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Las reestructuraciones de deuda acechan a las empresas aceiteras tras dos años de caos de precios
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Afectado por la acuciante sequía

Las reestructuraciones de deuda acechan a las empresas aceiteras tras dos años de caos de precios

Empresas y cooperativas se han visto golpeadas por el aumento de costes de producción y gastos financieros en un contexto de sequía y caída de la demanda

Foto: Botellas de aceite. (Europa Press/Parra)
Botellas de aceite. (Europa Press/Parra)
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Las empresas y cooperativas que conforman la industria del aceite de oliva, muy atomizada en España, no están sentadas en una explosión de beneficios con la inflación de los dos últimos años. Al contrario. Se enfrentan a una oleada de reestructuraciones para garantizar su viabilidad, en un momento en el que los consumidores están pagando en el supermercado el mayor precio de la historia por este producto esencial para la gastronomía nacional.

Varias empresas relevantes del sector están reestructurándose. Y otras estudian fórmulas para mejorar su posición financiera y garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Diversos asesores financieros y legales están trabajando ya con el mundo del aceite, o se acercan para tener negocio con los jugadores de la industria, especialmente boutiques financieras, consultoras y despachos que se están especializando en la mediana empresa (midmarket), donde está habiendo más operaciones.

La banca ha estado muy restrictiva con el sector por una caída de márgenes y la falta de estabilidad en los precios. Algunas aceiteras son en realidad traders, y otras productoras que no han conseguido trasladar todo el incremento de costes al precio al que venden al distribuidor. Muchas empresas son familiares y necesitan planes de negocio y credibilidad, un lavado de cara para obtener financiación recurrente. Y también falta concentración”, resume un asesor que ha participado en varias operaciones de reestructuración.

Deoleo, líder en aceite de oliva que comercializa conocidas marcas como Hojiblanca y Carbonell, ha visto cómo la sequía golpeaba sus cuentas, aunque reestructuró su balance de forma agresiva en 2021, y por ahora no hay operaciones a la vista. Pero CVC ya estudió su venta a finales del año pasado. Por su parte, Dcoop, la principal envasadora en España, ya avisó hace un año que la sequía podía obligar a pensar en una reestructuración.

"La banca ha estado muy restrictiva con el sector por una caída de márgenes y la falta de estabilidad en los precios"

El sector está muy atomizado, y varias empresas del midmarket andaluz o manchego están reestructurándose. Un ejemplo es el de Aceites de Toledo, empresa manchega que presume de ser líder en envasado y comercialización de aceites de oliva y semillas. En este caso, EY y RSGM Abogados están trabajando en la operación.

Otro caso es el de Olive Line International, uno de los principales exportadores de aceite y aceitunas, que negocia una reestructuración en situación de preconcurso, según información en el Registro Público Concursal. El plan de reestructuración, con AFI como experto designado, ya se ha presentado ante el juez, e incluye la venta del negocio de aceitunas en un proceso en el que también trabajan Andersen, Lesayra y Garrigues. De hecho, la filial de aceitunas, Olea Nostra, ya está en concurso.

A su vez, también está intentando reestructurarse Aceites Naturales del Sur, aunque en este caso es la productora líder a escala mundial de aceite de aguacate, aunque también refina otros aceites vegetales, incluyendo el de oliva. El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Jaén rechazó la homologación del plan presentado por la empresa, y sus asesores, entre los que también está RSGM Abogados, buscan fórmulas para garantizar la viabilidad de la empresa.

Foto: Estanterías con botellas de aceite en un supermercado. (EFE/Víctor Casado)

“Las empresas de este sector se han visto afectadas por el alza de precios de la oliva y las materias primas, las sequías de 2023 y el contexto inflacionista, que ha generado un incremento de las marcas blancas en detrimento de las marcas más conocidas en el sector”, explica Manuel Mingot, socio de Squire Patton Boggs.

El contexto de subidas de precios, dificultades para la producción por la sequía, caída de la demanda y aumento de los tipos de interés, con un cierre parcial en el grifo de la financiación desde la banca, ha golpeado a los pequeños productores y distribuidores, que apenas tienen escala para tirar de financiación alternativa o presionar para trasladar sus costes al precio final.

Así, los asesores han visto una oportunidad de negocio, dado que el nuevo marco concursal, que nació en septiembre de 2022, facilita las reestructuraciones en la medida en que se evitan bloqueos de accionistas o acreedores por la posibilidad de arrastrar posiciones que garanticen la viabilidad financiera cumpliendo con ciertos requisitos legales.

El peligro de la sequía

La industria del aceite de oliva vive un momento complicado tras los dos últimos años de acuciante sequía. Sin lluvias en el campo, su producción se ha visto mermada y todo el sector ha tenido que encarecer el producto hasta precios nunca antes vistos. Su intención es contener la demanda para que las escasas existencias actuales aguanten, al menos, hasta que comience la próxima campaña, que auguran más prolífera tras el aumento de las precipitaciones.

Esta situación se ve reflejada en las cuentas de pequeñas y grandes compañías del sector. Sirve como ejemplo el gigante Deoleo, que durante 2023 acumuló unas pérdidas de 34 millones de euros. Es cierto que su facturación se incrementó en un 1%, pero es un porcentaje muy escaso, teniendo en cuenta que los precios del aceite de oliva aumentaron en un 54,6% interanual durante el año pasado, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es decir, el producto se colocó más caro en las estanterías de los supermercados, pero al final se vendieron menos litros de aceite de oliva. Concretamente, la demanda disminuyó en un 19,8% entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023, de acuerdo con los últimos datos actualizados por la consultora Circana. En la misma línea se ha pronunciado Nielsen IQ, que apunta a una caída del 13,1% durante el mismo periodo.

El producto se colocó más caro en las estanterías de los supermercados, pero al final se vendieron menos litros de aceite de oliva

La esperanza está puesta en que la producción aumente considerablemente la próxima temporada, lo que permitiría bajar los precios y volver a incrementar la demanda. Ya se están dando los primeros pasos en este sentido, como demuestra que el coste en origen del aceite de oliva esté por debajo de lo que se pagaba el año pasado por estas fechas. Esta situación se da ante la previsión de una producción más cuantiosa en la futura recolección, que comenzará a finales de septiembre.

Sin embargo, las grandes marcas se muestran prudentes y evitan todavía bajar los precios en el supermercado hasta confirmar que se cumplen las optimistas previsiones sobre la próxima campaña. Lo habitual es que los precios en origen tarden alrededor de dos meses en trasladarse a las estanterías del supermercado, pero fuentes del sector explican que las recientes lluvias llegaron después de terminar la cosecha de este año, por lo que su efecto en la producción no se verá hasta dentro de cinco meses.

Las empresas y cooperativas que conforman la industria del aceite de oliva, muy atomizada en España, no están sentadas en una explosión de beneficios con la inflación de los dos últimos años. Al contrario. Se enfrentan a una oleada de reestructuraciones para garantizar su viabilidad, en un momento en el que los consumidores están pagando en el supermercado el mayor precio de la historia por este producto esencial para la gastronomía nacional.

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