El megaproyecto para abastecer Cataluña con energía verde de Aragón entra en vía muerta

El sueño de abastecer a Cataluña con energía verde producida en Aragón ha entrado en vía muerta. La empresa promotora de renovables Forestalia pretende levantar tres redes desde Zaragoza y Teruel que conectan con diversos puntos de alto consumo en la región catalana.

Para este megaproyecto, que suma 330 kilómetros de nuevas líneas de muy alta tensión (400kV) y es conocido como MAT, la compañía obtuvo en 2023 las correspondientes declaraciones de impacto ambiental otorgadas por el Ministerio para la Transición Ecológica. Sin embargo, estas llevaban un elevado número de condicionantes y exigencias que se están revelando inasumibles, aseguran varias fuentes al tanto de la situación.

Las fuentes consultadas señalan que hay exigencias "insalvables" para la viabilidad del proyecto, por lo que ven muy difícil que pueda continuar adelante, pese a las intenciones del grupo promotor. Hay, por ejemplo, requisitos como soterrar 70 kilómetros de una de las tres líneas o algunos otros condicionantes de cumplimiento con zonas de avifauna específica que dificultan casi de forma definitiva la puesta en marcha. A ello, además, hay que añadir que la potencia de generación que pretendían desarrollar para este proyecto en las dos provincias aragonesas se ha reducido considerablemente, con lo que los números cada vez cuadran menos.

Pese a todo, la compañía del empresario Fernando Samper no tira la toalla. Actualmente, aún está pendiente de algunas resoluciones que tiene que emitir la Generalitat de Catalunya. La firma se encuentra a la espera de dichos informes y, en caso de no recibirlos, ver qué acciones debe tomar después de haber enviado toda la documentación que se le ha requerido. La interinidad actual en el gobierno catalán, que se prevé se pueda estirar hasta después del verano, tras las elecciones del 12 de mayo, tampoco ayuda.

El proyecto contó con mucha oposición política desde el principio. Ni ayuntamientos que atraviesan las líneas de alta tensión, ni la Generalitat de Catalunya, ni el propio Gobierno han visto este desarrollo con buenos ojos. Pese a todo, la firma ha seguido adelante y ha logrado los permisos necesarios hasta ahora, pero las salvedades tornan su puesta en marcha en prácticamente imposible, detallan las fuentes consultadas.

Para tratar de superar las barreras políticas, Forestalia ha contratado a varios expolíticos catalanes que en su día tuvieron puestos de responsabilidad. Tres catalanes asesoran a la firma de renovables. Uno es el exconseller de la época de Artur Mas, Felip Puig, quien fue conseller de Medio Ambiente, Política Territorial y Obras Públicas, Interior y Empresa y Empleo. También opera en esta situación Josep Grau, exconseller de Agricultura, Ganadería y Pesca. Y cierra el equipo Pere Palacín, ex director general de Energía, Minas y Seguridad Industrial en la época de Quim Torra. A estos tres se sumó posteriormente Mercé Rius, la exdirectora del Instituto Catalán de Energía (ICAEN), un organismo que depende de la conselleria de Acció Climàtica.

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Pero por ahora no se acaban de dar los resultados. Fuentes conocedoras del proyecto lamentan la falta de responsabilidad en cuestiones tan estratégicas como la planificación energética de una región como Cataluña. Varias fuentes del sector sostienen que el desarrollo de energías renovables no ha sido una prioridad de la Generalitat, muy enfocada en otras cuestiones de índole política, como todo lo relacionado con el procés.

Con esta situación, Forestalia dio un paso al frente y pensó que había una oportunidad para abastecer a una de las regiones de mayor consumo con energías limpias desde Aragón, cuya capacidad de producir es mucho más amplia que su consumo interior, dada su amplia extensión, sol y viento. En un escenario de cierre planificado de las centrales nucleares (Cataluña tiene la mitad de la potencia atómica instalada), el plan pasaba por conectar ambas comunidades a través de tres líneas de alta tensión que no contempla la planificación de Red Eléctrica: Baix Cinca - Pierola (135 kilómetros), Valmuel - Begues (180 kilómetros) y Laluenga - Isona (23 kilómetros). La misma jugada se está intentando con líneas hacia País Vasco y Navarra.

A falta de la decisión definitiva, el proyecto tiene pocos visos de salir adelante, a tenor de la opinión de los que mejor conocen los entresijos del mismo. Mientras, el desarrollo de renovables en territorio catalán sigue siendo uno de los más lentos dentro de España.