar manzanas y consiguiendo la mayoría en las juntas de compensación. Al final sacó adelante proyectos de oficinas llave en mano, cuya propiedad luego se quedaba, de manera que Grupo Castellví empezó como promotor, pero creció como patrimonialista. Entre sus éxitos, la sede de T-Systems, la de la CMT o la de Indra en Barcelona; los cuarteles generales corporativos de Ogilvy, los edificios Luxa y WIP y dos hoteles, el Aston y el Junior, entre otros.

Ahora el futuro del grupo depende de lo que haga su hijo, Joaquín Castellví López. Hay tres hermanas más, una de ellas, Andrea Castellví, implicada en la gestión del grupo. La actividad promotora ya estaba de capa caída y el futuro parece que pasa por los ingresos de los activos promovidos que siguen en cartera, según fuentes del sector promotor en Barcelona.

Relación difícil

La relación entre padre e hijo nunca fue fácil. El fundador era muy intervencionista en la gestión. Hasta niveles de detalle, según confirman fuentes del sector inmobiliario. Por eso los directores generales no le duraban. Y eso dificultó también la continuidad generacional. Tanto que Joaquín Castellví López acabó creando el fondo hispano-suizo Stoneweg, que operaba desde Suiza, pero que en esencia invertía en España, muchas veces en el 22@ asociado con su padre, como en el edificio Luxa. Solo que donde el padre retenía el patrimonio, el hijo vendía, que para eso llegó a movilizar hasta 5.000 millones de inversión y había que retribuir a los partícipes del fondo.

Donde el padre retenía el patrimonio, el hijo vendía, que para eso llegó a movilizar hasta 5.000 millones de inversión

Con la muerte de Joaquín Castellví, Barcelona pierde a un promotor. Su compañía seguirá como patrimonialista, un poco lo que pasado con Núñez y Navarro con el fallecimiento de Josep Lluís Núñez en 2018. Con Joaquín Castellví padre, la compañía jugaba a atacar. Ahora lo hará a defender. La escala es diferente, pero salvando las distancias se puede decir que Joaquín Castellví fue a las oficinas, lo que Núñez y Navarro fue a la vivienda en la capital catalana.

Futuro de un proyecto

A la vez también queda en el aire el futuro del 22@. Tras la pandemia, el 40% de las oficinas construidas se encuentran vacías. Esos mismos trabajadores que llegaron al barrio ganan tanto dinero que, si dicen que sí quieren teletrabajar, luego cuesta mucho volverles a traer de vuelta al despacho. Ada Colau paralizó el desarrollo al norte de la Diagonal, pero ahora, aunque Jaume Collboni consiga volver a la situación inicial, el momento inversor ha cambiado. Se apostó por el sector TIC y la fibra. Pero esa combinación también independizaba a los empleados de sus centros de trabajo. Y que eso era posible se demostró con el covid.

El ayuntamiento de Collboni tiene que redefinir un proyecto ahora que cambia el ciclo

El ciclo de 20 años de crecimiento continuado en el 22@, con edificios emblemático como la Torre Agbar, propiedad de Merlin Properties, ha acabado. Los 358.000 m2 que se quieren levantar al norte de la Diagonal parecen excesivos para el actual momento de mercado, con precios a la baja y tipos en la parra. Colau no pudo con el 22@ pero una crisis mundial en el sector de las oficinas sí. Y además, para una zona que objetivamente es peor, como Diagonal Norte, más lejos del mar. Todo apunta a que hace falta una nueva planificación y reducir la superficie de terciario. Y apostar por más vivienda. Libre y de protección oficial. Era lo que decía Colau. Y antes que ella, lo pidió Josep Lluís Núñez, que se enfrentó al Ayuntamiento por ello en la década del 2000. Durante 20 años el ciclo dio la razón al PSC en su apuesta de oficinas ante todo. Ahora el ciclo ha cambiado y, como decía John Maynard Keynes, "cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión". O, dicho de una manera más personal, la era Castellví en el inmobiliario de Barcelona ha terminado. Es hora de cambiar.

Joaquín Castellví Rey no fue el padre del 22@, pero convirtió ese distrito tecnológico en el barrio del Poblenou de Barcelona en su reino, ya que se erigió en su principal promotor. Hace una semana Joaquín Castellví, fundador y presidente del Grupo Castellví, falleció a la edad de 61 años después de arrastrar durante la última fase de su vida diversos y complejos problemas de salud. Su muerte coincide con un aire de crisis en el 22@, con edificios de oficinas vacíos por el teletrabajo, bajas cuotas de ocupación y precios de los activos a la baja en un entorno de subida de tipos. Castellví levantó el éxito del 22@ y el destino le ha ahorrado contemplar el fracaso por un cambio de coyuntura.

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