Adolfo Utor (Baleària), la fortuna alicantina que se ha hecho con el 5,4% del Grupo Prisa

El Grupo Prisa tiene nuevo accionista de referencia. A los nombres con DNI foráneo como Joseph Oughourlian (Amber), Khalid Thani Abdullah Al Thani (Qatar) o Carlos Slim se ha sumado el de un alicantino nacido en Alhucemas en 1961, Adolfo Utor, dueño de la naviera Baleària. Entre la semana pasada y este lunes, Utor ha comunicado a la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV) la toma de una participación relevante del 5,41% en la compañía editora del periódico El País o la Cadena Ser.

La entrada en el capital de la cotizada se produce por "decisión de carácter patrimonial y estratégica", señalaron fuentes del entorno del empresario. "Es el resultado de acudir a la última ampliación de bonos convertibles en defensa de una participación no significativa (alrededor 3%) que poseía con anterioridad", dijeron tras negar que tuviera intención, por ahora, de reclamar un puesto en el consejo de administración.

La participación se ha canalizado a través de la patrimonial Gestión Naviera, con la que Adolfo Utor posee también el 100% de Baleària, y tiene un valor de mercado de algo más de 22 millones de euros, al cierre de la cotización de ayer. La entrada del empresario, afincado en Denia desde su niñez, se produce en pleno pulso soterrado por el control societario del grupo que, de momento, tiene a Oughourlian en posición dominante.

Por un lado, la consolidación de un grupo accionarial estable en torno a Amber, con el grupo de inversores afines al Gobierno alineados en Global Alconaba. Por el otro, accionistas como el grupo de medios francés Vivendi (11,7%) o la familia Polanco (7,6%). "Esta operación se ha realizado con voluntad de permanencia en el accionariado y, por tanto, no es una inversión especulativa. La inversión en Prisa es una decisión estratégica de Adolfo Utor, por su posición en el mercado y de confianza en el potencial crecimiento del valor", insistieron las mismas fuentes.

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Al contrario que otros competidores, como los Entrecanales o la familia Armas con Transmediterránea, Utor no ha naufragado con el negocio del ferri y el transporte de pasajeros y vehículos de carga por vía marítima. Su naviera es una historia de éxito que cubre todas las rutas de conexión de la Península con Baleares y Canarias, y compite con el resto de operadores en los enlaces con Marruecos y Argelia. Baleària lleva explorando además el mercado americano desde hace años, con una ruta entre Florida y Bahamas y tiene en marcha proyectos en Puerto Rico y República Dominicana. Trató también de posicionarse en la apertura de los tráficos desde Miami a Cuba en la etapa de Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos, pero esta vía quedó varada por la ausencia de avances tras la llegada de Donald Trump al poder federal.

Nacido en Alhucemas en 1961, hijo de una familia de represaliados del franquismo, se trasladó a Denia junto con su familia, donde su padre ejerció de profesor. Allí coqueteó con la política como dirigente de PSPV-PSOE, lo que le ha hecho arrastrar la imagen de naviero de ideario progresista bien relacionado con el Partido Socialista. Con buenas conexiones personales con dirigentes socialistas como Ximo Puig o Francina Armengol, ha cultivado también, no obstante, los contactos institucionales transversales.

Miembro de la influyente Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), que preside Vicente Boluda [con quien mantiene una discreta rivalidad], su carrera como empresario comenzó con la capitalización del subsidio de desempleo junto a otros directivos y marineros para hacerse a finales del siglo XX con la quebrada Flebasa, que cubría rutas en ferri entre Comunidad Valenciana y Baleares y dentro de las propias islas. Comenzó bautizando sus primeros barcos con los apellidos republicanos de Manuel Azaña o Miguel Hernández, pero las últimas y más modernas botaduras tienen nombre de mujeres relevantes: Eleanor Roosevelt, Margarita Salas o Cecilia Payne.

Baleària se ha convertido en una empresa generadora de liquidez para su propietario

Compitió por el tráfico de Baleares contra el exministro de Exteriores del Partido Popular, Abel Matutes, que tenía su propia compañía, Pitra, hasta que le ganó la partida y firmaron las paces con una integración del segundo en Baleària, donde mantuvo un minoritario 42,5% hasta 2021. En plena pandemia, con la familia Matutes concentrada en afianzar su negocio hotelero y tirando de reservas de caja acumuladas, Utor se hizo con el 100% de la naviera, dando por finalizada una relación de 17 años como socios.

Desde entonces, Baleària se ha convertido en una empresa generadora de liquidez para su propietario. En 2022, superó los 67 millones de euros de beneficio neto con 563 millones en ingresos. Un año después, aunque las ventas crecieron hasta 650 millones, los resultados se situaron en 40 millones de euros, como consecuencia del impacto del incremento de los costes financieros y aumento de costes por la apertura de nuevas rutas con África. Los beneficios de la naviera en la que comenzó amarrando barcos al muelle, y de la que ha llegado a ser el único propietario, le han permitido ahora embarcarse en nuevas aventuras financiero-mediáticas. Quién sabe si para adentrarse en aguas turbulentas o para domesticar las posibles tormentas.