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Los tres errores de Carlota Pi que nunca perdonarán los fondos accionistas de Holaluz
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Los tres errores de Carlota Pi que nunca perdonarán los fondos accionistas de Holaluz

Estrategias de 'start-up' para sectores maduros como la energía. Eso ha derivado en la actual situación de crisis de la compañía Holaluz

Foto: Carlota Pi, fundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz. (EFE)
Carlota Pi, fundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz. (EFE)
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Un viejo dicho de economistas asegura que "mucha gente se ha vuelto pesimista por haber financiado a optimistas". Carlota Pi la presidenta de Holaluz era la optimista por antonomasia y así han acabado sus inversores. Pi se ha demostrado como una gran directora de marketing y comercial, pero una pésima directora general. Por eso, los fondos accionistas quieren forzar su destitución, para imponer disciplina financiera ante los números rojos galopantes: 26,16 millones de pérdidas a cierre de 2023. Los fondos de capital riesgo Axon (16,8%) y el fondo de pensiones Geroa (8,68%) no le perdonan tres errores de gestión encadenados que condenan el futuro de la compañía.

Sin el apoyo del Institut Català de Finances de la Generalitat y con un calendario de vencimiento de deuda complicado para una parte de sus 65,4 millones de deuda, la situación es desesperada. La deuda dobla el valor en bolsa de toda la compañía, que capitaliza algo más de 32 millones.

Los socios fundadores se oponen al relevo de Carlota Pi, con la que cocrearon la compañía desde cero y aportando ahorros personales. Se trata de Oriol Vila y Ferran Nogué. Los tres se conocieron cursando un Executive MBA en el IESE y cada uno de ellos posee más del 14% de la sociedad. Entre todos superan el 42% de capital, porcentaje suficiente para controlar la agonizante compañía. Pero con un 25% de las acciones, los fondos les pueden hacer la vida muy difícil a los socios dominantes.

El primero de esos errores fue en octubre del 2022, cuando Holaluz abandonó la comercialización de gas natural, alegando que buscaban "beneficiar a sus clientes porque la tarifa regulada es más barata que el precio de mercado libre". La compañía no aguantó la posición ante una situación tarifaria anómala y coyuntural, que se debía a la restricción de gas provocada por la guerra de Ucrania. Ese mismo año los precios de mercado libre volvieron a bajar y resultaban competitivos. Pero por este camino se perdieron 70.000 clientes en ese segmento, que se fueron la tarifa regulada y ya no volvieron a Holaluz.

Foto: La CEO y cofundadora de Holaluz, Carlota Pi. (EFE/J.J. Guillén)

La apuesta por el autoconsumo solar acabó resultando catastrófica y fue el segundo error de la compañía. La solar para consumidores domésticos era una burbuja: precios eléctricos disparados por los movimientos geopolíticos de Rusia (restringiendo la oferta de gas a la UE), fondos europeos a pérdidas (NextGen), que financiaban el 50% de las instalaciones fotovoltaicas y unos tipos de interés que hasta julio de 2022 eran bajos. De hecho, la guerra de Ucrania y la subida de tipos se sucedieron en un escaso intervalo de tiempo.

A medida que las ayudas se iban agotando, los tipos subieron y el precio de la luz caía, de manera que la oferta cada vez resultaba menos atractiva. Pero Holaluz lanzó "la revolución de los tejados", otro hallazgo de marketing de Carlota Pi, y mantuvo esa apuesta comercial con un entorno que ya se mostraba muy desfavorable.

Menos reflejos

La comercializadora se convierte así en una instaladora de autoconsumo, pero el mismo año en que la demanda se deprime. En la empresa se contrataron cientos de empleados, se alquilaron almacenes y se llenaron de material, mucho del cual quedó obsoleto. La competencia reaccionó con más reflejos, mientras que Holaluz se quedó atrapada en territorio hostil.

Por último, el tercer error. Como los márgenes de la compañía se estaban deteriorando, se optó por aumentar la tarifa eléctrica a sus clientes sin previo aviso: porque los gastos de estructura estaban devorando a la sociedad. Holaluz optó por subir de manera desmesurada el precio del suministro eléctrico a clientes bajo la denominación de "tarifa justa" y como consecuencia de ello en un año perdió más de 40.000 cuentas.

Buitres y clientes

Con este panorama, los fundadores buscan un caballero blanco, pero parece complicado. Lo único valioso es la bolsa de más de 393.000 clientes. Pero parece más interesante comprar dicha cartera que una parte de la empresa. Se han sentado hasta con la némesis de Pi, el inversor José Elías, dueño de Audax y de la cadena de alimentación congelada La Sirena, pero las discusiones no fructificaron. Ahora está ofreciendo a los fondos una salida con un fuerte descuento, según explican fuertes financieras cercanas a la compañía.

Carlota Pi enfocó la gestión como si se tratase de una start-up. Desde 2014 fue cerrando rondas de financiación, colocando el énfasis en el crecimiento y no en la rentabilidad, cuando la energía es un sector maduro y Holaluz no aportaba tecnología innovadora a su modelo de negocio, sólo un discurso basado en la conciencia ecológica de sus clientes. Salvar el planeta dándose de alta como clientes. El barniz del marketing era espectacular, pero debajo había una comercializadora de energía monda y lironda.

Holaluz salió a bolsa con pérdidas y ahí sigue cinco años después sin ganar dinero

Cuando salió a bolsa en 2019 en el MAB se valoró a Holaluz en 160 millones. Entonces captó 30 millones en una ampliación de capital. Casi es la totalidad del valor cotizado ahora. En parte es lógico: ese año ya tenía pérdidas de 800.000 euros.

Siguió en números rojos durante 2020 y 2021. Ese año ya se perdieron 5,4 millones. Holaluz crecía, pero a un coste desorbitado por cada euro que aumentaba la facturación. A día de hoy el grupo ingresa 283 millones pero con pérdidas acumuladas de más de 43 millones. Los fondos quieren cortar esta dinámica de raíz. Pero para eso consideran necesario un relevo al frente de la compañía. Por ahora la fundadora se resiste. Veremos si la empresa aguanta tanto y si ella aguanta ser la última, esa a la que, según el refrán, le corresponde siempre apagar la luz.

Un viejo dicho de economistas asegura que "mucha gente se ha vuelto pesimista por haber financiado a optimistas". Carlota Pi la presidenta de Holaluz era la optimista por antonomasia y así han acabado sus inversores. Pi se ha demostrado como una gran directora de marketing y comercial, pero una pésima directora general. Por eso, los fondos accionistas quieren forzar su destitución, para imponer disciplina financiera ante los números rojos galopantes: 26,16 millones de pérdidas a cierre de 2023. Los fondos de capital riesgo Axon (16,8%) y el fondo de pensiones Geroa (8,68%) no le perdonan tres errores de gestión encadenados que condenan el futuro de la compañía.

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